plataformas de sacos de arena, y el abogado de los demandantes dice que, al pasar por detras de los sacos de cemento, debio de golpearlos desde el otro lado. El conductor lo niega. Dice que el estuvo toda la manana en el otro extremo del almacen.
– ?Que le paso al chico?
– Quedo boca abajo, sepultado por los sacos. Algunos se abrieron y el cemento se salio. Fractura de una pierna y un brazo pero lo peor fue la falta de oxigeno.
– ?Y como esta?
– Su abogado dice que como un nino pequeno.
–
– Sus padres. Va a necesitar atencion toda la vida y ellos no quieren que lo internen en un hospital del Estado.
Brunetti asintio: ningun padre querria eso para su hijo. Ni para si mismo. Ni para el vecino de enfrente.
– ?Que mas?
– El abogado me dijo que al principio Puntera hizo una oferta a la familia para que retiraran la demanda. Ellos se negaron, y fueron a juicio, pero ha habido complicaciones desde el primer dia. Retrasos y aplazamientos.
– Ya -dijo Brunetti. Miro el papel y vio que el accidente habia ocurrido hacia mas de cuatro anos. ?Y donde estara el hasta que se resuelva el caso?
– En el hospital de Mestre, pero el fin de semana la familia se lo lleva a casa.
– ?Y que pasara? -pregunto Brunetti, a pesar de comprender que ella no tenia por que saberlo.
Ella se encogio de hombros.
– Tendran que aceptar la oferta de Puntera. Cualquiera sabe cuando llegara el fallo. Algunos casos civiles llevan ocho anos de espera. De modo que acabaran por claudicar. Son personas que no pueden estar pagando a abogados durante anos.
– ?Y el chico?
– El abogado dice que para todos ellos lo mejor seria que muriera, y tambien lo mejor para el.
Brunetti dejo pasar un rato antes de preguntar:
– ?Y el otro caso?
– Tambien se refiere a los almacenes. El no es el dueno, los tiene alquilados, y el propietario quiere echarlo para construir apartamentos.
– Pronto -dijo Brunetti lanzando en derredor una mirada suplicante-, por favor, que alguien me cuente una historia que yo no haya oido antes en Venecia.
Pasando por alto esas palabras, ella continuo:
– Asi que, mientras el caso se va demorando, el puede seguir utilizando los almacenes.
– ?Cuanto hace que dura este caso?
– Tres anos. Una vez, hasta saco a la calle a sus trabajadores para que fueran a protestar delante de Ca' Farsetti, frente a la puerta que suele utilizar el alcalde.
– ?Y Su Excelencia? ?Que tactica utilizo con ellos?
– ?Se refiere a como apaciguo a los trabajadores haciendoles comprender que estaba del lado de sus patronos?
Brunetti alzo las manos en ademan de reverencia, como si acabara de hablar la Sibila de Cumas:
– Nunca habia oido definir con tanta precision la filosofia politica de ese hombre.
– Esta vez nuestro querido alcalde eludio la confrontacion -explico ella-. Alguien debio de advertirle de que solo eran cinco trabajadores; no valia la pena tomarse la molestia.
– ?Y que hizo?
– Uso la puerta lateral.
– Otra prueba de su genialidad. ?Y el caso?
– Parece ser que Puntera ha encontrado locales mas grandes en Mestre y trasladara alli los almacenes el ano que viene.
– ?Y mientras tanto?
– Probablemente, el caso seguira arrastrandose por los juzgados -dijo ella, como si esto fuera lo mas natural del mundo.
Por curiosidad, el pregunto:
– ?Y los otros casos de la lista? ?Ha encontrado algo?
– No,
– No haga nada por el momento -decidio Brunetti-. Si habla otra vez con su amigo del Tribunale, trate de averiguar si sabe algo de la vida privada de Fontana.
– Por lo poco que pude observar el otro dia en el cafe, me sorprenderia que tuviera vida privada -dijo ella con seriedad.
– Quiza sea mas exacto decir vida secreta -puntualizo Brunetti. Ella lo miro pero no dijo nada, y el prosiguio-: Rizzardi ha encontrado una prueba que indica que era gay.
El la vio acusar sorpresa y reprocesar las impresiones recogidas durante su breve encuentro con Fontana.
– «Oh, los que teneis ojos y no veis» -dijo poniendo la cara entre las manos y moviendo la cabeza-. Pues, claro. Claro.
Brunetti callaba, a fin de darle tiempo de examinar todas las posibilidades. Cuando la vio levantar la cabeza, le pregunto:
– Dada esta circunstancia, ?como interpreta ahora su aparente adoracion por la jueza Coltellini?
En lugar de responder, ella apoyo la barbilla en la palma de la mano y se oprimio el labio inferior con los de- dos, en la actitud que adoptaba para sumirse en sus pensamientos. El la dejo entregada a la meditacion y se acerco a la ventana, pero tambien alli estaba inerte el aire.
– O bien ella sabia algo de el y lo callaba, o bien le habia hecho un favor y el queria pagarselo de algun modo -la oyo decir a su espalda. El no respondio, esperando que ella continuara-. Me parecio una forma exagerada de gratitud -anadio.
– ?Pudo influir el hecho de que ella sea jueza? -pregunto Brunetti.
– Quiza. El parecia de extraccion modesta. Podria ser que la amistad, aunque no se si esta es la palabra, con una jueza supusiera una especie de promocion social, una senal de estatus. -Ella hizo una pausa-. Algo que agradara a su madre -anadio.
– ?Todavia hay quien piensa de ese modo? -pregunto Brunetti volviendose hacia ella.
– Me parece que mucha gente no piensa en otra cosa -fue la rapida respuesta.
Brunetti asintio, y entonces recordo que aun tenia que preguntar a Vianello si habia conseguido dar con algun pariente paterno de Fontana; pero, antes de salir del despacho, dijo:
– Le agradecere que trate de averiguar si existe alguna relacion entre la jueza Coltellini y Puntera.
Ella lo miro casi con admiracion.
– Ah, si, debi pensar en eso. El alquiler. Desde luego.
El dio media vuelta para salir del despacho cuando recordo que necesitaba hallar la via por la que su suegra pudiera ponerse en contacto con Gorini.
– Tambien le agradecere que vea como se entera la gente de los servicios, cualesquiera que sean, que ofrece el
Ella se limito a hacer con ambas manos un movimiento de ondulacion senalando la pantalla del ordenador, como si el solo gesto fuera ya lo bastante explicito.
Brunetti ignoraba en que medida esta sugerencia podia ser de utilidad para su suegra. No obstante, dio las gracias y volvio a su despacho.
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Al parecer, esto de la informatica tenia gancho: Brunetti encontro a Vianello frente al monitor de la oficina de