Parecia una escena de principios del Renacimiento, creada por el Maestro del Equipo de Mantenimiento.
Bajamos por un pasillo y entramos en una antesala. Gwarha hablo al aire, y el aire respondio. Esperamos. Se abrio una puerta. Me guio hasta la habitacion donde habia hablado con las tias por ultima vez. Ahora los hologramas estaban desconectados. En lugar de ventanas con vista al oceano, habia paredes blancas. La puerta por la que entramos era visible: una plancha de madera negra como el carbon.
En medio de la habitacion habia siete sillas dispuestas en circulo. Las tias, vestidas con tunicas del color del fuego, ocupaban tres de esas sillas. Con ellas se encontraba una cuarta mujer, corpulenta y demacrada, con el pelaje blanco a causa de la edad. Su tunica era verde con bordados en azul, blanco y plata, probablemente segun un diseno tradicional con algun nombre complicado.
—Al subir a lo mas alto de las montanas finalmente vemos los picos elevados y cubiertos de hielo —baje la vista.
—Levanta la cabeza —me indico la mujer—. Quiero verte los ojos.
La mire a la cara. Ella me observo con atencion.
—Blanco y verde. Raro, pero encantador, como ramas en la nieve. ?Por eso te enamoraste de el, Gwarha? ?Por sus ojos?
—Esta —dijo el general con comedimiento— es mi abuela. Creo que no la conocias.
Pero habia oido hablar de ella. Era mas dura que cualquiera de sus hijas. Fue en sus tiempos cuando Ettin se convirtio en una autentica potencia. A los ochenta anos, se habia retirado a una casa en el lejano sur, argumentando que estaba harta de la gente. Habia pasado mas de veinte anos entregada a diversas aficiones: cuidando animales, como pajaros, y criando otros, como peces; componiendo musica y escribiendo sus memorias; La musica era adecuada y de tono menor: no estaba nada mal para una politica retirada. Las memorias eran esperadas por todos con temor. No supe que hacia alli.
—Sientate —me dijo la anciana—. Y manten la cabeza erguida. Jamas habia visto a un humano, al menos en persona. Es muy interesante.
Obedeci. Gwarha se sento en una silla delante de mi, lo mas lejos posible.
—No has respondido a mi pregunta, Gwarha.
El miro a la anciana.
—No me resulta facil recordar por que lo ame alguna vez.
La anciana arrugo el entrecejo.
—Eso no es una respuesta. ?Que ha ocurrido con tus modales?
—Madre —dijo Per timidamente—. Gwarha dice que tiene un problema. Tal vez deberiamos pedirle que nos explique de que se trata.
—Muy bien —acepto la anciana.
El general me miro.
—Presta atencion a lo que voy a decir. Si olvido algo importante, o expreso mal algo de lo ocurrido, interrumpeme.
Asenti. El describio lo que habia sucedido. Mostro un absoluto dominio de si mismo; su postura era relajada pero no desgarbada, su voz serena y tranquila. A pesar de lo bien que lo conocia, me resulto dificil percibir emocion alguna. Era un general presentando un informe. De vez en cuando me miraba para saber si tenia algo que comentar. Yo asentia cada vez, indicandole que continuara.
Cuando concluyo, dijo:
—No has dicho nada, Nicky. ?Quieres agregar algo?
—En realidad no. Has omitido un fragmento del principio de mi conversacion con Anna; debio de ser antes de que el ordenador te pusiera sobre aviso; y te has perdido algo mas mientras estabas inconsciente.
—?Algo importante?
Me encogi de hombros.
—Interpreto eso como una negacion. —Miro a sus parientas—. Lo tengo todo grabado. Pero la mayor parte esta en ingles.
Per dijo:
—Asegurate de que Sai recibe una copia.
—Si —respondio Ettin Gwarha.
Sono el intercomunicador. Aptsi respondio. Era Vaihar. Habia llegado con Anna.
Per me miro.
—Sal y pidele a ella que tenga paciencia. Primero tenemos que resolver esto. Dile que no tiene por que preocuparse. Nadie le hara dano. Lo prometo.
Ettin Petali anadio:
—Las mujeres de Ettin lo prometen.
Anna se encontraba en la antesala. Casi siempre olvidaba que no es una mujer corpulenta. Algo en ella que me induce a error, algo que no se muy bien como describir. ?Intensidad?
?La fuerza de su personalidad? ?La solidez de su caracter? En cualquier caso, Anna parece ocupar mas lugar del que ocupa en realidad.
Pero esta vez, no. Estaba sentada en una de las sillas
Vaihar estaba a su lado, de pie.
—?Que sucede? —pregunto en la lengua de Eh y Ahara.
—Ettin Gwarha te lo dira mas tarde, si cree que debes saberlo.
Parecio preocupado.
—?Que debo hacer?
—Quedarte aqui. Hacer compania a Anna y asegurarte de que no se va.
—?Es una prisionera? —parecia impresionado.
—No. Pero el Primer Defensor y las mujeres de Ettin no quieren que deambule por la estacion.
Vaihar vacilo pero no dijo nada.
Anna levanto la vista. Se la veia aturdida, como un animal sorprendido por una repentina luz brillante.
—Me envia Ettin Per —le dije en ingles—. No tienes por que preocuparte. No van a hacerte dano.
Vaihar se sobresalto al oir la palabra «dano». Anna se quedo inmovil.
—Quiere que esperes aqui hasta que hayamos resuelto otros asuntos. Creeme, puedes confiar en su palabra.
Anna siguio sin reaccionar.
—No recuerdo si te he dicho alguna vez cual es el apodo de Gwarha. Tiene un par, pero el mas amistoso, el que puede utilizarse delante de el, es El Hombre que es Gobernado por sus tias. Jamas se opondra a las mujeres de Ettin.
—Me estas hablando como si fuera una criatura.
—No era mi intencion. Disculpame.
—Has dicho que no tendre problemas. ?Y tu?
—No se. No se ha hecho ninguna promesa. Pero ese es mi problema, no el tuyo.
—Nick —dijo Vaihar—. Esta ocurriendo algo malo. ?Que es?
—No tengo tiempo de explicartelo. Vigila a Anna —sali.
Gwarha y sus parientas seguian en su circulo en la habitacion sin ventanas, esperando pacientemente; la Abuela era la unica que parecia inquieta.
—La estan cuidando —comente dirigiendome a Per y me sente.
—Gracias. —Cruzo las manos y miro a sus hermanas—. No hemos tenido ocasion de discutir la situacion, pero…
—Yo empezare —dijo Ettin Petali en voz alta y clara—. Y no hablare de los errores ni de los defectos de Sanders Nicholas. Dejare eso para las demas. Empezare con mi nieto. —Se volvio en su silla y lo miro fijamente —. Pusiste dispositivos de escucha en las habitaciones que ocupaba una mujer. Involucraste deliberadamente a una mujer en las luchas que tienen lugar entre los hombres. ?Es vergonzoso, Gwarha!
—Ella no pertenece al Pueblo —dijo el general.
—Ese es un argumento peligroso —afirmo Ettin Sai.
