No lo se, Ted. Si usted se encuentra desarrollando una idea basicamente nueva en su tiempo libre, tal como lo hacia yo cuando trabajaba en la RCA, quiza llegue muy lejos con ella. —Se encogio de nuevo de hombros—. En gran medida, eso depende de usted.

Gersten le miro con el ceno fruncido.

—No lo se. No lo se. Ahora mismo, lamento haberme dejado llevar por un arrebato. —Exhibio una sonrisa rapida de disculpa que desaparecio casi al instante—. Supongo que tiene mas cosas en las que pensar que en ingenieros caprichosos. Pero… —Parecio reunir el valor para continuar—. Cuando me aliste en el Ejercito durante la guerra —continuo sin preambulo—, solicite la entrada en la Escuela de Candidatos a Oficiales. Me entrevisto un teniente temporal que habia sido un joven sargento indio desde los dias en que los civilizaban con un palo bajo la bandera. Me entrevisto, lleno los espacios adecuados del cuestionario y, luego, dio vuelta al impreso, mojo la punta del lapiz con la lengua y escribio: «Este candidato parece tener problemas de habla. Estas dificultades probablemente le impidan ejercer el mando correcto sobre las tropas». Luego giro el impreso, de modo que yo pudiera leer la evaluacion confidencial que habia hecho. Y eso fue todo. —Gersten estudio el rostro de Hawks con sumo cuidado—. ?Que piensa del asunto?

Hawks parpadeo.

—Despues de eso, ?que hizo el Ejercito con usted?

—Me enviaron a la escuela de electronica de Fort Monmouth.

—Asi que, ?si no fuera por eso, no esta seguro de que hoy se encontraria aqui?

Gersten fruncio el ceno.

—Supongo que si —repuso finalmente—. No es asi como lo he analizado yo.

—Bueno, no le conozco, Ted; pero yo habria sido un oficial de carrera horrible en la Armada. No creo que el hecho de haber estado alli hubiera mejorado la situacion. —De repente, sonrio con una mueca—. Y deje que me preocupe yo de Sam Latourette. —Miro con ojos de disculpa a Gersten—. Quiza, una vez hayamos sorteado el obstaculo de este proyecto, podamos llegar a conocernos mejor mutuamente.

Gersten no dijo nada. Miro a Hawks como si no pudiera decidir que expresion poner en su cara. Luego se encogio a medias de hombros y comento:

—Lo que antes queria hablar con usted se referia a ese asunto de la senal del anaquel de amplificadores. Ahora bien, me parece que si…

Se alejaron juntos, hablando de cosas tecnicas.

El dia en que el tiempo transcurrido llego a los siete minutos y cuarenta y nueve segundos, el transmisor tuvo que apagarse, ya que el angulo de emision habria incluido una porcion demasiado elevada de la ionosfera de la Tierra. Los equipos de mantenimiento se pusieron a trabajar en el nuevo y periodico trazado del horario. Hawks trabajo con ellos.

El dia en que estuvieron dispuestos a emitir otra vez, Barker llego al laboratorio a la hora correcta.

—Parece mas flaco —comento Hawks.

—Usted no parece estar mucho mejor.

El dia en que el tiempo transcurrido se elevo a los ocho minutos y treinta y un segundos, Benton Cobey llamo a Hawks a su despacho para una conferencia.

Hawks entro con una bata limpia y miro atentamente a los hombres que se sentaban alrededor de la mesa de conferencias que habia en el extremo opuesto al escritorio de Cobey. Este se incorporo en la cabecera de la mesa.

—Doctor Hawks, ya conoce a Carl Reed, nuestro Jefe de Contabilidad —dijo, senalando a un hombre reservado y enjuto, proximo a la calvicie, que se sentaba a su lado, con sus manos de labrador relajadas una encima de la otra sobre la superficie del plastico protector de las hojas de trabajo que habia traido con el.

—?Como esta? —saludo Hawks.

—Bien, gracias. ?Y usted?

—Y este es el comandante Hodge, claro —anuncio escuetamente Cobey, indicando al oficial naval de enlace que se sentaba a su otro lado; se habia quitado la gorra y la habia dejado sobre la mesa, donde lanzaba su reflejo sobre la madera brillante.

—Claro —corroboro Hawks, con una fugaz sonrisa a la que Hodge correspondio. Se dirigio al extremo de la mesa opuesto a Cobey y se sento—. ?Cual es el problema? —pregunto.

Cobey miro a Reed.

—Bien, podriamos entrar directamente en materia —dijo.

Reed asintio. Se inclino levemente hacia delante y, con las yemas de los dedos, empujo los formularios en direccion a Hawks.

—Estas son las cifras, aqui, que corresponden a los pedidos de equipo de su laboratorio —empezo.

Hawks asintio.

—Abarcan la instalacion original y los recambios solicitados durante el ultimo ano fiscal.

Hawks volvio a asentir. Observo a Cobey, que se sentaba con las manos entrelazadas y los codos apoyados sobre la mesa, con los pulgares debajo de la barbilla, y miraba por encima de los dedos las hojas que tenia delante de el. Hawks ladeo la vista hacia Hodge, que estaba pasando el lado de su dedo indice derecho a lo largo de la mejilla, con los ojos gelidos de color azul en apariencia vacios, las comisuras entrecerradas hasta formar una perenne pata de gallo.

—Doctor Hawks —prosiguio Reed—, al estudiar esas hojas, en un principio se me ocurrio que debia buscar alguna forma de llevar este proyecto, en la medida de lo posible, a un nivel mas economico. Y me parece que lo hemos logrado.

Hawks miro a Reed.

—Ya le he explicado mi idea al senor Cobey, y este esta de acuerdo en que hay que presentarsela a usted —dijo Reed. La boca de Cobey sufrio un tic—. Y asi —concluyo Reed—, hemos hablado con el comandante Hodge para saber si la Marina estaria dispuesta a considerar un cambio en el procedimiento de la operacion, siempre que no interfiriera con la eficiencia en ningun punto importante.

Hodge intervino, en apariencia sin dedicar una gran parte de su atencion al tema:

—No nos importaria ahorrar dinero. En especial, cuando no disponemos de la libertad de que se discutan la asignaciones de modo pormenorizado en los debates del Congreso.

Hawks asintio.

Todos guardaron silencio; finalmente, Cobey pregunto:

—Bueno, ?esta dispuesto a escucharlo, Hawks?

—Por supuesto —replico Hawks. Miro a su alrededor—. Lo siento…, no tenia idea de que todos aguardaban mi respuesta. —Miro a Reed—. Prosiga, por favor.

—Bien —comenzo Reed, bajando la vista a sus numeros—, me parece que gran parte de este equipo son muchas piezas de lo mismo. Lo que quiero decir con ello, es que aqui hay un articulo en el que se solicitan cien reguladores de voltaje de un mismo tipo. Y aqui hay otro para…

—Si. Bueno, gran parte de nuestro equipo consiste en un componente en particular u otro, enlazado a una serie de componentes similares. —La cabeza de Hawks estaba ladeada y mantenia los ojos atentos—. Hemos de realizar muchas operaciones basicamente iguales de forma simultanea. No teniamos tiempo para disenar componentes con la capacidad de realizar estas funciones. Asi que debimos emplear los disenos electronicos ya existentes y arreglarnos con su capacidad comparativamente baja a base de multiplicar los componentes. —Se detuvo durante un momento—. Hacen falta mil hormigas para cargar con un terron de azucar —finalizo.

—Ese es un ejemplo muy idoneo, Hawks —comento Cobey.

—Trataba de explicar…

—Continue, Reed.

—Bien. —Reed se inclino hacia delante con energia—. No quiero que usted piense que soy una especie de ogro, doctor Hawks. Pero, enfrentemonos a ello, hay mucho dinero metido en ese equipo y, hasta donde yo puedo ver, no hay ninguna razon para que, si disponemos de una maquina duplicadora, no podamos simplemente —se encogio de hombros— sacar tantas copias como requiramos de cada uno de sus componentes. No veo por que han de ser construidas en nuestra division de manufacturacion o compradas de proveedores de fuera. Ahora bien, aqui tenemos una situacion en la que ni siquiera puedo calcular una operacion de coste fijo. Y…

—Senor Reed —corto Hawks.

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