—Vere que puedo hacer —dije, y sali al pasillo.

Cuando regrese unos minutos despues, lo hice con dos vasos de cafe y cuatro donuts. Me detuve en el pasillo, no se por que, y mire dentro. Chutsky estaba inclinado hacia adelante, con los ojos cerrados, la mano de Deborah apretada contra su frente. Sus labios se movian, aunque no capte ningun sonido debido a los ruidos de las maquinas de respiracion asistida. ?Estaria rezando? Se me antojo algo de lo mas raro. Supongo que, en realidad, no le conocia muy bien, pero lo que sabia de el no encajaba con la imagen de un hombre creyente. En cualquier caso, era algo embarazoso, algo que no deseas ver, como a alguien hurgandose las narices con el dedo. Carraspee cuando me acerque a mi silla, pero no levanto la vista.

Aparte de decir algo en voz alta y tono jovial, y tal vez interrumpir su ataque de fervor religioso, no podia hacer nada constructivo, asi que me sente y ataque los donuts. Casi habia terminado el primero cuando Chutsky levanto al fin la vista.

—Hola —dijo—. ?Que has traido?

Le pase un cafe y dos donuts. Agarro el cafe con la mano derecha y paso el gancho a traves de los agujeros de los donuts.

—Gracias. —Sostuvo el cafe entre las rodillas y levanto la tapa con un dedo, mientras los donuts colgaban del gancho y daba un mordisco a uno de ellos—. Mmmm —dijo—. No habia comido todavia. Esperaba la llamada de Deborah, y tal vez habria ido a comer con vosotros, pero… —Entonces, enmudecio y dio otro bocado al donut.

Comio sus donuts en silencio, salvo por algun ocasional sorbo de cafe, y yo aproveche ese tiempo para terminar los mios. Cuando hubimos acabado, continuamos sentados y contemplando a Deborah como si fuera nuestro programa de television favorito. De vez en cuando, alguna maquina emitia un ruido raro y ambos la mirabamos. Pero nada cambio. Deborah siguio tendida con los ojos cerrados, respirando lenta y entrecortadamente, con el sonido a lo Darth Vader de su respirador como acompanamiento.

Estuve sentado durante una hora, como minimo, y mis pensamientos no se transformaron en alegres y optimistas de un momento a otro. Por lo que yo sabia, los de Chutsky tampoco. No estallo en lagrimas, pero parecia cansado y algo ceniciento, peor que nunca, salvo cuando le habia rescatado del hombre que le corto la mano y el pie. Supongo que mi aspecto no era mucho mejor, aunque no era lo que mas me preocupaba, ni ahora ni en cualquier otro momento. La verdad, no invertia mucho tiempo en preocuparme por nada. En planificar si, en asegurar que todo saliera bien en mis Noches Libres Especiales. Pero preocuparse parecia una actividad emocional mas que racional, y hasta ahora no habia logrado arrugar mi frente.

Pero ahora… Dexter preocupado. Era un pasatiempo que te enganchaba con una facilidad pasmosa. Le cogi el tranquillo enseguida, y tuve que reprimir la tentacion de mordisquearme las unas de los dedos.

Se pondria bien, por supuesto. ?Verdad? «Demasiado pronto para saberlo» empezaba a sonar ominoso. ?Podia confiar al menos en esa afirmacion? ?No existia un protocolo, un procedimiento medico habitual para informar a los parientes proximos de que sus seres queridos estaban agonizando o a punto de convertirse en vegetales? ?Empezaban advirtiendoles de que las cosas tal vez no saldrian bien («demasiado pronto para saberlo»), para luego informarles poco a poco de que todo sale siempre mal?

Pero ?no habia una ley que exigia a los medicos decir la verdad sobre estas cosas? ?O era pura mecanica rutinaria? ?Existia algo parecido a la verdad, desde un punto de vista medico? No tenia ni idea. Este mundo era nuevo para mi, y no me gustaba, pero fuera cual fuera la verdad era demasiado pronto para saberlo, y tendria que esperar y, cosa sorprendente, no era tan bueno para eso como habia imaginado.

Cuando mi estomago empezo a grunir de nuevo, decidi que debia ser de noche, pero un vistazo a mi reloj me informo de que todavia faltaban unos minutos para las cuatro.

Veinte minutos despues, el Tipo de Chutsky llego desde Bethesda. Yo no habia sabido que esperar, pero desde luego no aquello. El Tipo mediria un metro sesenta y cinco, era calvo y tripudo, con gruesas gafas de montura dorada, y entro con dos de los medicos que habian atendido a Deborah. Le seguian como dos crios de instituto a la reina del baile de gala, ansiosos por hacer hincapie en cosas que le hicieran feliz. Chutsky se puso en pie de un brinco cuando entro.

—?Doctor Teidel! —exclamo.

Teidel saludo con un cabeceo a Chutsky y dijo «Fuera», con un movimiento de cabeza que me incluyo a mi.

Chutsky asintio y me agarro del brazo, y mientras me sacaba de la habitacion Teidel y sus dos satelites ya estaban apartando la sabana para examinar a Deborah.

—Ese tipo es el mejor —me comento, y aunque no dijo en que era el mejor, yo di por sentado que debia ser algo relacionado con la medicina.

—?Que va a hacer? —le pregunte. El se encogio de hombros.

—Lo que haga falta —contesto—. Vamos a comer algo. No nos haria gracia ver esto.

Lo cual no sono muy tranquilizador, pero era evidente que Chutsky se sentia mejor ahora que Teidel habia tomado las riendas del asunto, de modo que le segui hasta una cafeteria pequena y abarrotada de la planta baja del aparcamiento. Nos encajamos en una pequena mesa del rincon y comimos bocadillos, y aunque yo no le pregunte nada, el me conto algunas cosas del medico de Bethesda.

—Ese tipo es asombroso —me dijo—. Hace diez anos me recompuso. Estaba en un estado mucho peor que el de Deborah, creeme, y volvio a colocar todas las piezas en su sitio y logro que funcionaran.

—Lo cual es casi igual de importante —senale, y Chutsky asintio como si estuviera escuchandome.

—Palabra de honor —replico—, Teidel es el mejor. ?Has visto como le trataban los demas medicos?

—Como si quisieran lavarle los pies y pelarle las uvas —conteste.

Chutsky emitio una silaba de educada carcajada, «Uj», y una sonrisa igualmente breve.

—Ella se pondra bien —dijo—. Seguro.

Pero no supe si estaba intentando convencerse a si mismo o a mi.

13

El doctor Teidel estaba en la sala de descanso del personal cuando regresamos de comer. Se hallaba sentado a una mesa bebiendo una taza de cafe, lo cual se me antojo extrano e indecoroso, como un perro dispuesto ante una mesa sosteniendo cartas de poker en las patas. Si Teidel iba a ser el salvador milagroso, ?como era posible que hiciera cosas humanas? Y cuando levanto la vista al oirnos entrar, sus ojos tambien me parecieron humanos, cansados, sin el brillo de la llama de la inspiracion divina; y sus primeras palabras tampoco me embargaron de admiracion.

—Es demasiado pronto para estar seguros —dijo a Chutsky, y yo agradeci la leve variacion en el mantra medico acostumbrado—. Aun no hemos llegado al punto critico verdadero, y eso podria cambiarlo todo. —Sorbio su cafe—. Es joven, fuerte. Los medicos de aqui son muy buenos. Esta en buenas manos. Pero las cosas pueden salir mal.

—?Hay algo que usted pueda hacer? —pregunto Chutsky, en tono muy vacilante y humilde, como si estuviera pidiendo a Dios una bicicleta nueva.

—?Se refiere a una operacion magica o a un tratamiento nuevo fantastico? —dijo Teidel. Bebio mas cafe—. No. Ni una cosa ni otra. Tendra que esperar. —Consulto su reloj y se levanto—. He de coger un avion.

Chutsky se inclino hacia delante y estrecho la mano de Teidel.

—Gracias, doctor. Le estoy muy agradecido. Gracias.

Teidel libero la mano de la presa de Chutsky.

—De nada —replico, y se encamino hacia la puerta.

Ambos le vimos salir.

—Me siento muchisimo mejor —comento Chutsky—. Que haya venido ha sido increible. —Me miro como si yo hubiera dicho algo desdenoso—. En serio. Se pondra bien.

Ojala yo me sintiera tan seguro como el. No sabia si Deborah iba a ponerse bien. Queria creerlo con todas mis fuerzas, pero no soy tan bueno en autoenganarme como la mayoria de los humanos, y siempre he sabido que si las cosas pueden elegir una direccion, sera casi siempre montana abajo.

De todos modos, era algo que no podia decir en la UCI sin provocar cierta cantidad de sentimientos

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