—Dame Macbeth. Me gustaria ver lo que estas haciendo.

Se puso de pie para entregarme el ordenador. Al hacerlo, volco la copa.

La primera obra que vi, escrita por Eh Matsehar, fue Una vieja que fabrica ollas, que el Cuerpo de Arte represento durante un festival de la estacion. Ya no recuerdo que estacion. Tailin, tal vez. Hemos pasado alli el tiempo suficiente, y es lo bastante grande para tener gente del Cuerpo de Arte.

La obra presenta la forma moderna o ambigua, lo que significa que no es claramente una obra de heroe, ni una obra de mujeres, ni una obra de animales, ni ninguna otra cosa en especial.

Un guerrero que viaja ocupandose de asuntos de su linaje conoce a una mujer que fabrica ollas al costado de un camino. El guerrero es joven, orgulloso y prospero, y pertenece a un linaje (los Eh) cuyo poder se expande rapidamente. La mujer es vieja y esta casi ciega. Ahora fabrica las ollas sirviendose solo del tacto. Y no utiliza mas que un barniz de sal. Percibe la forma y la textura, pero ya no ve el color ni los dibujos con la suficiente claridad para aplicarlos. Si pertenece a algun linaje, no lo sabemos. Tal vez es una de esas mujeres que no soportan quedar incorporadas a otro linaje una vez que el suyo ha sido derrotado en la guerra, y se queda sola.

Las dos personas conversan: la mujer de la fabricacion de ollas, de los problemas tecnicos y de las dificultades de trabajar como lo hace ahora, anquilosada por la edad y ciega; el guerrero habla de las batallas en las que ha participado, del poder de su linaje, de sus ambiciones.

Poco a poco, el publico empieza a sospechar que la mujer es una manifestacion de la Diosa. Sin duda, uno se da cuenta de que el joven es un estupido. La mujer le hace preguntas agudas y curiosas. Las preguntas vienen a ser: ?que crees que estas haciendo? El no puede responder, salvo con las frases hechas de las antiguas obras de heroes y con una especie de codicia infantil.

Al final, la vieja le dice: «?Por que no dejas de lado esas armas y haces algo util? ?Fabrica una olla!»

El joven baja la vista, incapaz de seguir respondiendo. La obra concluye.

A Gwarha le parecio odiosa y salio con un par de oficiales superiores para emborracharse y quejarse del teatro moderno. Yo recorri la estacion a pie.

Al dia siguiente busque al autor y lo encontre en el Teatro del Cuerpo de Arte discutiendo con otro hombre que resulto ser el musico jefe. Alguien lo senalo: demasiado alto para un hwarhath — aunque no tan alto como yo—, de huesos grandes, demacrado y muy joven. Su juventud explicaba los problemas que habian surgido con la obra. Mientras me acercaba a el, levanto la vista. (Por lo general, los hwarhath bajan la vista cuando discuten seriamente.)

—Ah —dijo, en una prolongada exhalacion. Sus ojos azules se agrandaron; incluso las pupilas largas y estrechas parecieron dilatarse. Se volvio con movimientos torpes. Mas tarde descubri que en su infancia habia estado enfermo: una infeccion del sistema nervioso central.

Los medicos nunca lograron averiguar exactamente de que se trataba.

La enfermedad llego en el momento adecuado para asegurar su supervivencia. Si hubiera sido mas joven, tal vez los medicos no habrian trabajado para mantenerlo con vida. (Los hwarhath no consideran personas a los ninos muy pequenos.) Si hubiera sido un adulto, le habrian ofrecido la opcion y probablemente —sobre todo al principio— la habria elegido.

Finalmente, se recupero de manera sorprendente, mucho mejor de lo que cualquiera hubiese esperado. Pero le quedo un dano permanente, sobre todo en el area del equilibrio y la coordinacion. Era un tanto desgarbado y las cosas se le caian siempre.

—Vi la obra —le dije—. Me gusto.

No recuerdo su respuesta, pero estaba entusiasmado e interesado. (Tiempo despues descubri que se sentia fascinado por los fenomenos y los proscritos.) Hablamos de la obra y tambien de las obras de heroes en general. A esas alturas, yo habia perdido el interes por ellas. El las despreciaba.

—Falsas y deshonestas. La vida no es asi. No somos heroes en un escenario, ni hacemos ese tipo de elecciones. La mayoria de las veces no hacemos ninguna eleccion. Hacemos lo que nuestras madres nos ensenaron y lo que los hombres mayores nos ordenan.

El musico, que habia estado escuchando, nos interrumpio. Habia un problema con la musica de la obra.

—Quiero reunirme contigo otra vez —dijo—. ?Es posible? Quiero saber lo que significa vivir entre desconocidos. ?Por que cambiaste de bando? ?Los humanos tienen su propio codigo de honor?

Le dije que si, que podiamos reunimos, y lo hicimos, aunque Gwarha parecio sorprendido cuando le dije lo que estaba haciendo.

—Su obra es insolente e impia. ?Por que quieres hablar con el?

Le dije que me gustaba la obra, y que el joven estaba interesado en aprender cosas sobre el genero humano.

—Material para otra efusion desagradable —dijo Gwarha, o algo por el estilo.

(Es posible que este inventando algo de esto. Ocurrio hace mas de diez anos. Podria buscar en mi diario la primera referencia a Mats. Tal vez lo haga cuando termine esta anotacion.)

El joven actuo con la franqueza tipica de los hwarhath. En menos de medio ikun me estaba preguntando que se sentia al ser un traidor al linaje. ?Como pude hacerlo? ?Era verdad que me habia sido ofrecida la opcion? ?Por que la habia rechazado?

—?Esto se convertira en una obra?

—No en una forma que alguien pueda reconocer. Soy atrevido pero no estoy loco. No tengo intencion de enfurecer al hijo predilecto del linaje Ettin.

Eludi la mayor parte de las preguntas personales, aunque mas tarde se las conteste. Mats es insistente. Pero le dije algo sobre la humanidad y algo acerca de mi vida entre los hwarhath.

—Tu ves lo mismo que yo —comento—. Todo ha cambiado, pero continuamos como antes. Esto no es la llanura de Eh, ni las colinas que pertenecen a Ettin. Esto es el espacio, y el enemigo con el que luchamos no se parece a nosotros. Si no aprendemos nuevas formas de pensamiento, seremos destruidos.

Despues de eso me aficione a pasar el rato con Mats. Era la persona mas brillante que habia conocido desde que me encontraba entre los hwarhath, salvo Gwarha, tal vez. Mats era mas liberal que Gwarha y tenia mas imaginacion. A los veinticuatro anos ya era el mejor dramaturgo masculino de su generacion.

Cuando deje la estacion, segui en contacto a traves de la sonda de mensajes. El me envio ejemplares de sus obras nuevas, u hologramas si se habian puesto en escena.

Le envie informacion sobre el teatro de la Tierra y resumenes de obras famosas con traducciones de fragmentos caracteristicos. Fue una extrana seleccion. Estaba limitado por lo que podia conseguir en los sistemas de informacion hwarhath, y ellos estaban limitados por lo que habian encontrado en las naves humanas capturadas.

La importancia de llamarse Ernesto resumida parece una completa estupidez. El dialogo pierde toda su fuerza con la traduccion. (Los hwarhath no son personas ingeniosas.) Shakespeare, en cambio, surge esplendidamente. Mats estaba especialmente entusiasmado con Otelo. Podia ser una obra de heroes fantastica, dijo, de esas que tratan de los peligros del amor heterosexual. Termine traduciendo la maldita obra integra, y casi fue el trabajo mas dificil que he hecho en la vida.

Dos anos despues acabamos nuevamente en la misma estacion. Recuerdo cual era. Ata Tsan. Le segui los pasos hasta otro teatro. Otra vez estaba discutiendo con un musico. A esas alturas ya me habia enterado de cual era su apodo, que se traduce (aproximadamente) como Hombre que Anna Alboroto con la Musica, y me habia enterado del motivo. La enfermedad de la infancia lo habia dejado parcialmente sordo. Llevaba un par de audifonos: botones de plastico ocultos alojados en sus enormes oidos internos. Cuando los llevaba conectados, no tenia problemas para mantener una conversacion, pero no oia la musica como el resto de la gente. Sabia que era un caso unico, pero tambien sabia como oia la musica de sus obras, y como —por la Diosa— queria oirla. Los musicos trabajaban con el porque era muy bueno; pero siempre parecian atormentados. Uno de ellos me dijo: «Mi trabajo no consiste en componer musica. Consiste en negociar entre Eh Matsehar y el resto de la especie.»

Mats interrumpio la discusion y me llevo afuera para hablar de la nueva obra, que era una version de

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