tengo que lavar las copas.

Guardo el tajadero en el aparador, dejo las patas de rana en la despensa, echo los restos en el cubo de basura que Brezo le llevaria al Tejedor Abanico para sus cerdos, se lavo las manos y los brazos y lavo el cuchillo en la palangana, echo agua fresca y lavo las dos copas de las que ella y Gavilan habian estado bebiendo. Habia un tercer vaso en el armario y dos tazones de arcilla sin asas. Los coloco en la mesa y les sirvio vino a los visitantes; en la botella no quedaba mas que lo suficiente para servirles una vez a todos. Habian intercambiado miradas y no se habian sentado. La falta de sillas explicaba su gesto. Sin embargo, las normas de la hospitalidad los obligaban a aceptar lo que ella les ofrecia. Todos los nombres tomaron la copa o el tazon que ella les alcanzo con un cortes susurro. Despues de ofrecerle un brindis, bebieron.

—?Extraordinario! —dijo uno de ellos.

—Las Andrades…, la Ultima Cosecha —dijo otro, con los ojos muy abiertos.

Un tercero sacudio la cabeza. —Las Andrades…, el Ano del Dragon —dijo solemnemente.

El cuarto asintio y bebio otro trago, con reverencia.

El quinto, que habia sido el primero en hablar, alzo nuevamente su tazon de arcilla hacia Tenar y le dijo: —Senora, nos honrais con un vino de reyes.

—Era de Ogion —dijo ella—. Esta era la casa de Ogion. Esta es la casa de Aihal. ?Sabian eso los senores?

—Lo sabiamos, senora. El rey nos envio a esta casa, porque pensaba que el Archimago vendria aqui; y cuando la nueva de la muerte de su maestro llego a Roke y Havnor, estuvo mas seguro aun. Pero un dragon trajo al Archimago desde Roke. Y desde entonces no ha enviado ningun mensaje ni recado a Roke ni al rey. Y para el espiritu del rey es muy importante y para todos nosotros de gran interes el saber que el Archimago esta aqui, y que esta bien. ?Vino aqui, senora?

—No puedo decirlo —dijo ella, pero era una ambiguedad poco feliz, reiterada, y se daba cuenta de que eso era lo que pensaban los hombres. Se levanto y se quedo de pie detras de la mesa—. Lo que quiero decir es que no os lo dire. Si el Archimago desea venir, vendra. Si no desea que lo encuentren, no lo encontrareis. Indudablemente, no lo buscareis contra su voluntad.

El hombre de mas edad, y el mas alto, dijo: —Los deseos del rey son nuestros deseos.

El que habia hablado primero dijo en tono mas conciliatorio: —Solo somos mensajeros. Lo que pasa entre el rey y el Archimago de las Islas es asunto de ellos. Lo unico que pretendemos es transmitir el mensaje, y la respuesta.

—Si puedo, tratare de que reciba vuestro mensaje.

—?Y la respuesta? —pregunto el hombre de mas edad.

Ella no dijo nada y el que habia hablado primero dijo: —Nos quedaremos aqui por unos dias en la casa del Senor de Re Albi, quien, al enterarse de la llegada de nuestro navio, nos brindo su hospitalidad.

Sintio que le tendian una trampa o que un lazo se cerraba, aunque no sabia por que. La vulnerabilidad de Gavilan, su conciencia de su debilidad, se habian apoderado de ella. Turbada, se protegio tras su apariencia, su imagen de simple ama de casa, de madura ama de casa…, ?pero era una apariencia? Tambien era verdad, y ese tipo de cosas eran aun mas sutiles que los disfraces y las transformaciones de los hechiceros. Agacho la cabeza y dijo: —Los senores encontraran alli comodidades mas dignas de ellos. Como veis, aqui vivimos muy sencillamente, como vivia el viejo mago.

—Y bebeis vino de las Andrades —dijo el que habia reconocido la cosecha, un hombre apuesto, de ojos vivaces, con una sonrisa triunfante. Desempenando su papel, ella siguio con la cabeza gacha. Pero mientras se despedian e iban saliendo uno por uno, comprendio que, pareciera lo que pareciese y fuera lo que fuese, si aun no sabian que era Tenar la del Anillo, lo sabrian muy pronto; y asi descubririan que conocia al Archimago y que podria conducirlos a el, si estaban decididos a seguir buscandolo.

Cuando se hubieron marchado, lanzo un profundo suspiro. Brezo hizo otro tanto y por fin cerro la boca que habia tenido abierta todo el tiempo que ellos habian estado alli.

—Yo nunca —dijo, con un tono de profunda, plena satisfaccion, y salio a ver donde se habian metido las cabras.

Therru salio del lugar oscuro detras de la puerta, donde se habia parapetado para ocultarse de los desconocidos con la vara de Ogion y la rama de aliso de Tenar y su varilla de avellano. Se movia con esos gestos tensos y furtivos que casi habia abandonado desde que estaban alli, sin alzar los ojos, con la mitad desfigurada de la cara inclinada hacia el hombro.

Tenar se le acerco y se arrodillo para abrazarla. —Therru —dijo—, no te haran dano. No pretenden hacer dano.

La nina se negaba a mirarla. Dejo que Tenar la abrazara como a un trozo de madera.

—Si quieres, no permitire que vuelvan a entrar en la casa.

Despues de un rato, la nina se movio un poco y le pregunto con su voz aspera, gruesa: —?Que le van a hacer a Gavilan?

—Nada —dijo Tenar—. ?No le haran dano! Han venido… Lo que quieren es rendirle honores.

Pero ya comenzaba a vislumbrar lo que lograrian con su intento de rendirle honores: negar su perdida, impedirle sufrir por lo que habia perdido, obligarlo a actuar como aquel que habia dejado de ser.

Cuando solto a la nina, Therru se dirigio al armario y saco la escoba de Ogion. Barrio cuidadosamente el suelo alli donde habian estado los hombres de Havnor, borrando sus huellas, sacando el polvo de sus pies de la casa, del peldano de la entrada.

Mientras la miraba, Tenar tomo una decision.

Fue hasta el estante donde estaban los tres grandes libros de Ogion y se puso a escarbar. Encontro varias plumas de ganso y un frasco con tinta casi seca, pero ni un trozo de papel o pergamino. Apreto los dientes porque le parecia abominable estropear algo tan sagrado como un libro, y doblo y arranco una angosta tira de papel de la ultima pagina en blanco del Libro de las Runas. Se sento ante la mesa y mojo la pluma y comenzo a escribir. Ni la tinta ni las palabras salian facilmente. No habia escrito casi nada desde la epoca en que se sentaba ante esa misma mesa, hacia un cuarto de siglo, con Ogion observandola por encima del hombro, ensenandole las runas hardicas y las Grandes Runas de Poder. Escribio:

ve a granja de robles en vaye central

donde arroyo claro

di goha te envio a cuidar huerto y abejas

Demoro tanto en leerlo como habia tardado en escribirlo. Therru ya habia terminado de barrer y la observaba con interes.

Anadio dos palabras:

esta noche

—?Donde esta Brezo? —le pregunto a la nina mientras le hacia dos dobleces al papel—. Quiero que lleve esto a la casa de Tia Musgo.

Ansiaba ir ella misma, para ver a Gavilan, pero no queria arriesgarse a que la vieran ir alla, en caso de que estuviesen observandola para que los condujera a donde estaba.

—Yo voy —murmuro Therru. Tenar la miro severamente.

—Tendras que ir sola, Therru. Esta mas alla de la aldea.

La nina asintio.

—?Daselo solamente a el!

La nina asintio nuevamente.

Tenar escondio el papel en el bolsillo de la nina, la abrazo, la beso, la dejo partir. Therru salio sin encogerse ni caminar timidamente sino corriendo libremente, volando, penso Tenar al verla desaparecer por el

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