—Hola, tio Gus —saludo.

—Hola, Debbie —contesto este—. Cada dia estas mas guapa.

Debs fruncio el ceno. Ya entonces se sentia avergonzada por su belleza, y no le gustaba que se lo recordaran.

—Gracias —gruno.

—Ven a la cocina —dijo Harry. Tomo a Gus del codo y se lo llevo.

Sabia muy bien que Harry se estaba llevando a Gus a la cocina para impedir que Deborah y yo escucharamos lo que iban a decir, y como es natural eso me dio ganas de querer oir toda la conversacion. Y como Harry no habia dicho de manera especifica «Quedaos aqui y no escucheis…», no seria como escuchar a escondidas.

De modo que me levante de delante de la tele como si tal cosa y me dirigi al cuarto de bano por el pasillo. Me detuve a mitad de camino y mire hacia atras. Deborah ya estaba absorta en el siguiente programa, asi que me refugie en un pequeno cerco de sombras y escuche.

—… los tribunales se encargaran de ello —estaba diciendo Harry.

—?Como lo han hecho hasta el momento? —le espeto Gus, mas irritado que nunca—. Venga ya, Harry, sabes que no sera asi.

—Nosotros no somos vigilantes, Gus.

—Tal vez deberiamos serlo, maldita sea.

Siguio una pausa. Oi que la puerta de la nevera se abria, y despues el sonido de una lata de cerveza al abrirse. Transcurrio otro momento en silencio.

—Escucha, Harry —dijo Gus por fin—, hace mucho tiempo que somos policias.

—Pronto se cumpliran veinte anos —reconocio Harry.

—Y desde el primer dia de trabajo, ?no te diste cuenta de que el sistema no funciona? ?Que los capullos mas grandes siempre encuentran una manera de zafarse de la carcel y volver a las calles, eh?

—Eso no significa que tengamos derecho a…

—Entonces, ?quien tiene derecho, Harry? Si no somos nosotros, ?quien?

Siguio otra larga pausa. Por fin, Harry hablo, en voz muy baja, y tuve que esforzarme por distinguir las palabras.

—Tu no estuviste en Vietnam —dijo. Gus no contesto—. Algo que aprendi alli es que algunas personas son capaces de matar a sangre fria y otras no. Aunque la mayoria no podemos. No es bueno para ti.

—?Estas diciendo que me das la razon, pero que no puedes hacerlo? Si alguien lo ha merecido en este mundo, Harry, Otto Valdez…

—?Que estas haciendo?

La voz de Deborah sono a unos veinte centimetros de mi oido. Pegue un bote tan fuerte que me golpee la cabeza contra la pared.

—Nada.

—Un lugar muy curioso para no hacer nada —me interpelo, y como no mostro la menor inclinacion a moverse, decidi que habia terminado de escuchar y volvi al pais de los zombis, delante de la tele. Habia oido lo suficiente para comprender lo que estaba pasando, y me sentia fascinado. El querido y bondadoso tio Gus queria matar a alguien, y queria que Harry le ayudara. Mi cerebro daba vueltas de entusiasmo, y buscaba freneticamente una manera de convencerles de que me dejaran participar…, o al menos mirar. ?Que habia de malo en ello? ?Era casi un deber civico!

Pero Harry se nego a ayudar a Gus, y un rato mas tarde este se fue de casa con el aspecto de alguien que se ha quedado sin aire. Harry volvio a la tele conmigo y con Debs, y dedico la siguiente media hora a intentar ponerse la cara de felicidad.

Dos dias despues encontraron el cadaver de Gus. Le habian mutilado y decapitado, y tal vez torturado.

Tres dias despues, sin que yo lo supiera, Harry descubrio mi pequeno cementerio de animales domesticos bajo los matorrales del patio trasero. Durante las dos semanas siguientes le sorprendi mirandome en mas de una ocasion con la cara de trabajo puesta. En aquel momento no supe por que, y era bastante amedrentador, pero yo era demasiado pardillo para poder articular una frase como, papa, ?por que me estas mirando con esa particular expresion?

Y en cualquier caso, descubri muy pronto el Por Que. Tres semanas despues de que tio Gus encontrara su prematuro fin, Harry y yo fuimos de acampada a Elliott Key, y con unas sencillas frases (empezando con «Eres diferente, hijo»), lo cambio todo para siempre.

Su plan. Su proyecto para Dexter. Su hoja de ruta perfectamente trazada, cuerda y sensata para que pudiera sentirme por siempre de maravilla.

Y ahora me habia salido del Camino, y tomado un breve y peligroso desvio. Casi podia verle sacudir la cabeza y volver hacia mi sus frios ojos azules.

—Hemos de enderezarte —habria dicho el.

17

Un ronquido particularmente sonoro de Chutsky me devolvio al presente. Fue lo bastante fuerte para que una de las enfermeras asomara la cabeza por la puerta, y despues comprobara todas las esferas, medidores y maquinas antes de desaparecer de nuevo, con una suspicaz mirada a los dos, como si hubieramos hecho a proposito un ruido terrible con el fin de desbaratar sus maquinas.

Deborah movio un poco una pierna, lo suficiente para demostrar que aun estaba viva, y yo regrese del camino sinuoso de la memoria. En algun lugar habia alguien culpable de haber apunalado a mi hermana. Eso era lo unico que importaba. Alguien lo habia hecho. Era un cabo suelto grande y descuidado que necesitaba eliminar. Porque pensar en una pieza tan grande inacabada y sin castigar me daba ganas de limpiar la cocina y hacer la cama. Era desagradable, vulgar y ordinario, y a Dexter no le gusta el desorden.

Otro pensamiento asomo la nariz en la habitacion. Intente ahuyentarlo, pero siguio insistiendo, meneando la cola y exigiendo que lo mimara. Y cuando lo hice, me parecio un buen pensamiento. Cerre los ojos e intente reproducir la escena una vez mas. La puerta se abre y queda abierta, mientras Deborah ensena su placa y despues cae. Y sigue abierta cuando llego a su lado…

… lo cual significa que alguien podria haber estado dentro mirando. Y eso significaba que, en algun sitio, podia haber alguien que supiera que aspecto tenia yo. Una segunda persona, tal como el detective Coulter habia sugerido. Era un poco insultante admitir que un tonto de baba como Coulter pudiera tener razon en algo, pero al fin y al cabo, Isaac Newton no rechazo la gravedad solo porque la manzana tuviera un coeficiente intelectual bajo.

Y por suerte para mi autoestima, yo iba un paso por delante de Coulter, porque tal vez conociera el nombre de esa segunda hipotetica persona. Habiamos ido a interrogar a un tal Brandon Weiss sobre sus amenazas a la Oficina de Turismo, y acabamos con Doncevic. Por lo tanto, es posible que hubiera dos, que vivieran juntos…

Otro pequeno tren entro renqueante en la estacion: Arabelle, la mujer de la limpieza de Joe's, habia visto a dos turistas gais, provistos de camaras. Y yo a dos hombres que encajaban con su descripcion en los Jardines Fairchild, tambien con camaras, filmando a la multitud. Una pelicula de la escena del crimen llegada a la Oficina de Turismo habia desencadenado todo esto. No era concluyente, pero si un bonito principio, y me sentia contento, pues demostraba que Cyber-Dex estaba recuperando cierto numero de funciones mentales.

Y como para demostrarlo, se me ocurrio una idea mas. Dando otro paso adelante, si este hipotetico Weiss habia seguido la historia a traves de los medios de comunicacion, lo cual parecia muy probable, sabria quien era yo, y cabia la posibilidad de que me considerara una persona con la que valia la pena hablar, en el estricto sentido Dexteriano de la palabra. ?O seria Dexteroso? Probablemente no. No era un pensamiento agradable, y no me embargo de buen humor. Significaba que, o bien tendria que defenderme con exito cuando se presentara, o deberia permitir que se sincerara conmigo. En cualquier caso se armaria un cirio, apareceria un cadaver y habria mucha publicidad, todo ello relacionado con mi identidad secreta, Dexter el Madrugador, lo cual era algo que yo deseaba evitar a toda costa.

Todo lo cual conducia a una conclusion muy sencilla: tenia que encontrarle antes.

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