pasiva, por lo que, en conjunto, se inclinaria por recomendar la via intermedia. A no ser, claro…, y cuando empieza a reconsiderarlo, nota la impaciencia de sir Arthur. Cierto es que le pone un poco nervioso.

– Le hare una prediccion, George. No seran muy claros en el informe del comite.

George no sabe si sir Arthur quiere aun su opinion sobre el tema anterior. Imagina que no.

– Pero tienen que publicarlo.

– Oh, si, tienen que publicarlo, y lo haran. Pero se como actuan los gobiernos, sobre todo cuando les han colocado en una situacion embarazosa o desairada. Escurriran el bulto. Enterraran el asunto, si pueden.

– ?Como lo harian?

– Bueno, de entrada podrian publicarlo una tarde de viernes, cuando la gente se ha ido a pasar el fin de semana fuera. O durante las vacaciones judiciales. Hay toda clase de artimanas.

– Pero si es un buen informe, dira mucho en su favor.

– No puede ser un buen informe -dice Arthur, con firmeza-. No desde su punto de vista. Si confirman su inocencia, como deberian, significa que el ministerio ha obstruido a sabiendas la justicia durante los tres ultimos anos, a pesar de toda la informacion que le han presentado. Y en el caso sumamente improbable, por no decir imposible, de que volviesen a declararle culpable, que es la unica otra opcion que existe, el escandalo sera tan tremendo que habra poltronas en peligro.

– Si, ya veo.

Llevan hablando una media hora y a Arthur le asombra que George no haya hecho la menor referencia a su pliego de cargos contra Royden Sharp. No, es algo mas que asombro: irritacion, casi como si le insultaran. Se le pasa por la cabeza preguntar a George por la carta mendicante que Anson le enseno en Green

Hall. Pero no, eso seria hacerle el juego al capitan. Quiza lo unico que ocurre es que George piensa que corresponde al anfitrion fijar el orden del dia. Debe de ser eso.

– Bueno -dice-. Royden Sharp.

– Si -contesta George-. No le conozco, como le dije en mi carta. Debi de estar con su hermano en la escuela cuando yo era pequeno. Aunque tampoco me acuerdo de el.

Arthur asiente. Piensa: «Vamos, hombre. No solo te he. exculpado, sino que te he traido al criminal atado de pies y manos para que lo detengan y lo juzguen. ?No es para ti, como minimo, una noticia?». Contrariando a su temperamento, aguarda.

– Me sorprende -dice George al final-. ?Por que querria perjudicarme?

Arthur no responde. Ya le ha ofrecido sus respuestas. Cree que ya es hora de que George haga algo por su propio bien.

– Soy consciente de que usted considera que el prejuicio racial constituye un factor en el caso, sir Arthur. Pero como ya le he dicho, estoy en desacuerdo. Sharp y yo no nos conocemos. Para sentir aversion por alguien hay que conocerlo. Y despues encontrar el motivo de esa antipatia. Y despues, quiza, si no lo encuentras, justificarla con algun rasgo particular del otro, como el color de la piel. Pero como le digo, Sharp no me conoce. He intentado pensar en alguna accion mia que el habria podido tomar como un desaire o un agravio. Quiza tenga que ver con alguien a quien asesore profesionalmente…

Arthur no dice nada; piensa que solo se puede senalar lo obvio numerosas veces.

– Y no entiendo por que necesitaba mutilar de aquel modo a caballos y ganado. El u otros. ?Lo entiende usted, sir Arthur?

– Como digo en mi texto inculpatorio -responde Arthur, que cada vez se siente mas descontento-, sospecho que la luna nueva producia un efecto extrano en el.

– Es posible -dice George-. Aunque no todos los casos ocurrieron en el mismo punto del ciclo lunar.

– Correcto. Pero si la mayoria.

– Si.

– Entonces, ?le pareceria razonable la conclusion de que aquellas mutilaciones extrinsecas se realizaron con el fin deliberado de burlar a los investigadores?

– Si.

– Senor Edalji, no parece que le haya convencido.

– Perdoneme, sir Arthur, no es que no le este, o no quiera parecer, inmensamente agradecido por su ayuda. Es, quiza, que soy abogado.

– Cierto.

Tal vez le este tratando con excesiva dureza. Pero es extrano: es como si le hubiera llevado una bolsa de oro desde los confines mas remotos de la tierra y el le respondiera: «Pues la verdad, habria preferido plata».

– El instrumento -dice George-. La lanceta.

– ?Si?

– ?Puedo preguntarle por que sabe como es?

– Claro. Por dos razones. Primera, le pedi a la senora Greatorex que me la dibujase. El senor Wood, al ver el dibujo, la identifico como una lanceta. Y segunda… -Arthur hace una pausa efectista-, la tengo en mi poder.

– ?La tiene?

Arthur asiente.

– Y se la podria ensenar, si quiere. -George parece alarmarse-. No aqui. No se preocupe, no la he traido. Esta en Undershaw.

– ?Puedo preguntarle como la ha conseguido?

Arthur se frota con un dedo la pared exterior de la nariz. Despues transige.

– La encontraron Wood y Harry Charlesworth.

– ?La encontraron?

– Estaba claro que habia que conseguirla antes de que Sharp se deshiciera de ella. Sabia que yo estaba en la zona y le seguia la pista. Incluso empezo a mandarme cartas como las que le mandaba a usted. Amenazando con extraerme los organos vitales. Si Sharp tuviera dos hemisferios cerebrales, habria sepultado el instrumento donde nadie pudiera encontrarlo en cien anos. Asi que encomende a Wood y a Harry que lo encontraran.

– Ya veo.

George se siente como cuando un cliente empieza a hacerle confidencias que los clientes no suelen hacerle a un abogado, ni siquiera al suyo…, sobre todo no al suyo.

– ?Y se ha entrevistado con Sharp?

– No. Creo que ya lo digo en el texto.

– Si, por supuesto. Perdone.

– En suma, si no tiene objeciones, incluire la inculpacion de Sharp en los otros documentos que presento al ministerio.

– Sir Arthur, no me es posible expresarle la gratitud que siento…

– No quiero que lo haga. No lo he hecho por su dichosa gratitud, que ya ha expresado suficientemente. Lo hago porque es usted inocente y porque me abochorna como funciona la maquinaria judicial y burocratica de este pais.

– Sin embargo, nadie podria haber hecho lo que usted. Y ademas en un tiempo relativamente corto.

«Es como decirme que vaya una chapuza -piensa Arthur-. No, no seas absurdo: es solo que le interesa mucho mas su propia rehabilitacion, estar plenamente seguro de ella, que

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