invitado a reunirse con sus tias mientras ellas conspiran. De vez en cuando me convocan como experto en el enemigo humano. Yo presento mi informe y soy despedido; no tengo mas responsabilidad.

?Por la Diosa, que tentador! Pero no todavia. Hay problemas que resolver aqui.

Del diario de Sanders Nicholas, etc.

XXIV

Sono una campana. Tardo un minuto en darse cuenta de que era la puerta y no el intercomunicador. Toco la placa interior y la puerta se abrio. Alli estaba Nicholas. Su rostro palido parecia una mascara.

—?Que sucede?—le pregunto.

El entro. La puerta se cerro.

—Anna, tengo que decirte algo. Me llevara un buen rato, y tendras que prestar atencion.

Ella habia oido aquel tono de voz en otra ocasion, por lo general cuando alguien estaba a punto de anunciarle la muerte de un familiar.

—No tenia ningun plan. No nos interrumpiran.

—?Por que no te sientas? Yo quiero caminar.

—Nick, ?de que se trata? Me estas poniendo nerviosa.

El habia llegado al otro extremo de la habitacion. Se volvio y le sonrio.

—Estoy aterrorizado, Anna. Por favor, sientate.

Ella le obedecio. El se quedo quieto durante un instante, mirando la puerta que conducia fuera de los aposentos.

—En primer lugar, esto no tiene nada que ver con el Primer Defensor. Es responsabilidad mia, y el no sabe lo que estoy haciendo.

Ella abrio la boca y la cerro.

—Hay cierta informacion que tu gente debe conocer. A ti te toca decidir como hacersela llegar al embajador. Tus aposentos serian un sitio seguro, si lograras encontrar la forma de que el viniera. Seria aun mejor que lo hicieras a bordo de vuestra nave. En los aposentos de los humanos ni pensarlo. Incluso los retretes estan plagados de microfonos.

—Nuestra gente registro a fondo y nos dijeron…

—Creeme, los miembros del Pueblo han estado escuchando. Yo he estado escuchando. Examino las grabaciones casi cada dia. A los miembros del Pueblo no les gusta mentir, pero lo haran, sobre todo con un enemigo, y no renunciaran a las ventajas de hacerlo. —Nicholas se paseaba por el borde de la habitacion. Ella se habia girado para mirarlo.

—?No puedes sentarte? Me quedare con el cuello torcido.

El se dejo caer en una silla y la miro con expresion seria.

—Creo que estamos en una especie de momento critico. Si algo sale mal en esta ronda de negociaciones, tal vez no haya forma de recuperar lo perdido; y no creo que tu gente se de cuenta de lo peligrosa que es la situacion. Tienes que cumplir esta mision.

Hizo una breve pausa. Ella espero. Al fin Nicholas dijo:

—La informacion. Cuando el Pueblo hace la guerra, sigue ciertas reglas. Y las reglas son estrictas. No pueden ser violadas. La primera regla, la mas importante, es que ningun hwarhath del sexo masculino puede causar dano fisico a una mujer ni a un nino.

»Son buenos luchadores, y su historia es larga y sangrienta, pero un hwarhath casi nunca ha atacado a civiles. A los hombres, si. Ningun hombre es civil una vez pasada la ninez. Siempre es una caza legal, incluso en su lecho de enfermo, incluso si es un anciano centenario. Pero las mujeres y los ninos no pueden ser tocados. No fisicamente. —Sonrio—. He leido algunas de las obras de mujeres. Hablan de lo que significa pertenecer a un linaje que ha sido derrotado. Todos los parientes del sexo masculino con mas de veinte anos, y a veces mas de quince, son asesinados. Los hermanos, los tios, los primos. Ellas y sus hijos se convierten en miembros del linaje que destruyo a su familia. Algunas eligen la opcion, pero eso no es algo totalmente respetable. Se supone que deben seguir vivas por el bien de sus hijos.

»Y se supone que los hijos olvidan a sus tios y a sus hermanos mayores. Una vez acabada la guerra, una vez que son adoptados, la venganza se convierte en asesinato en el seno de la familia, y ese es un crimen espantoso.

—Nick, ?esto tiene alguna importancia en este momento?

—?Estoy divagando? Esto me resulta dificil. Estaba diciendo que los miembros del Pueblo no matan a mujeres ni a ninos. Ha ocurrido, pero no con frecuencia. Cuando esto sucede, por lo general da origen a una especie de guerra santa. Todos los vecinos se unen y destruyen al linaje proscrito. —Hizo una pausa y la miro directamente—. Los humanos atacan a la poblacion civil. Esa ha sido la forma mas importante de lucha en los dos o tres siglos pasados. Los hwarhth lo saben. Saben que estaran en terrible desventaja si luchan con nosotros respetando sus propias reglas.

»Los humanos pueden atacar sus ciudades, pero ellos no pueden responder al ataque. Supongo que cada uno descubrira el planeta madre del otro. Demonios, los miembros del Pueblo estan casi seguros de saber donde esta la Tierra. Podrian arrebatarnos nuestro planeta madre ahora mismo, si no fuera por sus reglas.

»Tambien saben que es solo cuestion de tiempo que los humanos descubran las leyes hwarhath de la guerra, y entonces algunos humanos estupidos, algun grupo de estupidos, dira: “Hemos cogido al enemigo. Sabemos como destruirlo.” Y creo que cuando esto ocurra, probablemente los humanos decidiran declarar la guerra. Se lo he dicho al general, y le he dicho que creo que al Pueblo le queda un ano, dos a lo sumo. Hay informacion en los archivos que cogimos de tu planeta Reed, lo que sea.

—1935-C —repuso Anna.

El asintio.

—Algunos de los tuyos estan a punto de comprender las reglas de los hwarhth que indican cuando es correcto matar. Pero hay otras cosas del Pueblo que les llevara mas tiempo averiguar, y antes de que empiecen a comprender, la humanidad probablemente habra entrado en una guerra a gran escala. ?Sabes, Anna? Creo que me apetece beber algo, y que no sea cafe.

Ella fue a la cocina y volvio con una botella de Rose d’Anjou y dos vasos; los lleno y le entrego uno a Nick. El lo dejo en la mesa.

—Los hwarhath dicen que para ser una persona debes ser capaz de juzgar y discernir. Sobre todo, debes ser capaz de juzgar y discernir en el campo moral.

»No creen que el aspecto tenga mucho que ver con el hecho de ser una persona. Para empezar, tienen parientes cercanos que aun viven: la Poblacion Red. Son el equivalente de… oh, no lo se. ?Homo habilis? Algo asi. Han logrado sobrevivir en un punado de islas, como los orangutanes en la Tierra, hasta cuando fuera.

—Hace un siglo —dijo Anna, que sintio una pena conocida: la de la desaparicion de otra especie.

—Los miembros del Pueblo saben que los de la Poblacion Red son parientes cercanos, pero que no son personas. No tienen un sistema moral que el Pueblo pueda reconocer como tal.

»Y algunos de los hwarhath tampoco son verdaderas personas. Segun el Pueblo, no es asesinato matar a alguien que se encuentra en estado de coma, o cuyo cerebro no funciona adecuadamente por la razon que sea. Por accidente o enfermedad. Por un defecto de nacimiento. Cuando matas a alguien asi, estas ahorrandole sufrimiento. Creen que estamos locos porque pensamos que una persona es humana simplemente porque tiene el aspecto de un ser humano.

Anna estaba un poco mareada.

—Lo mismo se aplica a los criminales. Entre los miembros del Pueblo los hay, aunque no tantos como entre los humanos, al menos por lo que yo he podido determinar. Pero decididamente saben que hay miembros de su especie que son normales en lo que se refiere a la inteligencia pero que no tienen criterio moral. Prefieren que esta gente se suicide. Por eso les ofrecen la opcion y un poco de tiempo. Si el criminal sigue vivo, ellos pueden

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