mal concepto.)

—Tendrias que haber inventado algo para que ella no se preocupara, sobre todo si esta enferma. ?Por que tenia que enterarse de que era una pelea de amantes? Hay muchas clases de peleas.

—Tienes razon, tendria que haberlo hecho pero no lo hice, y ahora tengo que volver a ese despacho. Sin duda tendras algo mejor que hacer que quedarte en la antesala de Ettin Gwarha.

Inclino la cabeza para expresar su acuerdo.

—Manana y manana.

—?Que?

—Nicky, ?que te ocurre? Deberias reconocer la frase. Es de Macbeth. ?Estas seguro de que te encuentras bien?

—Te resultaria increible la discusion en la que estoy metido; Pero debo resolverla solo. Marchate.

Salio y volvi a entrar en el despacho.

El general estaba de pie junto a su mesa, con una mano en el intercomunicador. Me miro y levanto la otra mano. En ella sostenia el cuchillo: el emblema de su cargo, tan afilado como una navaja de afeitar.

Me detuve e hice el ademan que indicaba presentacion y reconocimiento. La puerta se cerro a mis espaldas.

El general apago el intercomunicador.

—Eran los de seguridad. Querian saber si debian investigar lo que sucedia en la antesala. Les he dicho que no. Sientate, Nicky.

Me acerque a una de las sillas que habia delante de su mesa, me sente y me eche hacia atras; estire las piernas delante del cuerpo y las cruce. Una postura de la que resultaba dificil deshacerse, y una senal de que no tenia planes violentos.

—Nunca se te han dado bien los detalles practicos —me dijo—. Cuando ates a alguien, no lo hagas a la altura de las botas. Asi no se puede hacer un buen nudo. Y no dejes un cuchillo a su alcance.

Baje la vista. El general estaba en calcetines.

—Es evidente que no tendria que haber abandonado la habitacion; pero ha aparecido Mats, y he tenido que librarme de el.

—?Esta implicado en esto? ?Has involucrado a un destacado dramaturgo en una traicion? Es despreciable.

—El no tiene ni la menor idea de lo que esta sucediendo. Matsehar jamas tendria nada que ver con una traicion al Pueblo.

Puso el cuchillo sobre la mesa pero lo dejo al alcance de su mano.

—Bien, ?donde esta Anna?

—Averigualo.

Volvio a pulsar el intercomunicador y llamo a los del servicio de seguridad. Tardaron un par de minutos en localizarla. Estaba en el vehiculo, y este a mitad de camino de la nave de los humanos, que sabian que ella iba a su encuentro. Lo peor era que en el vehiculo viajaba otro humano con Anna: Etienne Corbeau.

—Un correo —dijo alguien por el intercomunicador—. Los humanos han solicitado para esta persona un pasaje en la nave de manana que sale en viaje regular. Les hemos informado de que hoy el vehiculo hacia un viaje especial.

El general lanzo un silbido de enfado y golpeo la mesa con la palma de la mano. Baje la vista.

La persona que hablaba por el intercomunicador dijo:

—No he comprendido su ultima orden, Primer Defensor.

—Comuniqueme con el piloto del vehiculo.

Asi lo hicieron, y el general pregunto por Anna. En el breve silencio que se produjo, solo se oyo el ruido que hacia la singularidad al desintegrar la materia.

Entonces se oyo la voz de Anna.

—?Primer Defensor?

—?El otro humano esta con usted?

—No. Le dijeron que se quedara en la cabina de pasajeros.

—?Ha hablado con el? ?Sabe lo que esta ocurriendo?

Una vez mas se oyo el crujido de la singularidad, que hacia su trabajo.

—Miembro, voy a indicar que regrese el vehiculo. Como cortesia, y en la esperanza de que aun podamos conseguir la paz, no diga nada a Ettienne Corbeau.

—?Nick se encuentra bien?

El general me hizo una sena. Me levante y me acerque al intercomunicador.

—Estoy bien, Anna.

—?Hago lo queme dice Ettin Gwarha?

—No lo se.

El general volvio a lanzar un silbido de disgusto. El cuchillo estaba entre ambos. Se me ocurrio cogerlo. ?Para que? ?Para matarlo? Me puse las manos en los bolsillos. El se dio cuenta y sonrio: sus dientes brillaron con un destello breve y hostil.

—Anna, haz lo que te parezca correcto. Pero recuerda que Corbeau es un verdadero imbecil. No creo que pueda ayudarte.

—Cuando regrese quiero que hable con mis tias. Es posible que ellas encuentren una salida a esta situacion.

—Vaya, esa es una buena idea —dije por el intercomunicador.

Anna guardo silencio y una vez mas el unico sonido fue el producido por la singularidad.

El general anadio:

—Esta conversacion deberia tener lugar rodilla-a-rodilla.

Y no por radio, donde otros pueden oirla. Pero el no podia decirlo.

—?Nick? —pregunto Anna.

—Eres tu quien debe decidir.

—Colaborare —dijo.

El general le indico:

—Digale a Corbeau que las mujeres de Ettin han convocado una reunion, y que por eso el vehiculo regresa. Si le pregunta… ?Cual es la expresion que utilizan los humanos? Si le pregunta a que se debe tanta prisa, digale que no lo sabe. Hai Atala Vaihar estara esperando para escoltarla.

Ella se mostro de acuerdo.

El general hablo en la lengua de Eh y Ahara, luego apago el intercomunicador y dijo:

—Ahora bien, Nicholas, nosotros iremos a ver a mis tias. ?Es necesario que te diga que no intentes ninguna triquinuela?

—Las he agotado.

—Bien.

Caminamos en silencio hasta los aposentos de las mujeres. Yo habia superado mi reaccion, que habia sido de panico. Ahora sentia el temor distante que se siente cuando uno va a someterse a algun tipo de examen medico que podria tener consecuencias desagradables.

Durante el verano de mi primer ano como estudiante universitario habia tenido un accidente y me habian hecho una transfusion. Decidieron que parte de la sangre podia estar infectada, y durante un ano tuve que someterme a diversos analisis. La mayor parte del tiempo lograba creer que todo iba bien. Yo era magico, habia nacido para triunfar y nada podria detenerme. Pero cuando me extraian sangre y veia lo cuidadosos que eran los tecnicos, me sentia aterrorizado. Resulte estar perfectamente sano. La enfermedad que buscaban nunca se manifesto.

Atravesamos la puerta con el emblema de la hoguera (los soldados que la custodiaban hicieron el ademan de la presentacion) y cruzamos el suelo desnudo y brillante del vestibulo de entrada. Los tapices mostraban gente del mundo natal ocupada en diversos trabajos agricolas.

Uno de ellos me llamo la atencion: una mujer reparando un tractor. Lo vi con la lucida intensidad que puede proporcionar el temor. El tractor era de color burdeos. La mujer era grande, solida y seria, de pelaje claro, e iba vestida con una tunica azul brillante.

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