Titubee un momento, parado junto al coche, y me pregunte seria capaz de improvisar mientras bailaba. Esa incertidumbre hizo mella en mi armadura y me dejo inmovil sobre un pie en la peligrosa oscuridad, sin atreverme a avanzar.

Pero eso era una senal de estupidez y debilidad, y una equivocacion. Algo indigno de Dexter. El Verdadero Dexter vivia en la Oscuridad, resucitaba en la noche afilada, disfrutaba acuchillando las sombras. ?Quien era aquel tipejo irresoluto? Dexter no vacila.

Mire el cielo nocturno y lo aspire. Mejor todavia: solo habia un pedazo de luna amarilla putrefacta, pero me abri a ella y me lanzo un aullido, y la noche batio en mis venas, vibro en las yemas de mis dedos y canto en la piel tensa de mi cuello, y note que todo cambiaba, todo revirtio en lo que Debemos ser para hacer lo que Deseamos hacer, y despues nos Sentimos preparados para ello.

El momento habia llegado, esta era la noche, era la Danza del Oscuro Dexter, y los pasos fluirian de nuestros pies como siempre habian sabido que sucederia.

Y las alas negras se desplegaron desde el interior, abarcaron el cielo nocturno y nos impulsaron hacia delante.

Nos deslizamos a traves de la noche, dimos la vuelta a la manzana, inspeccionamos toda la zona. Al final de la calle habia una callejuela, y nos adentramos en su oscuridad aun mas profunda, un atajo hacia la parte posterior del edificio de Doncevic. Habia una furgoneta baqueteada aparcada en un area de carga y descarga bien disimulada detras. Un veloz y seco susurro del Pasajero, Mira: asi sacaba los cuerpos y los trasladaba a los puntos donde los exponia. Pronto, el se iria por el mismo camino.

Dimos toda la vuelta y no descubrimos nada alarmante en la zona. Un restaurante etiope en la esquina. Musica a todo volumen a tres puertas de distancia. Y entonces, llegamos a la puerta principal y llamamos al timbre. El abrio la puerta y se quedo un momento sorprendido antes de que nos lanzaramos sobre el, le pusieramos boca abajo sobre el suelo con el nudo alrededor del cuello y le cubrieramos la boca con cinta adhesiva, tras lo cual le atamos las manos y los pies con ella. Cuando estuvo inmovilizado por completo, registramos a toda prisa la vivienda y no encontramos a nadie mas. Si que encontramos algunos articulos interesantes. Algunas herramientas estupendas en el cuarto de bano, justo al lado de una banera de buen tamano. Sierras, tijeras y toda la pesca, adorables Juguetes de la Hora de Recreo de Dexter, y no cabia duda de que era el fondo de porcelana blanca de la pelicula casera que habiamos visto en la Oficina de Turismo, la prueba, la unica prueba que necesitabamos en esta noche de necesidad. Doncevic era culpable. Habia estado parado al lado de la banera sosteniendo aquellas herramientas, tras hacer cosas impensables, justo las cosas impensables que nosotros estabamos pensando hacerle a el.

Le arrastramos hasta el cuarto de bano, le acercamos a la banera, y entonces nos paramos un momento. Un susurro muy tenue pero insistente insinuaba que no todo era correcto, escalo nuestra espina dorsal e invadio nuestra dentadura. Metimos a Doncevic en la banera, cabeza abajo, y registramos toda la casa una vez mas. No habia nada ni nadie, todo iba bien, y la voz muy alta del Oscuro Pasajero estaba ahogando el debil susurro, exigiendo de nuevo que volvieramos a bailar con Doncevic.

De modo que volvimos a la banera y pusimos manos a la obra. Nos dimos un poco de prisa porque estabamos en un lugar desconocido y no habiamos planificado nada, y tambien porque Doncevic dijo algo extrano antes de que le arrebataramos para siempre el don del habla. «Sonrie», dijo, lo cual nos enfurecio, y no tardo en ser incapaz de volver a hablar nunca mas. Pero fuimos minuciosos, oh, si, y cuando terminamos, nos sentimos muy satisfechos de un trabajo bien hecho. Todo habia ido muy bien, y habiamos dado un gran paso adelante en conseguir que las cosas volvieran a ser como antes.

Y lo fueron hasta que todo termino, y solo quedaron unas cuantas bolsas de basura y una pequena gota de la sangre de Doncevic en una placa de cristal, para mi caja de palisandro.

Y como siempre, me senti mucho mejor despues.

15

Fue a la manana siguiente cuando las cosas empezaron a desenmaranarse.

Entre en el trabajo cansado pero satisfecho de las agradables actividades que me habia deparado la noche. Acababa de instalarme con una taza de cafe para atacar un monton de papeles, cuando Vince Masuoka asomo la cabeza por la puerta.

—Dexter.

—El unico y verdadero —conteste con mi habitual modestia.

—?Te has enterado? —pregunto, con una irritante sonrisa de autosuficiencia.

—Me entero de muchas cosas, Vince —repuse—. ?A cual te refieres?

—Al informe de la autopsia —contesto. Y como, al parecer, era importante para el mostrarse lo mas irritante posible, no dijo nada mas, y se limito a mirarme expectante.

—De acuerdo, Vince —dije por fin—. ?Que informe de que autopsia del cual no estoy enterado cambiara mi punto de vista sobre todas las cosas?

Fruncio el ceno.

—?Que? —pregunto.

—He dicho que no, que no me he enterado. Haz el favor de decirmelo.

Sacudio la cabeza.

—Creo que no has dicho eso —contesto—, pero de todos modos, ?sabes esos extravagantes cadaveres de diseno, llenos de frutas y otras cosas?

—?Los de South Beach y de los Jardines Fairchild?

—Exacto —replico—. Los llevan al deposito de cadaveres para la autopsia, y el medico forense dice, caramba, que bien, han vuelto.

No se si os habeis fijado en esto, pero es muy posible que dos seres humanos sostengan una conversacion en la que uno o ambos de los implicados no tengan ni la menor idea de que estan hablando. Tuve la impresion de que me encontraba en una de aquellas charlas intrigantes, puesto que hasta el momento lo unico que habia sacado en limpio de mi conversacion con Vince era un profundo sentimiento de irritacion.

—Vince —le pedi—, haz el favor de utilizar palabras cortas y sencillas, y explicame que estas tratando de decir, antes de que me obligues a romperte una silla en la cabeza.

—Solo estoy diciendo —continuo, lo cual, al menos era cierto y sencillo de comprender, al menos de momento—, que el medico forense recibe esos cuatro cuerpos y afirma que los robaron de aqui. Y que ahora han vuelto.

Dio la impresion de que el mundo se inclinaba un poco, y de que una espesa niebla gris se posaba sobre todas las cosas y dificultaba la respiracion.

—?Los cuerpos fueron robados del deposito de cadaveres? —le pregunte.

—Si.

—?Significa que ya estaban muertos, y que alguien se los llevo para hacerles cosas raras?

Vince asintio.

—Es lo mas demencial que he oido en mi vida —reconocio—. O sea, ?robar cuerpos del deposito de cadaveres, para jugar asi con ellos?

—Pero el que lo hizo no los asesino —dije.

—No, todos habian fallecido de muerte accidental, y estaban tirados sobre las planchas de marmol.

«Accidental» es una palabra terrible. Significa todas las cosas a las que me he opuesto durante toda mi vida: es aleatorio, desordenado, no planificado y, por tanto, peligroso. Es esta palabra la que conseguira que algun dia me pillen, porque pese a toda la cautela del mundo, siempre puede ocurrir algo accidental y, en este mundo de probabilidades caoticas, siempre es asi.

Y acababa de suceder. Anoche habia llenado media docena de bolsas de basura con alguien que era, mas o menos, accidentalmente inocente.

—De modo que no fueron asesinatos —murmure.

Vince se encogio de hombros.

—Siguen siendo delitos —objeto—. Robo de cuerpos, profanacion de cadaveres, algo por el estilo. (?Poner

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