El capitan Matthews confirmo mi opinion al instante.
—Esto es una conversacion informal —declaro—. Solo para, hum, ejem…
El desconocido volvio sus grandes y crispados ojos hacia el capitan, con una expresion algo fulminante, y despues me miro.
—Represento a Alex Doncevic —me solto.
El nombre no significaba nada para mi, pero lo expreso con tal serena conviccion que me convencio de que deberia conocerlo, de modo que asenti.
—Ah, de acuerdo —replique.
—En primer lugar —anuncio—, exijo su inmediata puesta en libertad. Y en segundo… —Hizo una pausa, en apariencia para obrar un efecto dramatico y permitir que su justa ira estallara y arrasara la sala—. En segundo lugar —continuo, como si se estuviera dirigiendo a una multitud que llenara un gran anfiteatro—, estamos examinando la posibilidad de presentar una querella por danos y perjuicios.
Parpadee. Todo el mundo me estaba mirando, asi que yo debia ser un elemento importante en algo terrible, pero no tenia ni idea de que era.
—Lo siento —dije.
—Escucha —tercio Matthews—, solo estamos sosteniendo una conversacion preliminar informal. Porque el senor Simeon, aqui presente, hum, ocupa una posicion muy respetable en la comunidad. Nuestra comunidad — recalco.
—Y porque su cliente esta detenido por varios delitos mayores —preciso Irene Capuccio.
—Detenido ilegalmente —opuso Simeon.
—Eso habra que verlo —replico Capuccio. Cabeceo en mi direccion—. Es posible que el senor Morgan arroje alguna luz sobre las circunstancias.
—De acuerdo —tercio Matthews—. No empecemos, hum… —Apoyo ambas manos sobre la mesa de conferencias, con las palmas hacia abajo—. Lo importante es… ?Eh, Irene?
Capuccio asintio y me miro.
—?Puede contarnos con toda exactitud que paso ayer, antes de la agresion a la detective Morgan?
—Sabes que nunca aceptarian eso en el tribunal Irene —intervino Simeon—. ?Agresion? Venga ya.
Capuccio le miro con frialdad y sin parpadear durante lo que parecio muchisimo tiempo, pero solo debieron ser unos diez segundos.
—De acuerdo —dijo, y se volvio hacia mi—. ?Antes de que su cliente apunalara a Deborah Morgan? No va a negar que la apunalo, ?verdad? —le pregunto a Simeon.
—Escuchemos lo que paso —replico este con una sonrisa tensa.
Capuccio cabeceo en mi direccion.
—Adelante —me insto—. Empiece por el principio.
—Bien —dije, y no pude decir nada mas. Sentia todos los ojos clavados en mi y el tictac del reloj, pero no se me ocurria nada mas convincente que decir. Era agradable saber por fin quien era Alex Doncevic. Siempre es bueno saber el nombre de las personas que apunalan a tus familiares.
Pero fuera quien fuera, el nombre de Alex Doncevic no constaba en la lista que Deborah y yo estabamos investigando. Habia llamado a aquella puerta en busca de alguien llamado Brandon Weiss…, ?y la habia apunalado otra persona, que presa del panico habia intentado matarla y huir nada mas ver su placa?
Dexter no exige que la vida se desarrolle siempre de una manera razonable. Al fin y al cabo, vivo aqui, y se que la logica, no. Pero esto era absurdo, a menos que aceptara la idea de que, si llamas a puertas al azar en Miami, una de cada tres personas que la abran estara dispuesta a matarte. Si bien esta idea poseia un gran atractivo, no me parecia muy probable.
Y para colmo, en aquel momento, el motivo por el que lo hizo no era tan importante como el hecho de que Doncevic habia apunalado a Deborah. Aunque no tenia ni idea de por que eso habia provocado una reunion de tal magnitud. Matthews, Capuccio, Salguero… Esta gente no se reunia a tomar cafe cada dia.
Por lo tanto, sabia que algo desagradable se estaba gestando, y dijera lo que dijera iba a influir en ello, pero como no sabia de que se trataba, que podia decir para mejorar la situacion. Habia demasiada informacion que no llevaba a ninguna parte, y ni siquiera mi gigantesco cerebro daba abasto. Carraspee, con la esperanza de que me concediera algo de tiempo, pero termino en escasos segundos, y todos continuaban mirandome.
—Bien —repeti—. Hum, ?el principio? Se refiere a, hum…
—Fueron a interrogar al senor Doncevic —dijo Capuccio.
—No, hum… En realidad, no.
—En realidad, no —repitio Simeon, como si alguno de nosotros desconociera el significado de aquellas palabras—. ?Que significa «en realidad, no»?
—Fuimos a interrogar a alguien llamado Brandon Weiss —replique—. Doncevic abrio la puerta.
Capuccio asintio.
—?Que dijo cuando la sargento Morgan se identifico?
—No lo se —conteste.
Simeon miro a Capuccio y solto «Tactica de cerrojo» en un susurro muy alto. Ella desecho su comentario con un ademan.
—Senor Morgan —continuo la mujer, y bajo la vista hacia el expediente que tenia delante—. Dexter. —Me dedico un brevisimo tic facial que debio confundir con una sonrisa calida—. No estas bajo juramento, no te has metido en ningun lio. Solo necesitamos saber que ocurrio antes del apunalamiento.
—Lo comprendo —dije—, pero yo estaba en el coche.
Simeon se puso casi en posicion de firmes.
—En el coche —repitio—. No en la puerta con la sargento Morgan.
—Exacto.
—De modo que no oyo lo que se dijo… ni lo que no se dijo —continuo, y alzo tanto una ceja que casi habria podido pasar por un diminuto tupe sobre aquella cabeza calva tan reluciente.
—Exacto.
Capuccio se inclino hacia delante.
—Pero afirmaste en tu declaracion que la sargento Morgan enseno su placa.
—Si —afirme—. La vi hacerlo.
—Y el estaba sentado en el coche. ?A que distancia? —pregunto Simeon—. ?Sabes que podria hacer con eso en el tribunal?
Matthews carraspeo.
—No perdamos, hum… El tribunal no es, hum… No hemos de dar por sentado que esto terminara en los tribunales —dijo.
—Yo estaba muchisimo mas cerca cuando intento apunalarme —prosegui, con la esperanza de ser un poco util.
Pero Simeon desecho mis palabras con un ademan.
—Defensa propia —argumento—. ?Si ella no se identifico como agente de la ley de la manera apropiada, mi cliente tenia derecho a defenderse!
—Ella le enseno su placa, estoy seguro —insisti.
—Usted no puede estar seguro. ?Desde quince metros de distancia, no!
—Yo lo vi —dije, con la esperanza de no parecer irritable—. Ademas, Deborah nunca se olvidaria de eso. Conoce el procedimiento correcto desde que empezo a caminar.
Simeon agito en mi direccion un largo dedo indice.
—Esa es otra cosa que no me gusta del caso. Exactamente, ?cual es su relacion con la sargento Morgan?
—Es mi hermana.
—Su hermana —dijo, en un tono como diciendo, «su malvado esbirro». Sacudio la cabeza de forma teatral y paseo la vista alrededor de la sala. Habia conseguido atraer la atencion de todo el mundo, y no cabia duda de que se lo estaba pasando en grande—. Esto se pone cada vez mejor —aventuro, con una sonrisa mucho mas encantadora que la de Capuccio.
Salguero hablo por primera vez.
—Deborah Morgan tiene un expediente impecable. Procede de una familia de policias, y esta limpia en todos