El se encogio de hombros.
Llegaron a una puerta. Esta se abrio y entraron en una habitacion pequena y cuadrada sin otra cosa que moqueta. Los soldados se quedaron en el pasillo. La puerta se cerro y Nicholas miro a su alrededor.
—Aqui estamos —dijo en ingles.
Se abrio otra puerta. Nick camino delante hasta una segunda habitacion. En esta habia una mesa, tres sillas, la habitual moqueta y un tapiz: una hoguera rodeada por unas espadas dispuestas en circulo.
Detras de la mesa habia un alienigena: Ettin Gwarha. Hablo con Nick en la lengua
Nick se quedo quieto, con las manos en los bolsillos, la cabeza un poco inclinada y escuchando educadamente hasta que Ettin Gwarth concluyo.
—Coloco microfonos ocultos en tu habitacion, Anna. No se como consiguio que Gwa Hu hiciera algo asi.
—Ella no pertenece al Pueblo —dijo el general en ingles.
—Pense en mantener la conversacion en mis habitaciones —dijo Nick en tono sereno y uniforme—. Imagine que podria encontrar alguna razon para invitarte. Pero decidi que tus aposentos serian lo bastante seguros. Gwa Hu lo ha estado revisando con regularidad.
—No tiene importancia donde decidieras llevar a cabo tu traicion —dijo el general—. Te habria oido.
—?Has colocado microfonos ocultos en mis aposentos? ?Has hecho eso?
—Si.
—En nombre de la Diosa, Gwarha, hablamos de eso hace anos. Me dijiste que podia tener intimidad. Me diste tu palabra.
El general lo miro fijamente, con expresion poco amistosa. Nick le devolvio la mirada y enseguida bajo la vista.
Ettin Gwarha miro a Anna.
—Este hombre… este ser traidor, me ha colocado en una situacion incomoda, miembro Perez. No estoy seguro de como resolverla. No puedo permitir que usted transmita a otros humanos la informacion que acaba de recibir.
—Matala —dijo Nick—. A veces hay accidentes. Ya has empezado a quebrar las reglas, ?que te quedara cuando acabes? ?Que quedara de ti o del Pueblo?
El general le respondio con brevedad y en tono cortante en la lengua de los alienigenas.
Nick no anadio nada.
—No tiene por que preocuparse, miembro Perez —dijo el general en ingles—. Jamas se me ocurriria hacer dano a una mujer, y no hay forma de hacerlo sin crear mas complicaciones.
Nick solto una carcajada. El general lo miro con furia.
—Te has destruido solo, estupido pedazo de mierda, me has destruido casi con certeza a mi y probablemente has destruido las posibilidades que teniamos de alcanzar la paz. Por lo que se, has destruido a los de tu propia especie. ?Como pude confiar en ti?
Nick le respondio en la lengua
—Callate —ordeno el general en ingles.
Entonces Nick se lanzo sobre la mesa. Todo ocurrio tan rapido que Anna no se dio cuenta de nada. Ambos se gritaban, uno a cada lado de la mesa. Un instante mas tarde, el general estaba en el suelo y Nicholas encima de el. El ruido habia cesado y solo se oia la respiracion de Nick, rapida y superficial. El general estaba inmovil, su silla caida cerca de el.
Nick se incorporo y se quito la chaqueta; luego cogio un cuchillo que habia sobre la mesa. —?Que vas a hacer?
—Atarlo. Y llevarte hasta la nave de los humanos. —Corto su chaqueta en tiras—. Mierda. Esta tela no servira para atarlo. Malditos sinteticos.
—?Puedo hacer algo?
—Que yo sepa, no. A menos que lleves encima un rollo de cinta adhesiva. —No.
El se agacho y metio un trozo de tela en la boca del general y luego hizo rodar el cuerpo flaccido y le ato las manos.
—Esta porqueria no aguantara. Recuerdo que mi madre siempre decia a mi hermana: nunca vayas a ninguna parte sin llevar al menos un par de imperdibles. Suponia que era uno de esos misterios femeninos y nunca preste atencion. Ojala hubiera algo asi para los hombres. «No vayas a ninguna parte, hijo mio, sin llevar un buen rollo de cinta adhesiva.» —Ato los pies de Ettin Gwarha y se incorporo—. Seguro que no aguanta. Quedate quieto un rato. Necesito hablar un momento.
Toco la superficie de la mesa del general y hablo con alguien, y luego con otra persona. Su voz tenia un tono de brusca autoridad que ella nunca habia percibido. Finalmente levanto la vista.
—Mats viene hacia aqui. Te escoltara hasta el vehiculo y este te llevara hasta la nave de los humanos. No se que sugerirte a partir de ahi. Dile al capitan lo que esta ocurriendo. No creo que el pueda escaparse. Dudo que quiera abandonar al resto del equipo de negociacion. No se me ocurre nada mejor. Ganaremos tiempo y significara que Gwarha no puede hacer nada para evitar que se propague la informacion, a menos que quiera llevarse la nave de los humanos. Mierda. No se si esto arreglara o empeorara la situacion.
—?Que haras tu?
—Quedarme aqui y asegurarme de que Gwarha no se suelta.
—Ven a la nave, Nick.
—No seas ridicula. No pienso ponerme en manos del servicio de informacion militar.
—?Crees que eso seria peor de lo que va a ocurrirte aqui?
—Es cierto que no me gusta responder preguntas, y el Pueblo no va a hacerme ninguna.
Una voz dijo:
—Aqui estoy, Nicky.
—Adelante —repuso Nicholas y se acerco a la puerta—. El no puede ver nada de esto; no le cuentes nada. No quiero causarle problemas.
Espero a que ella se acercara a la puerta; luego la abrio, la hizo salir y salio tras ella. La puerta del despacho del general se cerro.
Matsehar lo miro.
—?A que viene tanta prisa?
—Anna necesita que la vea un medico humano.
—Espero que no sea nada serio.
Habia un algo de surrealista —?era esa la palabra adecuada?— en toda la situacion y en la pregunta amable de Matsehar. ?Que joven encantador! Un poco peludo, tal vez, y educado para pensar que no habia nada malo en la violencia; pero, de todas formas, una compania deseable en cualquier situacion. ?Hablaba tan bien el ingles!
—No —respondio ella—. Nada serio. Pero no puedo perder tiempo.
—Por supuesto.
La puerta que daba al pasillo se abrio. Los soldados se habian marchado. Un problema menos. Anna salio, seguida por Matsehar. Nick se detuvo en la entrada. Al llegar a mitad del pasillo, ella se volvio una vez para mirarlo. Nick seguia en la entrada, ahora con las manos en los bolsillos y una expresion de leve preocupacion.
Matsehar empezo a hablarle a Anna de su version de
Ahora su cruel hijo estaba solo, luchando con las consecuencias de sus actos. Habia llegado a un estado de total desesperacion.
