procesar a Sharp. Lo cual es de lo mas comprensible. Terminar el punto uno antes de pasar al punto dos: ?que otra cosa cabe esperar de un abogado cauto? Mientras que yo ataco en todos los frentes al mismo tiempo, a el solo le preocupa que yo pierda de vista la pelota.»

Pero mas tarde, cuando se hubieron separado y Arthur iba en un coche hacia el apartamento de Jean, empezo a dudar. ?Como era aquella maxima? ?Que la gente te perdonara cualquier cosa menos la ayuda que le has prestado? Algo parecido. Y quiza una reaccion asi fuese exagerada en aquel caso. Al leer sobre el de Dreyfus le habia sorprendido que a muchos de los que acudieron en ayuda del militar frances, que se batieron por el, movidos por una pasion profunda, que vieron su caso no solo como una gran batalla entre la verdad y la mentira, entre la justicia y la injusticia, sino como una cuestion que explicaba e incluso definia el pais donde vivian…, que a muchos de ellos no les hubiera impresionado en absoluto el coronel Alfred Dreyfus. Les habia parecido un palo seco, frio y correcto, y no precisamente rezumante de gratitud y compasion humanas. Alguien habia escrito que la victima no solia estar a la altura de la mistica de su propio caso. Era una de esas frases que dicen los franceses, pero no necesariamente desencaminada.

O quiza fuese igualmente injusta. Cuando conocio a George Edalji, le impresiono que aquel joven delicado y mas bien fragil hubiera soportado tres anos de trabajos forzados. En su sorpresa, sin duda no habia apreciado cuanto debio de costarle a George. Quiza la unica forma de sobrevivir era concentrarse a fondo, desde el alba al crepusculo, en las minucias de tu caso, no tener nada mas en la cabeza, tener ordenados todos los hechos y argumentos para el momento en que pudieran hacer falta. Solo asi podias sobrevivir a una monstruosa injusticia y a un sordido y total cambio de tu estilo de vida. Quiza fuese, en suma, esperar demasiado de George Edalji el que reaccionara como un hombre libre. Hasta que le indultasen y le indemnizaran no podria volver a ser el hombre que habia sido.

«Guarda tu irritacion para otros -penso Arthur-. George es un buen chico, y es inocente, pero no sirve de nada desear que sea un santo. Querer mas gratitud de la que puede ofrecer es como querer que cada critico declare que cada nuevo libro tuyo es la obra de un genio. Si, guarda tu irritacion para otros. Para el capitan Anson, en principio, cuya carta de esta manana contenia una nueva insolencia: la negativa en redondo a admitir que las mutilaciones podrian haber sido realizadas con una lanceta para caballos. Y, como remate, esta frase despectiva: 'Lo que ha dibujado es una sangradera ordinaria'. ?Encima!» Arthur no habia importunado a George con esta ultima provocacion.

Y, aparte de con Anson, descubria que se estaba irritando tambien con Willie Hornung. Su cunado tenia un chiste nuevo, que Connie le habia contado en el almuerzo. «?Que tienen en comun Arthur Conan Doyle y George Edalji?» ?No? ?Te rindes? «Las sentencias.» Arthur gruno para sus adentros. Sentencias: ?eso le parecia ingenioso? Visto con objetividad, quiza lo fuera para algunas personas. Pero la verdad… A no ser que estuviera perdiendo el sentido del humor. Decian que le pasaba a la gente de edad madura. No…, sandeces. Y ahora empezaba a irritarse consigo mismo. Otro rasgo de la madurez, sin duda.

George, entretanto, seguia en el salon de escribir del Grand Hotel. Estaba decaido. Su ingratitud y descortesia con sir Arthur habian sido una verguenza. Y despues de los meses y meses de trabajo que habia dedicado al caso. George se avergonzaba de si mismo. Tendria que escribir una nota de disculpa. Y sin embargo… habria sido deshonesto decir mas de lo que habia dicho. O, mejor dicho, si hubiera dicho mas, tendria que haber sido honesto.

Habia leido la inculpacion que Arthur iba a enviar al ministerio. La habia leido varias veces, por supuesto. Y cada vez su impresion se habia consolidado. La conclusion -la inevitable, la profesional- era que le prestaria un flaco servicio. Ademas, su opinion -que nunca se habria atrevido a emitir en la entrevista- era que la acusacion de sir Arthur contra Sharp se parecia extranamente a la incriminacion de la policia de Staffordshire contra el, George.

Para empezar, se basaba, y de una manera identica, en las cartas. Sir Reginald Hardy habia dicho, en su recapitulacion en Stafford, que la persona que escribio las cartas tenia que ser la misma que mutilo a los animales. Este vinculo era explicito, y habia sido criticado con razon por Yelverton y los que habian abrazado la causa de George. Pero sir Arthur establecia exactamente el mismo vinculo. Las cartas habian sido su punto de partida, y a traves de ellas habia rastreado la mano de Royden Sharp, y sus idas y venidas en cada momento. Las cartas incriminaban a Sharp del mismo modo que antes habian incriminado a George. Y si ahora se llegaba a la conclusion de que Sharp y su hermano habian escrito las cartas aposta para implicar a George en el asunto, ?por que no habria podido escribirlas otra persona para involucrar de igual manera a Sharp? Si la primera vez habian sido falsas, ?por que tenian que ser verdaderas la segunda?

Asimismo, toda la evidencia de Arthur era circunstancial, y gran parte de ella obtenida de oidas. Una mujer y su hija fueron agredidas por alguien que podria haber sido Royden Sharp, pero su nombre no se habia mencionado y la policia no habia actuado. Tres o mas anos antes, a la senora Greatorex le habian hecho una declaracion que ella no habia considerado conveniente transmitir a nadie en aquel entonces, pero que ahora habia salido a colacion cuando mencionaron el nombre de Royden. Ella tambien recordaba haber oido alguna cosa -o un cotilleo de tendedero- a la mujer de Sharp. Royden Sharp tenia un expediente escolar pesimo: pero si eso fuera una prueba suficiente de intencion criminal, las carceles estarian llenas. Se suponia que Royden sufria una influencia extrana de la luna; salvo en las ocasiones en que no le influia. Ademas, vivia en una casa de la que era facil salir por la noche sin que te vieran: igual que la vicaria y un monton de casas de Great Wyrley.

Y por si todo esto fuera poco para encoger el corazon de un abogado, habia algo peor, mucho peor. La unica prueba solida que tenia sir Arthur era la lanceta de la que se habia apoderado. ?Y que valor juridico concreto tenia un objeto asi obtenido? Un tercero, a saber, sir Arthur, habia incitado a un cuarto, a saber, el senor Wood, a que entrase ilegalmente en la propiedad de una quinta persona, Royden Sharp, para robarle un objeto que habia sido transportado a traves de medio reino. Era comprensible que no lo hubiese entregado a la policia de Staffordshire, pero habria podido depositarlo en manos de un agente judicial idoneo. Un abogado, por ejemplo. Por el contrario, las acciones de sir Arthur habian contaminado la prueba. Hasta la policia sabia que tenia que obtener una orden de registro, o el permiso expreso e inequivoco del propietario, para entrar en un domicilio. George admitia que el codigo penal no era su especialidad, pero le parecia que sir Arthur habia incitado a un socio a cometer un robo y con ello habia privado de todo valor a una prueba vital. Y hasta tendria suerte si se libraba del cargo de conspiracion para cometer robo.

A esto habia llevado a sir Arthur el exceso de entusiasmo.

Y George decidio que toda la culpa era de Sherlock Holmes. Sir Arthur habia estado demasiado influenciado por su creacion. Holmes realizaba brillantes actos de deduccion y despues entregaba a las autoridades a maleantes que llevaban la culpa pintada en la cara. Pero Holmes nunca se habia visto obligado a sentarse en el banco de los testigos y a ver como en cuestion de unas horas sus conjeturas, intuiciones y teorias inmaculadas las convertia en un polvillo fino un fiscal como Disturnal. Lo que sir Arthur habia hecho era como entrar en un campo donde habia huellas del criminal y pisotearlas con varios pares de botas diferentes. En su afan, habia destruido las acusaciones contra Royden Sharp en el momento mismo en que las estaba elaborando.

Y toda la culpa era de Sherlock Holmes.

Arthur y George

Mientras sostiene en la mano una copia del informe del comite Gladstone, Arthur siente alivio de que por dos veces no haya sido elegido para el Parlamento. No necesita avergonzarse. Es asi como hacen las cosas, como entierran las malas noticias. Han publicado el informe, sin el mas minimo aviso, el viernes antes de Pentecostes, un dia festivo. ?Quien querra leer un documento sobre una injusticia cuando toma el tren para la costa? ?Quien podra ofrecer un comentario de entendido? ?A quien le importara, cuando hayan pasado el domingo y el lunes de Pentecostes y se reanude el trabajo? El caso Edalji… ?no se resolvio hace unos meses?

George tambien sostiene una copia en la mano. Mira el titular:

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