El general no estaba en su despacho, de modo que espere observando la enmaranada jungla purpura que ocupaba un extremo de la habitacion. Unas criaturas voladoras iban de un lado a otro entre las sombras. Animales semejantes a insectos gigantescos trepaban por los troncos de los arboles. Conocia el lugar: un infierno del que el Pueblo finalmente habia sido expulsado, aunque detestaban absolutamente admitir la derrota. Ettin Gwarha habia estado alli para negociar la retirada, no con los nativos —los miembros del Pueblo nunca habian logrado establecer comunicacion con ellos— sino con los diferentes oficiales superiores, que se habian enemistado mutuamente por la frustracion.

Un dia, durante las negociaciones, empece a sentirme inquieto, sali a dar un paseo por el limite de nuestro campamento y encontre una de las armas biologicas mas notables que los nativos habian creado o que existian. La cosa casi me mata.

?Por que el general estaba examinando el fracaso mas patente de su especie? Aunque el habia hecho las cosas bien en el planeta. Los diversos oficiales superiores fueron convencidos de que cooperaran. La retirada se llevo a cabo ordenadamente. El obtuvo un ascenso, y yo fui un poco mas cuidadoso con lo que tocaba.

Su puerta se abrio. Lo observe y luego mire la jungla.

—No cabe duda de que no eran inteligentes —dijo.

—?Que especies?

—Ninguna. Lo que consideramos cooperacion, era simbiosis. —Se volvio y quedo de cara a la jungla purpura. Una criatura con muchas patas se arrastro por el suelo. Todo cuanto puedo decir es que media un par de metros de largo—. He estado pensando que tal vez no es posible luchar con otras especies, sin duda no es posible hacerlo con algo parecido a las criaturas de ese planeta. Solo se los puede matar como a animales. ?Y para que molestarse? En ese planeta no habia nada que necesitaramos, salvo un enemigo, y ellos no comprendian las reglas de la guerra.

Se sento ante la mesa y senalo la otra silla que habia en la habitacion. Me sente y le hable de la reunion entre Anna y las mujeres.

—Ese es un mito del que jamas habia oido hablar —comento cuando conclui—. Lo mas probable es que pertenezca a una de las culturas que ella ha estudiado. Que yo sepa, mis tias no han hablado con Tsai Ama Ul. Es evidente que deberian hacerlo. Ella esta pensando en la procreacion, lo que significa que esta pensando en alianzas. Es una historia interesante. Se abre a posibilidades muy distintas. —Observo la jungla y abrio los ojos desorbitadamente. Me volvi.

En el claro habia algo nuevo: un cuerpo redondo que se balanceaba sobre seis patas semejantes a zancos. Sostenia a la criatura de muchas patas, que habia dejado de moverse. Con otras dos extremidades que desplego empezo a acariciar a la criatura de muchas patas, primero en la parte superior de la cabeza y luego en las enormes mandibulas que parecian horribles tenazas.

—Esta buscando comida, supongo. Recuerdo que en uno de los informes se decia que las criaturas de muchas patas producen una sustancia similar a la miel. —Me miro para asegurarse de que habia usado la palabra inglesa correcta—. Si es abordado de la manera correcta, el animal regurgita la sustancia.

»Nuestra situacion se vuelve cada vez mas compleja. Lugala Tsu no representa un gran problema. Para ser un principal, uno debe tratar con principales. ?Pero las mujeres! ?Ah! —Guardo silencio, evidentemente reflexionando pero incapaz de hablar. Hay hombres hwarhath que se quejan de sus parientes del sexo femenino, algunos en voz alta y con todo detalle. El general piensa que esta es la peor clase de malos modales, para no hablar de que pone de manifiesto un caracter debil y cobarde—. Me parece —dijo finalmente, eligiendo cuidadosamente las palabras— que podrian haber luchado con Lugala Minti y haber negociado con Tsai Ama Ul en casa. No necesitaban venir tan lejos.

—No puedes decir al Tejido lo que debe hacer.

—Ya lo se, Nicky. Puedes irte. Quiero quedarme sentado, mirando mi jungla y pensando.

Al llegar a la puerta me volvi para mirar. Patas Largas habia terminado de hacer lo que estaba haciendo. Plego las extremidades y se aparto delicadamente. La criatura de muchas patas se quedo inmovil. Parecia aturdida.

—Vete —dijo Ettin Gwarha.

XXIII

Esa noche el celebraba una fiesta. Me quede en mi despacho y revise las grabaciones de los humanos: sus conversaciones privadas en las habitaciones que ellos creian seguras. No teniamos imagenes, solo sus voces, que hablaban casi de cualquier cosa. La mayor parte de lo que decian no tenia valor estrategico. El servicio de informacion de los hwarhath ya las habia analizado. Aquel era un segundo examen.

Hay ocasiones en las que los humanos hablan por la misma razon por la que los monos se acicalan. No se trata de comunicacion sino de contacto. Es como decir: «Estoy aqui. Soy tu amigo. No estas solo.»

Por eso los miembros del Pueblo charlan menos que los humanos. Ellos pueden acicalarse. No tienen que hablar del tiempo ni de como se desenvuelve el equipo local ni, en este caso, de lo que echan de menos de la Tierra: jugar al criquet, un jardin de Suecia, la comida de la India, el teatro de Nueva York.

Supongo que puedo soportar la nostalgia, pero se parece demasiado al arrepentimiento.

Finalmente deje de escuchar y me fui a mis aposentos, me di una ducha, me prepare un bocadillo y me sente a leer.

Al final del octavo ikun, Ettin Gwarha me llamo.

—Nicky, ven a verme.

Era un tono imperativo. Me vesti y fui a verlo.

Percibi el olor en cuanto entre: el aroma agridulce del halin mezclado con el perfume acre de los cuerpos hwarhath intentando librarse de las toxinas. Seguramente habia habido un monton de gente en algun momento de la noche. Las mesas estaban llenas de copas y jarras de halin.

Quedaban tres personas. Hai Atala Vaihar levanto la vista para mirarme. Parecia sobrio y preocupado. Shen Walha estaba sentado junto a el, en una silla situada frente al general. Tenia los hombros caidos y la cabeza baja, y una copa de halin en la mano.

—Aqui, Nicky. —Dio unas palmaditas en el sofa, a su lado.

Me sente y lo mire a los ojos. Sus pupilas eran delgadas pero aun resultaban visibles.

—Hemos estado hablando de la humanidad —Gwarha hablaba con cuidado, asegurandose de que articulaba cada silaba—. Pense que podia interesarte. Wally…

Shen Walha levanto la cabeza. Sus ojos amarillos parecian vacios. Estaba totalmente borracho. Baje la vista.

—El Primer Defensor planto una pregunta. —Estaba mucho mas borracho que Gwarha, pero hablaba maravillosamente bien—. ?Como podemos luchar con seres que no comprenden las reglas de la guerra? ?Como podemos hacer las paces si no podemos cruzarnos unos con otros? Dije que no hay forma de hacerlo. Dije: debemos matar a los humanos como si fueran animales.

—Y yo te he llamado —dijo Gwarha. Su voz profunda era muy suave.

—Tal vez no sea una conversacion adecuada para concluir una fiesta —apunte.

Wally vacio su copa de un trago y la dejo en la mesa, frente a el. Se inclino hacia delante y apoyo los codos en sus muslos anchos y peludos.

—Tienes razon, Nicky, no lo es. Pero si estuviera sobrio, no diria lo que he estado pensando, y si no lo dijera no estaria sirviendo al Primer Defensor ni al Pueblo.

»Os hablare directamente, a Ettin Gwarha y a ti. Los humanos no son verdaderas personas, y si pensamos que lo son nos estamos enganando a nosotros mismos y cayendo en una trampa peligrosa.

—?Que es Nicky, si no una persona? —pregunto Gwarha.

Mire a Vaihar. Estaba sentado erguido, inmovil, y con la vista baja: la postura de un oficial mas joven que presencia la lucha de los oficiales superiores; hace todo lo posible por no llamar la atencion y nada que pueda hacerlo vulnerable a la critica.

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