animal infectado todavia podia reproducirse. Su esperanza de vida y su capacidad reproductora aumentaban en cierto modo.
La inteligencia de Drake estaba alojada en el cerebro del animal nativo, con un ligero aumento de memoria organica. El declive habia sido demasiado lento como para llamar la atencion, hasta que llego un momento en que dejo de haber intelecto —o cualquier otra cosa— por el que preocuparse.
La mente y la memoria de la copia repatriada se habian descargado en un continente electronico, para que el compuesto de Drake pudiera examinarlo poco a poco. Todavia quedaba algo, un vago y debil apice de conciencia propia. Bajo ningun concepto racional estandar podria llamarse a eso inteligencia. Pero tampoco bajo ningun concepto emocional se podia justificar su eliminacion.
Drake inicio la fusion. La desventurada y danada reliquia del remedo habia cumplido con su deber. Se merecia lo mejor que podia ofrecerle el compuesto. Aunque no contribuyera en nada al potencial intelectual de la mente grupal extendida, quiza el millonesimo anadido sumara una mota de emocion y compasion.
Y quiza el millonesimo primer remedo, o el mil millonesimo, se beneficiara de este gesto.
Meditabundo al filo del abismo, Drake veia crecer su propio yo. Se extendia por un millon de galaxias, aumentando en numero a cada dia, a cada ano que pasaba. La amenaza del Shiva para la humanidad era ya historia. No habia peligro en ninguna parte, no habia conflicto en ningun sitio. El potencial de su desarrollo personal era ilimitado. Algun dia podria llegar a abarcar el universo entero.
Y sin embargo…
Sin embargo sentia que le faltaba algo.
?Como era posible? Su labor habia finalizado. Habia recuperado hasta el ultimo de los componentes que habia enviado a cada uno de los planetas amenazados alguna vez por el Shiva. Todos los que no habian perecido en la batalla estaban alli. A lo largo de eones se habian anadido a su compuesto extendido. Era imposible que se le hubiera pasado uno por alto.
De modo que era un espejismo. Nada iba mal. Nada habia perdido u olvidado, nada.
Drake se sentia, por primera vez que pudiera recordar, en paz. Al fin podia relajarse.
Libro tres
Odisea
26
El recuerdo que tenia Drake del ultimo minuto era nitido e intenso. Estaba de pie en la portilla de la nave, contemplando el mundo a sus pies. Habia transcurrido casi un dia completo desde su encarnacion, y ahora estaba listo para subir a bordo de un trasbordador e iniciar el descenso.
Ya conocia el planeta y el cielo local. Durante la encarnacion habian descargado en el ingentes cantidades de informacion sobre ambos. Pero esos eran conocimientos abstractos. Ansiaba ahora lo autentico: la sensacion del suelo alienigena bajo sus pies dotados de garras, el primer aliento de lo que alli se considerara aire, la vista del sol y las lunas y las constelaciones cuajadas de estrellas, desdibujadas por la neblina, la bruma y el celaje de la noche.
Echo un ultimo vistazo abajo. El mundo era parecido a la Tierra, lo que se reflejaba en su encarnacion: brazos, piernas y una cabeza sin cuello; manos con tres dedos; un cuerpo capaz de caminar erecto en vez de gatear, o reptar, o arrastrarse por un lecho marino sembrado de rocas.
Se dio la vuelta para subir al trasbordador y, en ese momento, hablo el sistema de control de la nave.
—
?Tan pronto? El mensaje de la nave acababa de comunicarle que iba a morir. Habia anticipado una larga y solitaria vigilia en la superficie, sustentado tan solo por los recuerdos de Ana, y al final del todo la llegada de una influencia Shiva y una suerte incierta. En vez de eso iba a encontrar el olvido dentro de cinco segundos.
Puesto que no habia nada que pudiera hacer al respecto, Drake se quedo perfectamente inmovil, observo y escucho. La cesura habia aparecido ya. Podia ver una espiral arremolinada de negrura con un ojo mas oscuro en el centro. Una cesura era una rendija en el espacio-tiempo, pero esta parecia mas bien un embudo sin fondo, una chimenea conica de tinta y aceite.
La nave se encontraba al borde. Drake, sabedor de que habian llegado sus ultimos instantes de consciencia, penso en Ana. Ya nunca volveria a verla.
Cerro los ojos con fuerza…
…y los abrio. Se habia producido un violento momento de desorientacion durante el cual su cuerpo fraccionado se retorcio y giro en cien direcciones a la vez. Pero cuando termino, estaba vivo. Todo estaba en calma. La portilla a su lado no mostraba indicios de caos, nada de fulgor cegador ni negrura estigia, nada salvo estrellas serenas.
?Habia impedido el Shiva que actuara la cesura?
—?Que ha salido mal? ?Por que no ha funcionado?
Antes de que tuviera tiempo de responderse a si mismo, la nave contesto:
—
—?Sabes que ha pasado? —De todas las improbabilidades, esta era la mayor: que Drake y la nave hubieran sido lanzados a otro universo que parecia exactamente igual al suyo. Volvio a asomarse a la portilla. El cielo mostraba estrellas, nubes de gas, y los tenues parches imprecisos de nebulosas en espiral. Pero las estrellas dibujaban pautas desconocidas, y el planeta se habia desvanecido por completo—. ?Donde estamos?
—
—Se suponia que la cesura debia aniquilarnos… arrojarnos a otro universo. Este parece nuestro universo.
—
—?Sabes que nos ha ocurrido?
—
Drake lo recordaba… vagamente. Se habia mencionado cuando la idea de emplear cesuras surgio por vez primera; en aquel momento no hizo caso, considerando las cesuras como simples armas. Pero el Condensado de Bose-Einstein que formaba el cerebro enfriado de la nave no olvidaba nada, y su memoria atomica en red contenia