todavia…

– Puedo llevarle alli.

– No. Aun no. Mi pregunta es… ?esta aislada?

– Bastante. Como otras muchas.

– ?Se puede entrar y salir sin que te vean los vecinos?

– Oh, si.

– ?Y tiene un facil acceso al campo?

– En efecto. Da a campo abierto. Pero tambien otras muchas casas.

– Sir Arthur.

Era la primera vez que hablaba la senora Greatorex. Al volverse hacia ella, advirtio que se habia sonrojado y que parecia mas agitada que cuando llegaron.

– Sospecha usted de el, ?verdad? ?O de los dos?

– Por decirlo suavemente, las pruebas se van acumulando, senora.

Arthur se dispuso a afrontar las protestas leales de la senora Greatorex, su negativa a aceptar las sospechas y calumnias de Arthur.

– Entonces mas vale que le diga lo que se. Hara unos tres anos y medio…, era julio, recuerdo, el mes de julio antes de que detuvieran a George Edalji…, yo pasaba por delante de la casa de los Sharp y entre a visitarles. Wallie no estaba, pero Royden si. Empezamos a hablar de las mutilaciones…, por entonces no se hablaba de otra cosa. Al cabo de un rato Royden fue a un aparador de la cocina y me enseno… un instrumento. Me lo puso delante. Me entro un mareo solo con mirarlo. Dijo: «Con esto matan al ganado». Yo le dije: «No querras que crean que eres tu el que lo mata, ?no?». Y el volvio a guardarlo en el aparador.

– ?Por que no me lo dijiste? -pregunto su marido.

– Pense que ya habia suficientes rumores circulando para anadir otro. Lo unico que queria era olvidar todo el incidente.

Arthur contuvo su reaccion y pregunto, con tono imparcial:

– ?No penso en decirselo a la policia?

– No. Despues de reponerme del susto fui a dar un paseo y a pensar en ello. Y decidi que Royden solo estaba alardeando. Fingiendo que sabia algo. No iba a ensenarme el instrumento con que lo habia hecho, ?no? Y conocia al muchacho de toda la vida. Habia sido algo arisco, como ha explicado mi marido, pero desde que volvio del mar se habia asentado. Tenia novia y pensaba casarse. Bueno, ahora esta casado. Pero la policia le conocia y pense que si iba a contarselo le inculparian, con o sin pruebas.

«Si -penso Arthur-; y debido a su silencio, en vez de a Royden inculparon a George Edalji.»

– Sigo sin entender por que no me lo dijiste -dijo Greatorex.

– Porque… porque siempre fuiste mas duro que yo con el chico. Y sabia que sacarias conclusiones.

– Conclusiones que es probable que hubieran sido correctas -contesto el, con alguna acritud.

Arthur prosiguio. Podrian reanudar su desavenencia mas tarde.

– Senora Greatorex, ?que clase de… instrumento era?

– La hoja seria como asi de larga. -Lo indico con un gesto: unos treinta centimetros-. Y estaba guardada en una funda, como una navaja gigante. No era un utensilio de granja. Pero lo que asustaba era la hoja. Tenia una curva.

– ?Como una cimitarra, digamos? ?O como una hoz?

– No, la hoja en si era recta, y el borde no estaba nada afilado. Pero cerca de la punta habia una parte que se curvaba hacia fuera y que parecia afiladisima.

– ?Podria dibujarlo?

– Desde luego.

La senora Greatorex abrio un cajon de la cocina y en un pedazo de papel rayado trazo a mano alzada, con pulso seguro, este esbozo:

– Aqui es romo, todo esto, y aqui tambien, donde es recto. Y aqui, donde se curva, tiene un filo horrible.

Arthur miro a los demas. Greatorex y Harry movieron la cabeza. Alfred Wood dio la vuelta a la hoja, para ver el dibujo de frente y dijo:

– Dos a uno a que es una lanceta de caballos. De las mas grandes que hay. Supongo que la robo del barco de ganado.

– Ya ve -dijo la senora Greatorex-. Su amigo ya esta sacando conclusiones. La policia habria hecho lo mismo.

Esta vez Arthur no pudo contenerse.

– Al contrario, las sacaron sobre George Edalji.

Ante esta observacion, a la senora Greatorex le volvieron a salir los colores.

– Y perdone la pregunta, senora, pero ?no penso en decirselo a la policia mas tarde…, cuando inculparon a George?

– Lo pense, si.

– Pero no hizo nada.

– Sir Arthur -contesto ella-, no recuerdo que usted estuviera en esta region en la epoca de las mutilaciones. Hubo una histeria generalizada. Rumores sobre tal o cual persona. Rumores sobre una banda de Great Wyrley. Rumores de que despues de matar animales iban a matar a chicas jovenes. Se hablaba de sacrificios paganos. Algunos decian que todo estaba relacionado con la luna nueva. De hecho, ahora recuerdo que la mujer de Royden me dijo una vez que a el la luna nueva le producia una reaccion extrana.

– Es verdad -dijo el marido, meditabundo-. Yo tambien lo note. Se reia como un loco cuando habia luna nueva. Al principio pense que lo simulaba, pero un dia le pille riendose cuando no habia nadie alrededor.

– Pero ?no ve…? -empezo a decir Arthur.

La senora Greatorex le interrumpio.

– Reirse no es un delito. Ni siquiera reirse como un loco.

– Pero ?no penso…?

– Sir Arthur, no tengo un gran respeto por la inteligencia o la eficacia de la policia de Staffordshire. Creo que es una cosa en la que podriamos estar de acuerdo. Y si a usted le preocupo el encarcelamiento injusto de su amigo, a mi me preocupo que lo mismo pudiera sucederle a Royden Sharp. Lo que podria haber ocurrido no era que su amigo se librara de la carcel, sino mas bien que los dos acabaran entre rejas por pertenecer a la misma banda, existiera o no.

Arthur decidio aceptar la reprimenda.

– ?Y que paso con el arma? ?Le dijo usted que la destruyera?

– Claro que no. No la hemos mencionado desde aquel dia hasta hoy.

– Entonces, ?puedo pedirle, senora Greatorex, que guarde ese mismo silencio durante unos cuantos dias mas? Y una ultima pregunta. ?Les dicen algo los nombres Walker o Gladwin… en relacion con los Sharp?

La pareja nego con la cabeza.

– ?Harry?

– Creo que recuerdo a Gladwin. Trabajaba para un carretero. Pero hace anos que no lo he visto.

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