iban a ser reclamados por la justicia. ?Imaginas por que se enfado Higinio?

– No tengo ni idea.

– Pues esta muy claro. Se nota que no piensas como un preso. ?Por que fue Basilio a contarles el asunto a los anarquistas? Pues es muy sencillo: esos dos tipos iban a ser trasladados en cuestion de semanas, quiza dias. Basilio se lo dijo para que pudieran escapar.

– ?Como!

– Como lo oyes. Por eso Higinio se enfado. A buen seguro que esa informacion podria provocar que los anarquistas organizaran una fuga.

– ?Y eso a Higinio que mas le daba?

– No lo se, pero a lo mejor que se produjera una fuga no venia bien a los comunistas por algun motivo.

– Es una explicacion un poco enrevesada. Quiza solo es cuestion de rivalidad entre dos grupos dentro del campo.

En ese momento y como si las circunstancias quisieran dar la razon a Tornell entro la enfermera.

– Una llamada para el capitan Aleman.

Salio de la habitacion y se encamino hacia el puesto de control de las enfermeras.

Tomo el telefono y escucho como, al otro lado de la linea telefonica, alguien decia:

– Soy don Adolfo, el director.

– Aqui Aleman, usted dira.

– Anoche se produjo una fuga.

– Dejeme adivinar, ?fueron dos anarquistas? -repuso al instante.

La voz del director, sorprendida, sono metalica en el auricular del telefono.

– ?Como lo sabe?

– Cosas de detectives. Se refiere usted a dos tipos que iban a ser reclamados desde Logrono, ?verdad?

– Si… pero… ?como puede usted saber?…

– No se preocupe, cosas mias. Estamos llevando a cabo una investigacion, ?recuerda? Esta misma tarde estare alli. -Colgo.

Juan Antonio Tornell le habia dejado de piedra. Sabia leer en los hechos, en las personas, como si fueran un libro abierto. En cuanto volvio a la habitacion y le comunico la noticia, Tornell esbozo una enorme sonrisa de satisfaccion.

– ?Que te decia?

– Si, debo reconocer que en lo tuyo eres unico, Humphrey Bogart. Esta tarde voy a subir al Valle de los Caidos, ?alguna sugerencia? Me gustaria que me orientaras un poco.

– Pues ahora que lo dices, si que tenia algo que sugerirte…

– Tu diras.

– Con respecto a la nota, pienso que deberias hacer que todos los habitantes del campo escribieran una anotacion similar.

– Si, lo he pensado. Pero…

– ?Si?

– Has dicho todos los habitantes del campo, y no creo que pueda hacer firmar a los guardias civiles, a los guardianes y al personal. Se armaria una buena.

– ?Solo los presos entonces?

– De momento habra que hacerlo asi. Bastantes problemas tenemos.

– Eso puede serte util en el caso de que el asesino fuera un preso. Cosa que juzgo harto improbable.

– Si, ya lo se. Pero habra que empezar por algun sitio, ?no? Supongo que tendras mas indicaciones que hacer. No soy detective y ando un poco perdido.

– Claro, claro, si. En primer lugar deberias echar un vistazo a las pertenencias de Higinio…

– Si, lo hare.

– … luego, deberias plantearte volver a hablar con Basilio y con Perales. Debes investigar el asunto de la fuga de los dos anarquistas. Quiza Higinio quiso abortarla y esa fue la causa de su muerte.

– En ese caso, Perales seria nuestro maximo sospechoso, ?no?

– Si, por supuesto. Pero entonces no quedaria claro el asesinato de Abenza.

– Quiza vio o dijo algo que no debia.

– Si, puede ser… -apunto Tornell poniendo cara de pensarselo.

Cuando llego a Cuelgamuros, Aleman se dispuso a tomar medidas para recuperar el tiempo perdido en la investigacion. Supo por el guardia civil que le abrio la barrera de la entrada que, en efecto, tras el recuento de la noche, los dos presos anarquistas que iban a ser trasladados se habian fugado. Al parecer ya estaban cursadas las ordenes de busqueda y captura y se habia mandado aviso a los cuarteles y estaciones ferroviarias cercanas, por lo que pensaban que la captura de los fugados seria inminente. Lo primero que hizo tras llegar a su casa fue acercarse a la oficina para interesarse por los objetos personales de Higinio, tal y como habia sugerido Tornell. El director habia salido. Alli le dijeron que se guardaban en un almacen situado junto a los barracones, asi que se encamino hacia alli para ver que sacaba en claro. Cuando el encargado le abrio la pequena casamata sintio que le invadia la curiosidad al comprobar que Higinio guardaba sus objetos personales en una pequena caja de madera con un candado. Decidio dirigirse a su pequena casita para inspeccionar el contenido de la misma pero antes se acerco a ver al director para darle las ordenes pertinentes y que todos los presos escribieran de su puno y letra el mismo texto hallado en la nota que acusaba a Perales. El hombre parecio contrariado porque estaba convencido de que el verdadero culpable era el anarquista. Aunque Aleman habia dado ordenes precisas al respecto, decidio que mas tarde daria una vuelta por el destacamento de la Guardia Civil, para asegurarse de que Perales se hallaba bien y no habia sido maltratado. El director le hizo saber que llevaria tiempo hacer que todos los presos escribieran la nota. Ademas, muchos de ellos eran analfabetos. Asi que, armado de paciencia, Aleman llego a su casa y coloco la caja sobre la mesa que habia en el pequeno salon. Se quedo mirandola durante un rato, quieto, de pie, con las manos en jarras. Al fin se decidio y tomo asiento frente a ella. No le costo mucho romper el candado y no tardo casi nada en abrirla; apenas contenia algunas viejas fotos, unos gemelos oxidados - probablemente heredados- y, sorprendentemente, dos ampollas de cristal. Aleman quedo boquiabierto, mirandolas al trasluz, pensativo, tras reparar en que llevaban impresa una leyenda en pequenas letras blancas: Ejercito de Tierra, morfina.

Capitulo 24. El hombre de Mauthausen

Aquello suponia un gran descubrimiento. La morfina era cara, ?como era posible que un simple preso tuviera dos ampollas de algo asi? ?Era Higinio un adicto? ?Traficaba con droga? Descarto esta ultima posibilidad porque los penados apenas si tenian para comer, ?como iba alguno de ellos a tener suficiente dinero para traficar? Inmediatamente penso en el capitan de la Guardia Civil, el que nunca subia desde el pueblo: era morfinomano. En aquel momento tuvo que reconocer que aquel caso era mucho mas complejo de lo que parecia en un principio: era evidente -como decia Tornell- que Carlitos Abenza habia sido asesinado. ?Que relacion tenia aquello con la muerte de Higinio? Era logico suponer que el asesino debia de ser el mismo. Hubiera sido mucha casualidad que dos asesinos operaran al mismo tiempo en un lugar tan pequeno. El asunto de la fuga arrojaba cierta luz, al menos de cara a las posibles motivaciones que podrian haber llevado a Perales a matar a Higinio. ?No seria cierto el contenido de la misteriosa nota? Despues de su conversacion con Basilio, el de la oficina, y tras los ultimos acontecimientos, se hacia evidente que debian de haberse producido ciertas tensiones entre comunistas y anarquistas. Al saber que dos de sus miembros iban a ser trasladados y, seguramente condenados a muerte, los anarquistas debieron de ponerse manos a la obra para preparar la fuga. Por algun motivo -que a el se le escapaba- a los comunistas no les convenia que dicha fuga se llevara a cabo, pero… ?por que? Decidio que tenia que volver a hablar con Basilio y luego hacer una visita al destacamento. Ya no veia tan clara la inocencia de Perales pero seguia temiendo por el, aunque, si era un asesino ?que mas le daba a el que lo curtieran?

Apenas unas horas tardo Enriquez en reaccionar ante la fuga de los dos anarquistas: la noticia del cese del director del campo corrio como la polvora y Aleman tuvo que reconocer que la satisfaccion le invadia. No soportaba a aquel tipejo. Se entero de ello cuando iba camino de las obras de la cripta pues queria hablar con

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