Anna bajo la vista. En la pantalla aparecian muchos puntos pequenos, todos de color verde brillante: los animales. Mientras ella miraba, empezaron a moverse a izquierda y derecha, hacia los bordes de la pantalla. Levanto la vista. Delante de la barca se extendia la oscuridad.

—?Caray! —dijo Gislason.

Toda la bahia brillaba con destellos de color naranja oscuro y azul palido: Peligro. Amigo desconocido. Peligro. A pesar de la lluvia —que caia sobre el agua y salpicaba el plexiglas que tenia delante— pudo leer el mensaje.

—La han oido —comento el hombre—. La han visto, quiero decir. Han comprendido su mensaje.

—No son estupidos.

La oscuridad se extendia mas alla de Moby Dick en direccion al oceano. Anna guio la barca y avanzo entre las sombras. Los limpiaparabrisas se movian de un lado a otro. Las gotas de lluvia que caian sobre el plexiglas brillaban como joyas: anaranjados y azules.

—Y tienen buena memoria —anadio—. Algunos debian de estar aqui en alguna otra ocasion en que la barca salio. ?Ve que estan abriendo camino? Saben que seguramente nos iremos —hizo una pausa—. O tal vez se han comido a los que estaban aqui antes.

—?Se comen entre si? —pregunto Gislason. Parecia horrorizado.

—Esa no es la palabra correcta. Deberia decir que practican el desguace. Se capturan unos a otros. Por lo general, los grandes capturan a los pequenos. El vencedor o depredador paraliza a la victima y luego la desarma y utiliza sus distintas partes.

—?En este planeta todo tiene habitos repugnantes?

En ese momento se encontraban en el canal que conducia a la bahia. El agua era oscura y el sonar no detectaba ningun animal delante de la barca.

—La vida tiene costumbres repugnantes —sentencio Anna—. En la Tierra hay animales, sobre todo acaridos y avispas parasitarias, cuyas maneras de reproducirse son espeluznantes.

Gislason dejo escapar un sonido, un grunido que para ella no significaba nada. Conformidad. ?Repulsion? Tal vez indigestion. Se concentro en la tarea de guiar la barca hasta que el sonar le indico que estaban fuera del canal. No es que necesitara que el equipo le indicara cuando habian llegado al oceano. El aire cambio; una fuerte brisa soplo desde el este; sintio el sabor de la sal y noto el agua que la salpicaba. La barca se mecia mientras se elevaba y descendia con las olas de gran tamano.

—Y la vida sexual de los humanos no siempre es agradable —anadio Anna, concluyendo el hilo de su pensamiento.

—Es verdad —coincidio Gislason. El tono de su voz fue concluyente, y ella tuvo la impresion de que el hombre pensaba en Nicholas Sanders.

Sus alienigenas les rodearon. El oceano estaba salpicado de luces destellantes que subian y bajaban: azul, verde, amarillo, anaranjado, rosa. Algunos de ellos habian captado su mensaje. Otros seguian enviando el suyo propio: Yo soy yo. No pretendo hacer dano.

Gislason dijo:

—Vire hacia el sur, miembro.

Ella hizo girar la barca. Detras de ellos y a la derecha solo habia oscuridad: tierra firme. El oceano se extendia delante y a la izquierda. Los animales estaban en su mayoria justo fuera de la entrada de la bahia, detenidos por los mensajes quimicos que emitian los animales mas grandes que se preparaban para el apareamiento; pero las luces destellaban hacia el sur y hacia el este: animales solos que flotaban en la oscuridad y parches de luz en distintos puntos, donde los animales se habian reunido en grupos.

Decidio retomar el tema del desguace. Tenia la sensacion de que era menos polemico que la conducta sexual humana.

—Mas que organismos individuales, son colonias.

Anna senalo con la mano el oceano iluminado.

—Las diversas partes retienen mucho de su unidad original. Para ellos, desarmar no significa gran cosa. Un producto quimico paraliza al animal que ha sido capturado, aunque sin infligirle un dano permanente. Entonces otro producto quimico, o mas probablemente una serie de productos quimicos, indica a las partes que se separen unas de otras y se unan al nuevo animal.

Por lo que sabemos, asi se produce la mayor parte de su desarrollo; y gracias a los experimentos sabemos que las partes conservan sus recuerdos. Cuando un seudosifonoforo se come a un pariente, incorpora el pasado del pariente. No sabemos lo grandes que pueden llegar a ser los animales, ni durante cuanto tiempo pueden llegar a vivir, ni cuanto pueden recordar. Tal vez siglos, tal vez milenios. La historia de la especie puede estar alli, flotando en el profundo oceano.

Una vez mas estaba pronunciando un discurso, como habia hecho con respecto a los gusanos. ?Por que? Tal vez era el miedo. No cabia duda de que tenia miedo.

—A partir de ahora —dijo Gislason— puedo hacerme cargo de la barca. Se adonde vamos.

Ella dejo el asiento libre y el se sento.

XIII

La barca siguio rumbo al sur, bajo la lluvia. Segun indicaban los instrumentos, viajaban aproximadamente paralelos a la costa, aunque esta se encontraba fuera de la vista, envuelta en la oscuridad. Las criaturas aparecian cada vez con menor frecuencia: un resplandor azul en la oscuridad que destellaba y se desvanecia; mas tarde otro resplandor verde o azul, y rara vez uno naranja. Yo soy yo. Peligro. (O «ira», tal vez.) No tengo intencion de hacer dano.

Anna se quedo junto a Gislason. El techo que se extendia sobre su cabeza la protegia de la lluvia, que empezaba a amainar. Lo que caia era, como mucho, llovizna.

—Necesitamos que esa nube nos cubra —dijo Gislason—. Espero que no despeje.

—?Por que?—pregunto ella.

—Tenemos encima una nave enemiga, miembro, que cuenta con equipo de deteccion muy eficaz. Las nubes nos proporcionaran cierta proteccion.

Dos naves en orbita sincronizada, penso Anna. Una de ellas habia trasladado a los diplomaticos humanos. La otra habia llevado a los alienigenas de pelaje gris. En las noches claras se las veia en el cielo, por encima de la estacion, y sus colegas —los astronomos aficionados y profesionales— se lo habian comentado: dos estrellas que nunca se movian. La nave hwarhath se encontraba al este, sobre el oceano. La nave de la Tierra estaba encima del recinto de los diplomaticos. Se movian una en torno a otra y a la estacion sin cambiar de posicion.

Para ella, el comentario de el no tenia sentido. Si el equipo de los hwarhath era tan bueno, debia captar la presencia de la barca, tal vez no en la parte visible del espectro sino en algun otro punto. Despues de todo, no era una estrafalaria maquina de espionaje. No estaba protegida. Sabria Dios —ella no lo sabia— que clase de radiacion emitia; pero sin duda se trataba de algo que los hwarhath estaban en condiciones de localizar, y no era posible que lo confundieran con otra cosa. Era la unica barca del planeta. Echo un vistazo a su companero. Su rostro largo y delgado quedaba iluminado desde abajo por el panel de instrumentos. Tenia un palido brillo verde, como un ser salido de una historia de fantasmas. No era una presencia tranquilizadora. Decidio no hacer mas preguntas y volvio la vista al mar.

El tiempo pasaba. Tenia mucho frio, pero se quedo en cubierta: no estaba dispuesta a dejar a Gislason a solas.

Pasaron junto a un ultimo grupo de criaturas: individuos pequenos que seguramente tenian miedo de acercarse mas a la bahia. Flotaban al costado este de la barca: una enorme mancha de luz que se elevaba y caia, cabalgando sobre las olas. Los colores las cubrieron formando ondas, casi todas azules y azul verdoso. Habia destellos anaranjados y amarillos: ira, frustracion, excitacion, advertencia. En una ocasion, aproximadamente durante un minuto, todo el racimo se volvio de un tono rosa extraordinariamente purpureo. ?Que era? No pudo leer el mensaje. ?Era una variacion del mensaje tranquilizador que las criaturas grandes se enviaban entre si? Yo soy yo. No tengas miedo.

Вы читаете Circulo de espadas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату