»Si lo cambiaramos en un nivel trascendente que pudiera ser cotejado con lo que fuera que tuvieramos grabado de su vida, podriamos detectar ese cambio. Pero es improbable que nos apartemos tanto del original. Mucho mas seria es la posibilidad de que exista un error suficiente como para producir alteraciones sutiles que nadie pueda rastrear…, y, menos que nadie, usted, ya que no dispondra de los datos para comparar. ?Su primer cuaderno del colegio estaba forrado de color azul o rojo? Si lo recuerda como rojo, ?quien podra encontrarlo ahora para verificarlo?
—?Acaso importa? —Barker se encogio de hombros y el traje crujio sobre la mesa—. Lo que me preocuparia es que el duplicado estuviera tan estropeado que muriera, o que se convirtiera en un monstruo que necesitara morir.
—Bueno —comento Hawks, pasandose la mano por la cara—, eso no es probable que ocurra. No obstante, si asi lo desea, preocupese por ello. Su preocupacion depende por completo del lugar en el que trace la linea de las cosas que son importantes para usted. Ha de decidir cuanto de usted mismo puede ser modificado antes de considerarse muerto.
Barker le dirigio una sonrisa gelida. Miro alrededor del borde de la abertura del visor que le envolvia.
—Ya estoy metido en esto, doctor. Usted sabe malditamente bien que no me arrugare. Jamas lo habria hecho. Sin embargo, tambien sabe que no me ha facilitado el camino.
—Tiene razon, Barker —asintio Hawks—. Y esta es solo una forma en la que podria matarle. Existen otros modos que son seguros. Tuve que hablarle asi ahora porque necesito a un hombre como usted para lo que mas tarde se le hara.
—Le deseo mucha suerte, doctor —dijo Barker.
Los hombres que vistieron a Barker habian cerrado el visor y conectado los conductos de aire con los tanques empotrados en la placa dorsal de la armadura. Un tecnico realizo una prueba de radio y activo su receptor al altavoz principal montado sobre la puerta del transmisor. El sonido de la respiracion de Barker por la unidad telefonica de baja potencia del traje comenzo a sisear con regularidad en el laboratorio.
—Vamos a introducirle ahora, Barker —le anuncio Hawks a traves de su microfono.
—Entendido, doctor.
—Cuando este dentro, activaremos los electromagnetos de la camara. Quedara suspendido en el aire, y retiraremos la mesa. No sera capaz de moverse, y no lo intente…, quemaria los motores del traje. Sentira como si diera un salto de unos centimetros en el aire, y su traje se extendera de forma rigida. Ello se debera a los campos magneticos laterales. Experimentara otra sacudida cuando cerremos la puerta de la camara y los imanes de todo el recinto entren en funcionamiento.
—Le escucho alto y claro.
—Simularemos las condiciones de la emision a la Luna. Quiero que se familiarice con ellas. Asi que apagaremos las luces de la camara. A traves de sus conductos de aire recibira un ligero componente de formalina que embotara sus receptores olfativos.
—Oh.
—El siguiente paso sera activar el proceso de exploracion. Ese interruptor tiene un retraso de treinta segundos; el mismo impulso activara primero ciertas funciones automaticas del traje. Como puede ver, hacemos todo lo posible para eliminar el factor de error humano.
—Ya veo.
—Un anestesico general sera introducido en su circulacion de aire. Embotara su sistema nervioso sin hacer que pierda por completo el conocimiento. Abotargara por completo los receptores de la temperatura y de presion de su piel. Sera expulsado en el momento que usted cobre resolucion en el receptor. Todo rastro de anestesia se desvanecera cinco minutos despues de que usted aparezca.
—Comprendido.
—Muy bien. Por ultimo, voy a desconectar el microfono. A menos que haya una emergencia, no volvere a conectarlo. A partir de este momento, mi interruptor controla los dos auriculares servoactivados de su casco. Notara que los auriculares se introducen en sus oidos; quiero que mueva la
»Descubrira que, una vez que sus percepciones esten abotagadas o dormidas, comenzara pronto a dudar de que se encuentra vivo.
No dispondra de ningun modo de probarse a si mismo de que se halla expuesto a cualquier estimulo exterior. Empezara a preguntarse si sigue teniendo una mente. Si esta condicion durara el tiempo suficiente, entrara en un panico incontrolable. El tiempo requerido para ello varia segun las personas. Si el suyo excede los pocos minutos que estara hoy en el traje, con ello bastara. Si resulta que es inferior, nosotros escucharemos sus gritos y yo empezare a hablar con usted.
—Eso sera un gran alivio.
—Lo sera.
—?Algo mas, doctor?
—No.
Le hizo un ademan al equipo de la Marina, y los hombres comenzaron a deslizar la mesa al interior de la camara.
—Quiero decirle algo al alferez —comento Barker.
—De acuerdo.
El oficial se acerco al campo de vision del visor de Barker. Con los labios hizo la mimica de la pregunta: «?Que?».
—Mi nombre es Barker, hijo. Barker. No soy otro conejillo de indias para que lo encerreis en una lata de hojalata. ?Tu tienes un nombre, hijo?
El alferez, con las mejillas rojas, asintio.
—Asegurate de darmelo cuando salga de todo esto, ?eh?
Fidanzato, que empujaba el pie de la mesa, se rio entre dientes.
Hawks miro a su alrededor. Latourette se encontraba ante la consola de control del transmisor.
—Observe a Sam —le dijo Hawks a Gersten de pie a su lado—, y recuerde todo lo que el haga. Intente no perder detalle alguno.
Los ojos de Hawks no se habian vuelto hacia Gersten; su mirada se habia dirigido directamente a Weston, que se encontraba apoyado sobre un gabinete de amplificadores, con los brazos y los pies cruzados; luego observo a Holiday, el medico, de pie y en tension, con el estomago contra la consola medica de control remoto.
—De acuerdo —gruno Gersten.
Los ojos de Hawks parpadearon con frustracion.
La luz verde que habia sobre la puerta del transmisor aun seguia encendida; sin embargo, la puerta se hallaba cerrada y de ella salia el cable que alimentaba de energia a los componentes del escaner. La camara del receptor estaba sellada. El siseo de la respiracion de Barker, tranquila, aunque ganando en velocidad, brotaba del altavoz.
—Sam, dame energia de prueba —pidio Hawks.
Latourette presiono un boton de la consola, y Hawks observo a los tecnicos arracimados alrededor de la entrada del banco de amplificadores. Habia un carrete nuevo de cinta en la consola de salida, con el extremo enroscado alrededor de los rodillos de freno y la cabeza grabadora y terminando en el carrete de recepcion. Petwill, el ingeniero que habian contratado de la Electronic Associates, le hizo un gesto de asentimiento a Hawks.
—Sam, dame energia de funcionamiento —dijo Hawks—. Activala.
Las luces que habia encima de las puertas del transmisor y del receptor saltaron del verde al rojo. La respiracion de Barker cayo casi en el silencio.
Hawks observo el reloj montado en la superficie del transmisor. Treinta segundos despues de que pidiera