Esa informacion produjo en Drake una sensacion de amarga ironia. Se habia equivocado, absoluta e irremediablemente. Habia sostenido, en la tranquila casa de la periferia mientras los ninos alborotaban en el piso de arriba y Tom Lambert se sentaba ante el con el semblante demudado, que su sacrificio era una cosa necesaria. Sin su ayuda, Ana jamas seria resucitada. En realidad, hasta el ultimo desconocido emplazado en Segunda Oportunidad se habia salido con la suya; incluso los «inutiles», a los que el habia pensado que nadie se tomaria la molestia de revivir.
En vez de congelarse tendria que haber hecho caso a Tom Lambert y seguir adelante con su vida. Mejor aun, en vez de huir de Pluton tendria que haberse quedado alli, en las criomatrices, con Ana. Los habrian resucitado juntos, para vivir el resto de sus vidas en compania del otro.
En cambio…
—He dicho que se revivio a todo el mundo —continuo el Servidor—. Eso, evidentemente, no es del todo cierto. Usted fue la unica excepcion, dado que esgrimi sus instrucciones especificas relativas a su resurreccion.
—Ahora estoy consciente, aunque no me hayan resucitado.
—Cierto. Llegaremos ahi a su debido tiempo. Pero ahora, ?le gustaria ver la Tierra mas de cerca, por motivos sentimentales? —La escobilla metalica de sensores del Servidor apunto a Drake—. Aunque no estuvieramos en realidad derivada, seguiria siendo bastante seguro visitar la Tierra. Nunca se ha producido interferencia alguna con las naves que se aproximan, ni siquiera con aquellas que aterrizan en la impenetrable superficie exterior. Tan solo se hace caso omiso de ellas.
—Eso no es la Tierra, da igual como lo llames. —Drake dio la espalda a los monitores—. Llevame lejos. Aqui no hay nada para mi.
Nada para el, quiza, en todo el sistema solar. Esa idea cobro fuerza mientras volaban lejos del Sol. El problema no eran los cambios fisicos, que eran considerables: Jupiter, apagandose como un rescoldo moribundo, inundando sus satelites de abundante radiacion de infrarrojos; los anillos de Saturno, desaparecidos; Urano, como un segundo sol en miniatura, iluminando el sistema exterior; Neptuno, evaporado; Pluton, cociendose hasta el punto en que el nitrogeno se licuaba en su superficie y la criomatriz que contenia a Drake y Ana —y a nadie mas que Drake y Ana— habia tenido que ser trasladada a un emplazamiento mas frio.
Mas importantes que todo eso eran los cambios que no podian verse. Cuando Drake escucho las palabras «catorce millones de anos» no penso de inmediato en lo que eso implicaba. La noticia de que todos los demas ocupantes de las criomatrices habian sido resucitados le hizo comprender que se habia convertido en lo que mas temia: un fosil viviente, una criatura surgida del remoto pasado. Nada de lo que era o sabia podria interesar a nadie en este lejano futuro. Aun las mismas criomatrices eran un anacronismo. Drake debia la existencia continuada de Ana y la suya propia en el criosueno tan solo a la mente literal, persistente y concienzuda de Milton.
Y era una mente. Drake ya no podia seguir considerando al Servidor un tipo de ayuda de camara mecanica. Por si solo, Milton poseia una capacidad mental que rivalizaba con la de cualquier humano de la epoca de Drake; como parte de un conjunto aun sin definir, el Servidor sobrepasaba con mucho la inteligencia humana.
La nave siguio su curso, mas alla del sistema solar que Drake conocia. El Sol se redujo a una mota. Las constelaciones que poblaban el firmamento formaban nuevos y anonimos dibujos. Catorce millones de anos era tiempo mas que suficiente para que el lento devenir de las estrellas «fijas» hubiera cambiado la faz de los cielos.
—La Nube de Oort —dijo Milton— en el momento de su anterior despertar, estaba siendo explorada por vez primera. Ha cambiado de forma apreciable. Ahora es una amalgama de cientos de millones de enseres planetarios e inteligencias entrelazadas. No vamos a pasar ningun tiempo alli, puesto que en su forma actual es algo incomprensible para usted. Le interesara mucho mas esto.
El Servidor no hizo ningun ademan perceptible, pero la nave se desvanecio de repente. Drake se quedo flotando en el espacio abierto frente a un disco achatado y ladeado, compuesto por miles de brillantes chispas de luz.
—Estamos contemplando el espacio estelar humano —continuo Milton—. Esta es la parte de la galaxia que la humanidad y las maquinas, en todas sus formas compuestas y complementarias, han alcanzado, desarrollado y colonizado. El sistema solar reside aproximadamente en el centro. Pese a ocupar menos de una millonesima parte de toda nuestra galaxia, el espacio humano incluye ochenta mil soles. El perimetro crece constantemente, y de forma asimetrica, a una fraccion considerable de la velocidad de la luz.
—?Alienigenas? —El enorme disco parecia medir varios cientos de anos luz de diametro. Sin duda los humanos habrian encontrado otros viajeros del tiempo y el espacio. Pero la cabeza de escobilla de alambre disentia.
—Todavia no. Vida en abundancia, si. Incluso vida animal multicelular, capaces de reproducirse, cuya genetica se basa en pares de nucleotidos. Pero vida inteligente, no. —Milton se mostraba sereno y fatalista—. La busqueda continua. Algun dia tendra lugar el contacto, sin duda.
»Sin embargo, este es el final de nuestro breve trayecto por el exterior. Ahora debemos regresar a la proximidad de su criotanque; alli nos enfrentaremos a un problema mas inmediato.
15
La descarga
La realidad derivada tenia al menos una ventaja sobre el espacio y el tiempo normales: viajar era un acto instantaneo. Puede que Milton hablara de «volver» a la region de los criotanques, pero solo lo hacia para comodidad de Drake. No habia habido ningun viaje fisico. Tan pronto estaban flotando en los confines del sistema solar, contemplando la vasta region ladeada del brazo en espiral que estaba ocupado por los humanos y sus construcciones, como volvian a asomarse a la Bahia de Napoles, donde se cernian aun los negros nubarrones.
Ariel asintio en direccion a Drake, y empezo a hablar.
—Ha visto usted una parte de lo que los humanos y nuestros companeros inorganicos pueden hacer y han hecho. Ahora es el momento de hablar de lo que no podemos hacer. Nuestras limitaciones explican por que nos parece necesario interactuar con usted. La razon es sencilla: No puede usted permanecer en la criomatriz por tiempo indefinido.
Drake habia previsto este momento muchos millones de anos atras, antes incluso de ser congelado. Algun dia todas sus virtudes perderian su utilidad. ?Quien iba a sufragar entonces los costes de la operacion prolongada de los criotanques?
Esperaba que el problema se resolviera cuando Par Leon le informo de que las actividades relacionadas con el empleo del tiempo humano eran las unicas con un precio implicito. Ahora, al parecer, las normas habian cambiado de nuevo.
Pero habia aprendido a no aceptar un no por respuesta.
—?Tengo alguna posibilidad de resucitar y conseguir algun credito? A lo mejor todo lo que se no tiene ningun valor, pero me presentaria voluntario para realizar cualquier accion que permitiera a Ana seguir en la criomatriz.
—No me ha entendido. El servicio de la criomatriz cesara en breve, pero no a causa de problemas de mantenimiento. Cada tanque cuenta con su fuente de energia de larga duracion particular, capaz de preservar un criocadaver durante periodos extremadamente largos sin necesidad de intervencion externa. Durante tanto tiempo, en realidad, que desconocemos su verdadera esperanza de vida con exactitud. Solo sabemos que puede medirse en miles de millones de anos. La criomatriz con sus criotanques se encuentra ya al borde de la Nube de Oort y continua adentrandose en el espacio interestelar. Ana y usted son sus unicos ocupantes desde hace tiempo. Sin embargo, no es ese el motivo por el que la criomatriz es cada vez mas irrelevante. El problema es mucho mas basico. Mire esto.
La ventana no se movio, pero la escena que mostraba se altero. Drake se encontro viendo a traves del cristal un cuerpo desnudo, su cuerpo, almacenado en su criotanque.
—De nuevo, estamos en la realidad derivada —dijo Ariel—. Esta vez por motivos distintos. Fijese.