envolvio con su panuelo, miro alrededor para asegurarse de que no habia nadie y rompio un pequeno cristal de la ventana de la cocina. Metio la mano e hizo girar el picaporte. Abierta.
Cogio el pajaro y entro de un salto. Encendio la luz, no tenia miedo. Todo el mundo dormia y si pasaba la patrulla podrian pensar que era el propio Baldomero quien se hallaba dentro. Escarbo en los cajones de una comoda que habia junto a su escritorio. Nada. Abrio el cajon del mismo. Miro varias cartas, nada util. Debajo de las mismas habia una nota, decia:
Estimado Baldomero:
Te recuerdo que no vuelvas a nombrar «nuestro proyecto» en ninguna carta ni documento oficial ni privado, por muy secreta que sea dicha comunicacion. Has vuelto a hacerlo en una carta a mi secretario y te avise una vez al respecto. No habra una tercera negligencia. Han llegado las velas de cumpleanos. Recogelas en el pueblo en el bar de siempre. Aqui hasta las paredes tiene oidos ?y ojos! Destruye esta nota nada mas leerla.
Camarada REDONDO
?Que queria decir aquello? ?Que estaban preparando aquellos falangistas? ?Que era «nuestro proyecto»? Dejo la nota donde estaba y apago la luz.
Volvio a la cocina y dejo el pajaro en el suelo, justo delante de la ventana. Pareceria que se habia empotrado contra el cristal, rompiendolo. La cerro y se fue hacia la puerta principal. Salio y se giro para cerrarla lentamente, sin hacer ruido. Empezaba a sentirse nervioso, el corazon le latia desbocado en las sienes. Entonces noto algo frio en la nuca. Era suficientemente veterano como para saber que se trataba del anima de un arma.
– No se mueva -dijo una voz tras el.
Habia tres figuras que le acechaban. Aquello comenzaba a escaparsele de las manos, de veras.
Capitulo 30. Espias
Roberto Aleman no comprendia que estaba pasando. El Poli bueno, Fermin, y dos individuos mas lo habian llevado a su casita para atarle a una silla. ?Que ocurria? Llego a pensar que igual era el asesino y le pegaban un tiro por meterse en un asunto que se le habia ido de las manos hacia mucho tiempo. ?Que estaba pasando? ?Quienes eran aquellos tipos?
– Tranquilo, Aleman, soy agente del SIAEM -dijo Fermin, que apenas habia abierto la boca desde que le habian detenido.
– ?Como? -exclamo Roberto con los ojos fuera de las orbitas.
– Si, mi capitan, el SIAEM, el Servicio de Inteligencia del Alto Est…
– Se, lo que es el SIAEM, joder. Pero ?tu… Fermin…?
El guardian asintio.
– Soy sargento del Ejercito de Tierra. Desde siempre he trabajado en esto, en prisiones. Desde los primeros dias de la guerra comprendimos que podiamos sacar mas informacion de los presos desde dentro. He sido de todo, preso, carcelero… ?incluso cura!
Aleman no salia de su asombro.
– Pero, ellos, los presos, te creen un vigilante mas, te llaman el Poli bueno, o algo asi.
Fermin sonrio satisfecho.
– Estos son mis companeros. Padilla y Girones.
Aleman nego con la cabeza como el que no entiende.
– Vale, vale -dijo-. Pero… ?que hago yo aqui?
– Casi da usted al traste con la Operacion Brutus.
– Operacion ?que?
– Brutus. Participo en la muerte de Cesar, ?recuerda?
– Tiene algo que ver con los asesinatos, claro.
– En absoluto. De eso no sabemos nada. Ni nos incumbe. Cuatro presos muertos no son algo que nos interese. Estamos aqui por otro motivo. Me infiltraron este verano porque nos llego un rumor…
– ?Alguna fuga?
Fermin volvio a sonreir, esta vez, con aire condescendiente.
– No -aclaro-. Eso son minucias para el SIAEM. Nos llego un rumor, fiable, bueno, digamos que… material de primera clase.
– ?Si?
– Esto es absolutamente confidencial.
– Me hago cargo, Fermin.
– Es usted militar, un hombre de ley, y me consta que no esta metido en este asunto. Tengo su palabra.
– La tiene.
– Sabe usted que Franco viene mucho por aqui, y en ocasiones incluso con poca o muy poca escolta. Le gusta aparecer asi, de pronto, sin avisar.
– ?Y?
– Que quieren atentar contra la vida del Generalisimo.
En aquel momento, Aleman lo vio todo claro. Como el agua. Ya lo habia pensado antes en una ocasion al menos. Estaba claro, si, clarisimo. Ya sabia por que habian surgido las tensiones entre cenetistas y comunistas cuando dos miembros de la CNT planeaban su fuga. Era evidente a la luz de aquellos acontecimientos. En aquel momento no entendio por que el Partido Comunista se habia opuesto a aquella fuga, penso que quiza ellos tambien preparaban una huida colectiva, pero no; aparte de los dos fugados de la CNT no se habia producido ningun intento. No, no era eso. Ahora lo sabia.
Estaban preparando algo y la fuga de dos presos podia dar al traste con sus planes. Podia provocar que las autoridades interrogaran a presos o llevaran a cabo registros y aquello, decididamente, no les convenia. El fallecido Higinio y su gente estaban preparando ?un atentado contra Franco!
– Claro -se escucho decir-. Ahora esta claro. Los comunistas.
– ?Que dice? -repuso Fermin mirandole como si fuera tonto.
– Si, que los comunistas preparan un atentado.
– ?No, hombre, no! ?Que comunistas? Si apenas se tienen en pie. No diga tonterias, hombre de Dios. No, no, es un golpe desde dentro. Hay un sector de Falange que pretende eliminar al Caudillo, no le perdonan la unificacion con el Requete, piensan que Franco se apropio del legado de Jose Antonio y quieren recuperar el verdadero espiritu de Falange. La llegada de Baldomero Saez aqui nos lo corroboro. Estuvo espiandole, ?sabe? Creiamos que le habian enviado a usted aqui para investigar el atentado. Son muy cautos.
Roberto se quedo de piedra. ?Cuantas sorpresas mas le quedaban por descubrir?
– ?Y cuando…? -acerto a preguntar:
– El dia 25, durante la misa, tienen armas. En casa de Saez, bajo una madera que se levanta, a la derecha de la chimenea, hay tres pistolas, tres Luger. Creemos que seran tres tiradores, les vamos a pillar con las manos en la masa. Por eso, es fundamental que se haga usted a un lado. ?Que hacia en casa de Saez?
– Sospeche -aclaro-. Salia del campo de noche y me parecio raro. Le segui y vi que se reunia con un monton de gente importante en el pueblo: militares y sobre todo, falangistas. Gente con chofer.
– Bien hecho, pero lo sabemos. Es asunto nuestro. No diga nada. ?Entendido? Hoy es domingo, el viernes, durante la misa, seran nuestros. Hagase un favor y disimule, disimule. Ah, y deje tranquilo a Baldomero Saez, no interfiera.
Roberto asintio con la cabeza y dieron por terminada la reunion. Al menos se sintio bien al saber que Baldomero Saez iba a pagar. Se sentia como un tonto, como el marido que resulta ser el ultimo en enterarse de una infidelidad. Haria bien en licenciarse y dedicarse a estudiar. Aunque, por otra parte, no se le iba de la cabeza el asunto de los comunistas: de rebote, si, pero el habia llegado a sacar una conclusion que no le parecia en nada erronea. La preparacion de un atentado explicaba perfectamente las tensiones entre anarquistas y comunistas que tanto le habian intrigado. Entonces reparo en que Tornell no habia querido aclararle aquel asunto cuando habia preguntado por el. Decia que no tenia importancia. ?Que hacia donde los explosivos? ?Por que aquellas extranas frases referentes a la venganza que aparecian en su diario?
Aleman paso los dias siguientes sin saber muy bien a que atenerse. De un lado, estaba el asunto del asesino.