todo eso, con todos los diplomas necesarios, que habia sido contratada para ensenar espanol. Era una dama muy gentil del sur, una tal senorita Cramer, con unos huesos pequenos y delicados y facciones muy palidas. Su piel era casi transparente, y siempre parecia que se quedaba sin aliento. Mientras yo estaba en segundo curso, como ya he dicho, habia intentado ensenar gramatica espanola a un punado de ninos que iban con petos remendados y zapatos de granja. Asi como todo el mundo en la escuela conocia a Hazlet, tambien todo el mundo sabia que lado del escritorio de la senorita Cramer tenia el control de la clase.
»De modo que al ano siguiente, cuando entre en el laboratorio de fisica, descubri que a la senorita Cramer se le habia dado un curso de verano sobre la ensenanza de la fisica y se le habia adjudicado el puesto de Hazlet. No funciono muy bien. Disponia de todo tipo de guias para maestros, y de la ayuda de los manuales de fisica que explicaban las formulas y los problemas clasicos. Supongo que cada noche, cuando regresaba a casa, intentaba memorizar las respuestas del dia siguiente. Pero, simplemente, no funciono…, descubrio que, cuando trataba de desarrollar un problema en la pizarra del mejor modo que ella sabia, el resultado no coincidia con la respuesta que habia memorizado. Asi que borraba su solucion y escribia la del manual, diciendonos que aunque ella no habia podido sacar bien las ecuaciones, esa era la solucion correcta, y que debiamos memorizarla. Cuando nos ponia un examen, jamas habia problemas de calculo. Sencillamente planteaban el problema y dejaban un espacio en blanco para la respuesta correcta.
»Incluso con ese camino de aproximacion, era incapaz de meter tanto en su mente cada noche para abarcar todo el terreno necesario. Por ejemplo, nunca aprendio que el simbolo quimico del mercurio no era
»Sin embargo, yo tuve que elegir. Tuve que decidir si me unia a la clase en mirar por la ventana y reirme a hurtadillas de la senorita Cramer, o concentrarme cada dia en la clase, ignorando todo lo demas (se trataba de hacer caso omiso de todo o ponerme a llorar yo mismo), y dedicarme a recorrer la biblioteca en busca de textos de ciencia para ensenarme a mi mismo. Ello significaba apartarme del sendero que los otros individuos de la clase estaban tomando, al tiempo que veia como se perdian. Tuve la eleccion de permanecer con mis semejantes, o de apartarme de ellos, sabiendo que yo estaba nadando mientras ellos se ahogaban.
»Elegi salvarme. Despues de un tiempo, comence a razonar que si habia algun fisico latente entre ellos, reemprenderian el camino en la universidad. Trate de ayudar a algunos con los deberes, hasta que me di cuenta de que habian perdido el interes en comprender el por que las respuestas eran las que eran. Si de verdad querian vivir, me dije a mi mismo, encontrarian la energia para nadar. Si ninguno nadaba, significaba que nadie de ellos tenia madera de cientifico. —Sonrio, con los ojos apagados—. La vida y la ciencia, de nino, parece que han sido de igual importancia para mi. Casi lo mismo.
—?Y ahora? —inquirio Elizabeth.
—Ya no soy un nino. Ya no estamos en mil novecientos treinta y dos.
—?Esa es tu respuesta?
—Puedo decir lo mismo con mas palabras. Tengo un trabajo que ha de ser realizado por mi, ya que fui yo el que lo hizo. Ahora no puedo dar marcha atras y cambiar al nino del que creci. Puedo verlo; veo sus errores al igual que sus decisiones acertadas. Sin embargo, yo soy el hombre que crecio de esos errores al tiempo que de las decisiones que un adulto aprobaria. He de seguir con lo que soy. No hay nada mas que pueda hacer…, no puedo juzgarme eternamente. Un trozo de carbon no puede modificar su estructura. Es un diamante o un pedazo de carbon…, y ni siquiera sabe lo que es el carbon o los diamantes. Otros deben juzgarlo.
Permanecieron sentados un rato largo, en silencio: Hawks con la copa de brandy vacia depositada en la mesita de cafe, al lado de sus piernas extendidas, y Elizabeth observandole desde la ventana, con el rostro apoyado sobre las rodillas levantadas.
—?En que pensabas ahora? —le pregunto ella cuando el volvio a moverse y miro su reloj de pulsera—. ?En tu trabajo?
—?Ahora? —Sonrio desde mucha distancia—. No…, pensaba en otra cosa. Pensaba en como se toman las placas de rayos X.
—?Y que ocurre?
El sacudio la cabeza.
—Es complicado. Cuando un medico le saca unas radiografias a un hombre enfermo, consigue una impresion que le muestra las manchas en sus pulmones, o el calcio en sus arterias, o el tumor en su cerebro. Pero, para curar a un hombre, no puede sacar unas tijeras y cortar las manchas de la radiografia. Lo que debe hacer es abrir con el bisturi al hombre y, antes de poder realizar la operacion, ha de decidir si el bisturi puede llegar hasta la enfermedad sin danar alguna parte de este. Tiene que decidir si el bisturi posee el suficiente filo como para arrancar el tumor maligno del tejido sano, o si el hombre reproducira su enfermedad de los restos que queden detras… si tendra que ser operado una y otra vez. Cortar la radiografia no hace nada. Lo unico que logra es dejar un agujero en el celuloide. Y, aunque hubiera un modo de arreglar los rayos X para que no fotografiaran el tumor maligno, y aunque existiera alguna forma de hacer que la radiografia cobrara vida, esta aun tendria un agujero en el lugar donde habia estado el mal, como si un cirujano la hubiera atacado con su bisturi. Moriria por la herida.
»De modo que lo que haria falta seria una pelicula de rayos X cuyos ingredientes quimicos no solo
Ella le acaricio la mano en la puerta. Los dedos de el se estremecieron profundamente.
—Por favor, llamame tan pronto como puedas —dijo ella.
—No se cuando sera eso —respondio el—. Este…, este proyecto en el que estoy metido, si funciona, va a ocuparme mucho tiempo.
—Llamame cuando puedas. Si no estoy aqui, me encontraras en casa.
—Llamare —susurro el—. Buenas noches, Elizabeth.
Apreto la mano contra el costado de su pierna. El brazo comenzo a temblarle. Dio media vuelta antes de que ella pudiera acariciarle de nuevo, y bajo con rapidez las escaleras del estudio hasta su coche: los ecos de sus pisadas resonaron torpemente.
CINCO
1
A la manana siguiente, Hawks estaba sentado en su despacho cuando Barker llamo a la puerta y entro.
—El guardia de la entrada me dijo que viniera a verle aqui —comento. Sus ojos midieron el rostro de Hawks—. ?Ha decidido despedirme o algo asi?
Hawks nego con la cabeza. Cerro la tapa de la carpeta que estaba estudiando y, con un gesto de la mano, le indico la silla que tenia delante.
—Sientese, por favor. Tiene mucho en lo que pensar antes de ir al laboratorio.
—Por supuesto. —La expresion de Barker se relajo. Atraveso la parte del suelo no alfombrada con un sonoro ruido de los tacones de sus botas—. De paso, doctor, buenos dias —anadio, dejandose caer en la silla y cruzando las piernas. La placa que le habian colocado en la pierna ortopedica sobresalia bastante debajo de la tensa tela del pantalon en su rodilla.
—Buenos dias —contesto Hawks de forma escueta. Abrio la carpeta y extrajo un cuadrado grande de papel doblado. Lo empujo sobre el escritorio en direccion a Barker.