Drake esperaba regresar a la superficie durante el invierno de Lukoris, pero no siempre. Una vez cada cien o cada mil anos saldria del pantano durante unos meses para comprobar los instrumentos y efectuar un rastreo planetario. Aquellos cambios que se produjeran demasiado despacio en tiempo real resultarian evidentes para el cuando viera el planeta como una serie de diapositivas, instantaneas tomadas a intervalos ampliamente espaciados entre si.
Antes, empero, necesitaba un punto de referencia a partir del que medir los cambios. Debia comprender Lukoris en todos sus aspectos. Viajaria por el mundo y observaria como nunca antes habia observado.
Drake suspiro y se dijo:
Pero ya conocia la respuesta. Se puso manos a la obra.
Antes de la llegada de Drake, Lukoris habia sido el hogar de una floreciente colonia durante cientos de millones de anos terrestres. Cuando la gran amalgama de humanos aterrados, ordenadores y compuestos, junto con todos sus enseres huyeron para apartarse del camino del Shiva, no se lo llevaron todo consigo. Drake era el heredero de un planeta entero y de la tecnologia de la antigua colonia.
Esa tecnologia le servia para examinar Lukoris. La red de informacion mundial mostraba un planeta dividido de horizontales y verticales extremas, de mares apacibles y pantanos que rodeaban cordilleras montanosas cortadas a cuchillo. El cuerpo del mander no podia sobrevivir al aire enrarecido de las cumbres mas altas sin equipo, pero Drake tenia que saber que ocurria alli arriba. ?Quien sabia donde y de que manera decidiria presentarse el Shiva?
Dedico el primer largo invierno a recorrer el planeta. En persona e indirectamente, con la ayuda de unidades sensoras en miniatura operadas por control remoto, surco el helado rio de quinientos mil kilometros del sur, visito los tropicos donde el agua en verano hervia hasta evaporarse y solo las bacterias aficionadas al azufre podian sobrevivir, y exploro los paramos del norte donde los sphexbats comenzaban a desarrollar sus primeras y primitivas obras de arte, dibujando con sangre animales estilizados en las paredes de roca desnuda. Los sphexbats volaban en circulos alrededor de su equipo. Eran precavidos y no atacaron de inmediato, sino que se llamaban constantemente con lo que, evidentemente, era un idioma incipiente.
Drake almaceno cada imagen, sonido y olor en la memoria aumentada de su cuerpo. No omitio nada, ni se apresuro. Tenia tiempo de sobra. Si se le pasaba algo por alto este invierno, tendria otras mil oportunidades de dar con ello.
Por fin llego el momento de su primera estivacion.
Su cuerpo comenzo el proceso de forma automatica, exudando un liquido transparente que se endurecio en una resistente membrana semipermeable. A traves de ella podia importar pequenas cantidades de oxigeno y agua, asi como expeler los excrementos. Conforme se solidificaba el cascaron, el cuerpo de Drake empezo a enterrarse. Fuera de su control consciente excavo y escarbo en un denso cieno verde que se endurecia a medida que profundizaba en el.
El proceso era algo natural para el mander, pero no para la consciencia atrapada en el. Drake sentia que se hundia en una oscuridad absoluta, rodeado de un fluido viscoso que frustraba todos sus intentos por salvarse.
Cuando, finalmente, comprendio que no se estaba ahogando, que el cuerpo en que habitaba podia soportar las inmersiones prolongadas, siguio sin sentirse reconfortado. No era asi como habia imaginado su futuro: atrapado en un pantano, en un cuerpo alienigena, la unica inteligencia humana en muchos anos luz a la redonda sin nada mas que soledad por delante. Y tendria que pasar por esto miles y miles de veces.
Su cuerpo empezaba a apagarse, ahorrando energia para pasar la larga noche. Drake combatio el letargo, intentando ser el quien dictara el curso de sus suenos. No queria estar aqui. Queria abrirse paso hasta la superficie, indicar a la nave que lo vigilaba que lo recogiera. Queria volver a casa, a la Tierra. Queria retroceder en el tiempo, a aquellos dias dichosos de amor y musica.
Queria a Ana…
Pero, evidentemente, ese era el motivo de que estuviera aqui. Ese era el motivo de que fuera correcto que estuviera aqui. Estaba en Lukoris para, algun dia, poder reunirse con Ana de nuevo.
Mientras su cuerpo cortaba el suministro de oxigeno al cerebro, Drake se aferro a ese pensamiento. Se hizo un ovillo y abrazo el sueno con satisfaccion.
La cadencia de las estaciones en Lukoris era mas lenta que en la Tierra. Debido a la escasa inclinacion del eje de rotacion, el verano y el invierno quedaban dictados unicamente por el movimiento del planeta a lo largo de su excentrica orbita eliptica de veinte anos.
El cuerpo modificado de Drake habia sido programado para dormir durante cincuenta de esos largos ciclos. Al despertar, por fin, a comienzos de un invierno, salio arrastrandose de las profundidades y espero a que se resquebrajara su cascaron. Cuando se hubo desmenuzado lo suficiente como para permitirle libertad de movimientos, intento comenzar su inspeccion. Su cuerpo de mander se lo impidio. Le insistia para que comiera y bebiera, vorazmente, terminando con un ayuno de ochocientos anos. No pudo fijar su atencion en Lukoris hasta haberse saciado.
Penso de inmediato que se apreciaban algunos cambios. Los instrumentos le aseguraban que era una ilusion. Las variaciones que creia observar eran puramente psicologicas. Se estaba adaptando al cuerpo del mander y, en el proceso, los pantanos verde vidrio y los precipicios llameantes de Lukoris cobraban belleza a sus ojos.
Confirmo asi lo acertado de haber venido aqui mucho antes de que se esperara la influencia del Shiva. La adaptacion era un efecto pasajero, algo que remitiria tras las primeras estivaciones.
Reanudo su metodica vigilancia y medicion de las poblaciones de flora y fauna, de las variaciones de la temperatura diurna, de la geologia de la superficie y el subsuelo, de los niveles de radiacion solar y de otras diez mil variables. Todas las mediciones se transmitian a la nave orbital. Desde alli se enviaban via enlace de datos de ondas-S al cuartel general, a media galaxia de distancia.
?Que era lo importante? Drake no lo sabia. Puede que todo, puede que nada.
Se produjo un incidente impremeditado y desagradable cuando se mostro demasiado interesado en una planta filamentosa que tejia grandes tapices sobre la superficie del pantano para atraer grandes animales. Al romperse los filamentos, al parecer intencionadamente y sin previo aviso, el animal se hundia en el cieno para morir y liberar sus nutrientes. Drake no pesaba lo suficiente como para estar en peligro; pero distaba de tener cobertura alguna cerca cuando el sphexbat se abalanzo en picado sobre el durante su primera batida del dia.
Lo vio y cambio de direccion. Una nube de vapor blanco cayo sobre Drake cuando surco el aire sobre su cabeza. La unica escapatoria posible consistia en enterrarse. Drake se tiro de cabeza al legamo con las bocas y los ojos fuertemente cerrados, preguntandose si no seria esta simplemente otra forma de morir. Todavia andaba mediado el invierno, era demasiado pronto para que estivaran los manders.
Sintio frio contra la piel el cieno del pantano. Transcurridos unos minutos, Drake se dio cuenta de que no estaba ahogandose. Su cuerpo podia absorber oxigeno suficiente a traves de la epidermis, siempre y cuando no se moviera demasiado.
Espero siete horas, casi medio dia de Lukoris. La nube neurotoxica deberia haber sido absorbida ya por el pantano, si antes no se habia disociado quimicamente en presencia de la luz del sol.
Cuando salio a la superficie rompiendo el barro pegajoso, el sphexbat se encontraba en medio de su batida de recoleccion y a tan solo un par de kilometros de distancia. Se abalanzo sobre Drake sin hacer ruido, impulsado por sus alas de veinte metros, con la bolsa de captura ya abierta para la recogida. Estaba a menos de treinta metros de distancia cuando vio que Drake estaba de pie y en movimiento, en vez de inerte sobre la alfombra del pantano. Sus fauces gemelas emitieron una llamada bitonal de rabia y sorpresa. El sphexbat remonto el vuelo y se alejo.
Diez segundos despues, a mayor altura, regreso para volar justo por encima de su cabeza. Un par de ojos negros situados encima de la bolsa traspasaban a Drake.
?Que diria a sus congeneres cuando volviera a los acantilados? ?Que habia aparecido una especie de variante de mander, dotado de una nueva tecnica de autodefensa?
Quiza, en el distante futuro de Lukoris, las historias narradas en torno al fuego de una tribu de sphexbats refirieran la ocasion en que habia surgido una extrana criatura en la superficie, invulnerable a la neurotoxina paralizadora de la que dependia toda la caza.
Drake se dijo que estaba fantaseando. Lukoris no tenia un futuro lejano que fuera consistente con el