gravedad estandar. La ventana alargada de la sala daba a una playa de arena y un oceano revuelto. Soplaba el viento en la calle. Podia oir las rafagas que gemian alrededor del exterior del edificio y ver diminutas chispas de luz solar reflejadas en distantes gorras blancas.
De repente supo donde se encontraba. Ana y el, en uno de sus contados viajes al extranjero, habian pasado un mes trabajando en Italia. Se habian tomado dos semanas extra de vacaciones al finalizar el encargo, y habian alquilado un pequeno chalet en la Peninsula de Sorrento, al sur de Napoles. Alli estaba ahora. Las agitadas aguas que veia pertenecian al Mar Tirreno, parte del Mediterraneo; la pequena isla que se divisaba al oeste era Capri.
Reconocia incluso la habitacion y los muebles de la casa.
?Los reconocia, despues de mas de ochocientos anos?
Su momento de placer fue borrado por el miedo.
—?Cuanto tiempo?
—Esperaba que pudieramos dejar esa pregunta para un poco mas adelante. —La mujer suspiro—. Tendria que haberlo imaginado. Todos sus informes destacan una asombrosa capacidad de atencion. Respondiendo a su pregunta, ha transcurrido mucho tiempo…, mucho mas del que sospecho que usted esperaba. Segun su calendario, estamos en el ano 32072. Han pasado mas de veintinueve mil anos desde que se sumiera usted en su criosueno.
Pero tambien mas tiempo del que ocupaba la antigua historia escrita de la humanidad. Drake se quedo mirando fijamente a la mujer, incredulo. De nuevo habia intentado preparar su mente para cualquier cosa, cualquier posible cambio. Y de nuevo se sorprendia. Lo ultimo que esperaba era esa similitud. Pero la habitacion donde se encontraba era identica al recuerdo que conservaba de ella. El paisaje era el de un agradable dia de finales de primavera. El sol estaba alto en el cielo, y debia de ser casi mediodia. De un momento a otro entraria el dueno del chalet con un aperitivo de
—No es real, ?no? —Indico a su alrededor—. Todo esto es una simulacion electronica, disenada para complacerme. —Se le ocurrio una posibilidad peor—. De hecho, tampoco yo soy real. No me han resucitado. Me han descargado.
—No es cierto. —La mujer fruncio el ceno con reprobacion—. Claro que ha sido usted resucitado, y su yo es real, ocupa su cuerpo revivido. Aunque existe la posibilidad de descargar a una persona en un continente inorganico, no es lo que se ha hecho en su caso. Requiere el consentimiento del individuo, puesto que una vez se lleva a cabo la operacion admite, evidentemente, la posibilidad de multiples yoes. Sin embargo, tiene usted razon, en parte. La escena que lo rodea se ha sintetizado a partir de sus recuerdos. Se ha insertado para su comodidad y conveniencia en su quiasma optico y otros nervios sensoriales aferentes… discretamente, me gustaria anadir. Las antiguas indignidades de la invasion corporal repugnan a la sociedad actual.
—Esto no me resulta comodo ni conveniente. Quiero saber donde estoy de verdad. Quiero que mi entorno sea como es en realidad.
—Esta bien. —La mujer hizo una pausa—. ?Esta usted seguro? Consideramos que esta sintesis es la mejor manera de minimizar la fuerte impresion intercultural.
—Se equivocan. Afuera con todo esto. —Drake indico con un gesto la sala, los comodos sillones, el mar azul y el cielo al otro lado de la ventana.
—De acuerdo. Sin embargo, hay otra cosa que deberia usted saber antes de abandonar la realidad derivada. —La mujer miro fijamente a Drake; sus ojos oscuros parecian preocupados—. Usted es de carne y hueso. Pero yo no. Formo parte de la sintesis y desaparecere con ella.
Levanto una mano para despedirse.
—?Aguarde un minuto! —Drake se descubrio poniendose de pie, sobre unas piernas que temblaban a causa de los nervios—. No se vaya todavia. Debo saberlo. ?Han conseguido resucitar a Ana?
—Me temo que no. Sigue considerandose un problema imposible.
—Pero se suponia que me iban a dejar en la criomatriz hasta que hubiera alguna esperanza de afrontar el problema. ?Por que estoy despierto?
—Comprendo la pregunta. —La oscura cabeza asintio—. Sin embargo, sera mejor que la responda otro. Adios, Drake Merlin.
Se fue. Con ella desaparecieron el cuarto iluminado y su agradable vista del oceano azotado por el viento. Drake se encontro acostado en una cama ajustable rodeada de una coleccion de maquinas desconocidas. La habitacion era pequena, gris y de forma extrana. Sus paredes octogonales convergian en un techo convexo y afacetado, por el que se arrastraban tenues dibujos parecidos a nubes azules. La gravedad de la Tierra habia desaparecido. Su cuerpo casi no pesaba nada. Sentia como con un pequeno esfuerzo se elevaria, flotando hasta tocar el techo azul celeste.
Trismon Sorel le habia asegurado que su Servidor lo acompanaria a todas partes, a traves del tiempo y el espacio, y seria necesaria su aprobacion para resucitarlo. Drake paseo la mirada por el cuarto, buscando la figura rodante del Servidor. Pero entonces todas las preguntas sobre su emplazamiento y condicion se esfumaron.
Una mujer aguardaba en el estrecho portal.
Era Ana.
Ana, feliz y rebosante de salud. Estaba tal y como la habia visto mil veces, con la cabeza ladeada y un interrogante en la comisura de los labios.
El momento de intensa alegria fue empanado por una terrible decepcion. Era otra sintesis, mas cruel que la anterior.
Drake intento levantarse, pero en vez de ello se encontro elevandose por los aires y girando sobre si mismo.
—Tranquilo. —Ana habia llegado a su lado de algun modo y lo sujetaba—. Lo siento, tendria que haber esperado hasta que te acostumbraras al entorno de gravedad baja.
—Eres una sintesis… no eres real.
—Eso no es cierto.
—La mujer del pelo negro… el simulacro de mujer… me dijo que no habian adelantado nada…
—Decia la verdad. —Ana habia bajado flotando con el para sentarse a su lado en la cama—. Al menos a ese respecto. No se ha adelantado nada en el problema que te interesa.
—Pero tu… tu estas aqui, estas viva. —De nuevo el temor. ?Podia mentir una simulacion?—. ?O no?
—Lo estoy. Pero no es lo que te piensas. —El delicado tono de voz de Ana era infinitamente familiar—. ?No resulta evidente para ti quien soy?
—Eres Ana.
—Si. Pero no tu Ana. —Lo tomo del brazo y lo giro para quedar frente a frente—. Mirame. ?No ves la diferencia? Soy la Ana a la que tu diste vida. Soy el clon de tu esposa, la persona cultivada a partir de sus celulas por Trismon Sorel y sus colegas.
—Pero la otra mujer dijo que habian pasado veintinueve mil anos… ?Tanto tiempo has vivido?
—No continuamente. Esa no es la costumbre. —Se rio, y ese sonido hizo que a Drake se le partiera el corazon—. Como muchas personas, decido alternar breves periodos de vigilia con otros mas largos de hibernacion…, lo que tu llamarias criosueno. Casi todo el mundo siente curiosidad por conocer el futuro, por experimentar el futuro.
»Y yo hace veintinueve mil anos que sentia curiosidad por conocerte a ti. Cada vez que despertaba, comprobaba tu estado en la criomatriz. Siempre, antes de volver a hibernar, pedia que me despertaran si despertabas tu.
—Pero yo no tendria que estar despierto ahora —protesto Drake—. Se suponia que iba a permanecer en criosueno hasta que fuera posible restaurar la personalidad de Ana. Esas fueron las instrucciones precisas que le di a mi Servidor cuando entre en el criotanque.
El criotanque… hacia veintinueve mil anos. Tiempo suficiente para que el acero se oxidara y se desmenuzara la piedra. Tiempo suficiente para que se perdiera aun el concepto de Servidor. Tiempo suficiente para que se olvidaran las esperanzas, las ideas y los deseos. Era una locura esperar que nada durara mas de