—?Escucha! —dijo Matsehar.
—?Que lenguaje tan esplendido! Solo espero poder traducir este fragmento tan bien como se merece. Si hay algo que los humanos saben hacer, es escribir. —Hizo una pausa y anadio—:
Y debo decir que me gusta Macbeth. Su coraje es incuestionable. Nunca cede, ni siquiera cuando ha llegado a la desesperacion total. Eso es lo que ocurre cuando se ignora la conducta normal y decente. Macbeth y su madre tendrian que haber agasajado al viejo rey como correspondia y dejarlo seguir su camino.
—Aja —respondio Anna.
—?Ocurre algo?—pregunto el.
—No quiero hablar de eso.
El guardo silencio durante un rato; la guio por una serie de pasillos que no le resultaban familiares.
—?Nick tiene problemas? —pregunto por fin.
—Si.
—?Deque clase?
—No puedo decirtelo.
—?Debo volver y preguntarselo?
Ella reflexiono.
—No quiere involucrarte.
—Entonces es algo grave. Sera mejor que regrese en cuanto te deje a ti.
Llegaron a un ascensor que los llevo hasta gravedad cero y entraron flotando en el vehiculo; este estaba vigilado por un par de tripulantes
Matsehar la saludo:
—Adios. Espero que tu problema, sea cual fuere, se resuelva pronto.
Salio. Anna oyo que la puerta se cerraba.
Uno de los tripulantes dijo:
—Miembro Perez, debemos decirselo. Hay otro pasajero.
XXV
Observe a Gwarha. Seguia inconsciente, lo cual resultaba preocupante. A aquellas alturas tendria que haber vuelto en si. Recorri la habitacion de arriba abajo, intentando no pensar en el futuro. Sabia que no elegiria la opcion. Hubiese podido hacerlo mientras estaba en prision —mas de tres anos— y nunca me atrajo lo mas minimo, a pesar de que mi unica alternativa era pasarme el resto de la vida en doce habitaciones minusculas con otros seis hombres de la tripulacion del
Alguien dijo:
—Nicky.
Era Matsehar. Estaba en la antesala.
—?Por que has vuelto?
—Anna me dijo que ocurria algo.
—Se equivoca. No se encuentra bien. No ocurre nada.
—Sal un momento —me dijo—. Sabes que cuando hablo con alguien me gusta verle la cara.
Mierda, si, lo sabia, y tambien sabia que Mats podia ser tan terco como una muia. Era probable que no me dejara en paz hasta que hubiera conseguido su proposito.
—Espera. —Volvi a mirar a Gwarha. Seguia inconsciente. Los nudos estaban apretados y su pulso era fuerte y regular.
Entre en la antesala a toda prisa para que Mats no pudiera ver el interior del despacho.
Estaba de pie, con los hombros muy erguidos y la expresion que suele adoptar cuando discute con los actores y los musicos: una severa determinacion combinada con la idea de que tiene razon. Mats no ve el mundo con matices salvo, a veces, cuando escribe una obra.
—No te creo. No soy un experto en humanidad, pero Anna parece perfectamente sana, y no creo que sea una mentirosa.
El mentiroso era yo, como todo el mundo sabia. ?Vaya fama!
—No se encuentra bien, Mats. Te lo aseguro.
El siguio con su obstinada actitud.
—Hoy el Primer Defensor no esta de buen humor. —Lo cual era un eufemismo—. Creo que lo mejor sera que te vayas antes de que se ponga furioso.
Mats miro la puerta del despacho del general.
—Esta ahi dentro.
—Si.
—Me gustaria verlo.
—?Para que? No tienes nada que decirle y jamas os habeis tratado.
—Estoy a sus ordenes. Tengo derecho a verlo. Quiero verlo.
En ese momento tome conciencia del equipo de vigilancia que estaba instalado en la antesala. Lo mas probable era que no hubiera nadie vigilando, salvo un programa de ordenador. Pero si el programa decidia que estaba ocurriendo algo raro, alertaria a alguien, y yo tendria problemas. No es que no los tuviera ya, tal como estaban las cosas.
Maldije al Pueblo y su mania de perseguirse mutuamente. ?Por que no me habia enredado con una especie menos paranoica? ?O con un sexo menos paranoico?
—Mats, estoy en medio de una discusion con el Primer Defensor. Es una discusion privada. Me gustaria poder terminarla sin interrupciones.
Parecio desconcertado.
—?De eso se trata? ?De una de vuestras discusiones? ?Por que no se lo dijiste a Anna? Estaba preocupada. Creo que estaba preocupada. Con los humanos nunca se sabe.
—Ya sabes lo que piensan los humanos de la conducta decente. Si hago algo que le recuerda lo que soy, se siente molesta.
El arrugo el entrecejo, incomodo.
—No me gusta pensar que tiene la mente tan estrecha como el resto de su especie.
—Nadie es perfecto.
(Gwarha, si sabes como hacerlo, di a Matsehar que esto era una mentira. No quiero que tenga a Anna en
