—Puedo decirle lo que me dijo. Queria informacion en relacion a mi investigacion, y que lo acompanara a dar un paseo.
La comandante movio la cabeza dejando de lado el tema.
—Los miembros del Pueblo no siempre tienen buenos motivos para hacer lo que hacen. Sin duda, no siempre podemos comprender sus razones. Voy a pedirle su ayuda para tratar con este hombre.
—?Porque?
—Es posible que no vuelva a visitarla. Si lo hiciera, nos gustaria que llevara una grabadora y nos la entregara. Usted se gana la vida observando; nos interesaria saber que cree ver.
—?Por que deberia colaborar?
La comandante bajo la vista y observo una pantalla que tenia apoyada en una rodilla. Oprimio un boton.
—Me gusta hacer listas de todo. Se me ocurrieron tres motivos. Ayudara a su gobierno y a los de su especie. Su campo de trabajo es la inteligencia no humana, y el unico ejemplo incuestionable de inteligencia no humana esta… —hizo una pausa y presto atencion— volando por encima de nosotros en este mismo momento. Los
—Es muy tentador —respondio Anna.
—El tercer motivo son sus medusas. —La comandante hizo una pausa—. En este aspecto nos enfrentamos a un dilema. Si Sanders esta interesado en ellas, la gente para la que trabaja tambien debe de estarlo; y si es asi, tal vez la informacion sobre ellas sea estrategica. Aunque no logramos imaginar de que manera. A pesar de todo, quiza la informacion deberia pasar a ser secreta.
—Aguarde un instante —senalo Anna.
La comandante alzo una mano.
—No se ponga furiosa todavia. Nos inclinamos por dejar las cosas como estan. Estamos mucho mas interesados en Sanders.
—Lo que creo entender —enuncio Anna— es que deberia trabajar para usted con el fin de proteger la condicion de mi investigacion. Si no lo hago, podrian darle ustedes caracter secreto y yo no estaria en condiciones de publicar.
La comandante asintio.
—Exacto. Una amenaza, un soborno y un llamamiento al patriotismo. Esa es mi oferta.
—Tengo que pensarlo.
—Por supuesto —respondio la comandante.
Anna camino hacia la puerta. Detras de ella, la comandante dijo:
—Sabemos que le hablo a Sanders de la grabadora que llevaba el cabo Ling. Si decide colaborar con nosotros, miembro Perez, recuerde que su lealtad no puede estar dividida.
—De acuerdo —abrio la puerta.
Era un dia agradable y soplaba un viento leve. Anna camino por la estrecha playa de grava que bordeaba la bahia. Los insectos corrian entre las piedras y la luz del sol de la manana caia sobre el agua en el angulo adecuado. De vez en cuando veia algo brillante bajo la superficie. Una campana ondulante. Un tentaculo que se entrelazaba. A esas alturas, los seudosifonoforos habian comenzado el lento y cuidadoso ritual de transmitir tranquilidad y… vacilo. ?Era correcto llamarlo seduccion?
Los animales ya estaban lo bastante cerca para tocarse entre si. Los zarcillos urticantes quedarian contenidos, crispandose de vez en cuando. Para estos animales era muy dificil no agredirse mutuamente. Anna estaba casi segura de que en ese punto los zarcillos de apareamiento aun estaban recogidos. Pero pronto —al cabo de unos cuantos dias— quedarian extendidos. El intercambio de material en ese momento era muy breve; y despues quedaba el largo y lento proceso de la desunion, no en el sentido fisico, que resultaba facil y concluia casi de inmediato, sino en el emocional. Una vez mas estaba utilizando palabras cargadas de contenido, estaba interpretando.
Durante varios dias mas los animales repetirian su mensaje de tranquilidad y sus declaraciones de identidad.
Se detuvo y contemplo la bahia. Adoraba los animales. No soportaba la idea de no publicar. ?Quien era Nicholas para ella? Un desconocido, un traidor. Le diria que si a la comandante.
Regreso a su habitacion a paso vivo, temerosa de cambiar de idea, y llamo una y otra vez hasta que localizo a la comandante.
Cuando le dio la respuesta, el rostro severo se ilumino con una sonrisa.
—Fantastico. Venga al recinto esta noche. Hay alguien que quiero que conozca. Creo que le caera bien. Una cosa mas, miembro: a partir de este momento, desde la conversacion que mantuvimos esta manana, todo lo que le diga es secreto.
Anna asintio.
Se metio en la cama y se quedo tendida, sin poder pegar un ojo. No era una situacion deseable. Se estaba metiendo en algo eticamente ambiguo y posiblemente estupido y que, sin duda, ocurria a espaldas de ella. Al cabo de un rato se adormilo y tuvo pesadillas en las que aparecian la barca de investigacion y montones de tentaculos.
La desperto la alarma del reloj. Se levanto y se dio una ducha, se vistio y fue hasta el recinto. Ahora se hacia de noche muy temprano y el cielo estaba lo suficientemente oscuro para que se vieran las estrellas. Sobre su cabeza brillaba el centro de una galaxia, una banda de luz palida. Se veian dos gigantes gaseosos: uno exactamente encima de ella (rojizo), el otro por encima del recinto (amarillo).
El guardian de la puerta tenia un nombre. Otro soldado la condujo hasta el despacho de la comandante: una habitacion amplia, cubierta de paneles que no podian ser de madera pero que la imitaban muy bien. En una pared habia un holograma de la Tierra vista desde el espacio, con nubes blancas que se deslizaban y todo el planeta girando muy lentamente.
No habia escritorio, solo cuatro sillas bajas y comodas que rodeaban una mesa pequena. Sobre esta habia un servicio de te de plata y tres tazas de porcelana. Era lo ultimo que Anna esperaba encontrar. Tal vez no acababa de entrar en el mundo del espionaje. Tal vez aquello era El Pais de las Maravillas o la Tierra de Oz.
Miro a la comandante. No se habia convertido en Mad Hatter ni en Scarecrow, y el hombre menudo sentado en la silla de al lado tenia un aspecto absolutamente corriente.
—Este es el capitan Van —anuncio la comandante—. Es uno de nuestros traductores.
El se puso de pie. Se estrecharon la mano y se sentaron. La comandante sirvio te. Era de color marron oscuro. Hindu. Una bandeja contenia bocadillos pequenos. La comandante se los ofrecio.
El capitan Van dijo:
—La comandante tiene un curioso sentido del humor. Si va a trabajar con nosotros, sera mejor que lo sepa. Pero no afecta a la calidad de su trabajo.
La comandante sonrio y se comio el bocadillo, y luego cogio un ordenador con pantalla.
—Todo lo que voy a decirle y lo que va a decirle el capitan es secreto. Esta protegido formalmente, con sellos y llaves y el codigo «confidencial». Ahora bien, en algunos casos esto nunca tendria que haber sido asi. El material no es delicado y jamas lo ha sido. En otros casos, el material fue delicado hace veinte anos, pero ya no lo es. En unos cuantos casos vamos a transmitirle informacion que realmente no queremos que se filtre. En todos los casos, si habla, se metera en un lio. ?Comprendido?
Anna asintio y cogio otro diminuto bocadillo. Estaban deliciosos.
La comandante encendio la pantalla.
—Muy bien. Una nave llamada
»Una de las personas que viajaban a bordo del
