relativos al
CASO DE GEORGE EDALJI
presentados al Parlamento
por orden de Su Majestad
y despues, en la parte inferior:
Londres: impreso en la papeleria de
Su Majestad por Eyre y Spottiswoode,
Impresores de Su Excelentisima Majestad el Rey
[Papel real n.? 3503.] Precio 1,5 peniques 1907
Parece importante, pero el precio lo delata. Un penique y medio por saber la verdad sobre su caso, su vida… Abre el folleto con cautela. Un informe de cuatro paginas, seguidas de dos breves apendices. Un penique y medio. Se le corta la respiracion. Han vuelto a resumirle su vida. Y esta vez no para los lectores del
Arthur se ha llevado el informe, sin leerlo, al apartamento de Jean. Es lo correcto. Al igual que el informe se entrega al Parlamento, las consecuencias de la operacion que ha emprendido deben depositarse ante Jean. Ella se ha tomado un interes por el asunto que ha desbordado con creces las expectativas de Arthur. En verdad, no tenia ninguna. Pero Jean ha estado siempre a su lado, si no literal, metaforicamente. Por tanto, tiene que presenciar el desenlace.
George toma un vaso de agua y se sienta en una butaca. Su madre ha regresado a Wyrley y el esta solo en casa de Miss Goode, cuya direccion tiene registrada Scotland Yard. Coloca un cuaderno sobre el brazo de la butaca, porque no quiere hacer anotaciones en el propio informe. Quiza no este curado aun del reglamento relativo al uso de los libros de la biblioteca de Lewes y Portland. Arthur esta de espaldas a la chimenea mientras Jean cose, con la cabeza medio ladeada para escuchar los fragmentos que Arthur va a leerle. Ella se pregunta si hoy no deberian haber hecho algo mas por George Edalji, invitarle quiza a una copa de champan, aunque no bebe; aunque hasta esta manana no han sabido que iban a publicar el informe…
«George Edalji fue juzgado por la acusacion de herir criminalmente…»
– ?Aja! -dice Arthur, apenas a mitad de parrafo-. Escucha esto. «El presidente adjunto de los Quarter Sessions, que presidio el juicio, consultado sobre la sentencia, informo de que el y sus colegas eran de la firme opinion de que fue justa.» Aficionados. Aficionados hediondos. Ni un solo abogado entre ellos. A veces tengo la impresion, querida Jean, de que el pais entero lo gobiernan aficionados. Escuchalos. «Esta circunstancia nos suscita serias dudas a la hora de discrepar de una sentencia que fue dictada y aprobada de este modo.»
A George le preocupa menos este exordio; sabe suficientes leyes para conocer que hay un «sin embargo» a la vuelta de la esquina. Aqui viene… no uno, sino tres. Sin embargo, causo una conmocion considerable en el vecindario de Wyrley en la epoca; sin embargo, la policia, hasta entonces tan desorientada, «estaba sumamente ansiosa» de detener a alguien; sin embargo, la policia habia iniciado y realizado una investigacion «con el fin de encontrar pruebas contra Edalji». Aqui se decia de una forma abierta y ahora plenamente oficial. La policia tuvo prejuicios contra el desde el principio.
Tanto Arthur como George leyeron: «El caso es asimismo de una gran dificultad inherente, ya que no es posible adoptar criterio alguno que no implique enormes improbabilidades.» «Sandeces -piensa Arthur-. ?Que demonios es la enorme improbabilidad de que George sea inocente?» George piensa: «Esto es solo una expresion artificiosa; estan diciendo que no hay termino medio, lo cual es verdad, pues o soy completamente inocente o completamente culpable, y puesto que hay «enormes improbabilidades» en los cargos, el caso debe ser y sera sobreseido.
Los «defectos» del juicio…, la acusacion cambio en dos aspectos trascendentes a lo largo del proceso. En efecto. Primero en la cuestion de cuando se suponia que se habia cometido el delito. El testimonio de la policia era «incoherente y en realidad contradictorio». Discrepancias similares respecto a la navaja… Las huellas. «Creemos que el valor de las huellas como prueba es practicamente nulo.» La navaja como arma. «No es muy facil de conciliar con el testimonio del veterinario.» La sangre que no estaba fresca. Los pelos. «El doctor Butter, que es un testigo por encima de toda sospecha.»
«El doctor Butter era siempre el escollo», piensa George. Pero hasta aqui el informe es bastante imparcial. A continuacion, las cartas. Las cartas de Greatorex son la clave, y el jurado las examino a fondo. «Reflexionaron sobre el veredicto un tiempo considerable y creemos que debe suponerse que estimaron que Edalji era el autor de aquellas cartas. Las hemos examinado con detenimiento y comparado con la letra reconocida de Edalji y no estamos dispuestos a disentir de la conclusion a la que llego el jurado.»
George siente que va a desmayarse. Lo unico que le alivia es que sus padres no esten con el. Relee las palabras. «No estamos dispuestos a disentir.» ?Creen que el escribio las cartas! ?El comite le esta diciendo al mundo que el escribio las cartas de Greatorex! Da un sorbo de agua. Deja el informe en la rodilla hasta reponerse.
Arthur, entretanto, sigue leyendo, cada vez mas furioso. Sin embargo, el hecho de que Edalji escribiera las cartas no significa que tambien cometiera las atrocidades. «Oh, que probidad la suya», exclama. No son las cartas de un culpable que intenta culpar a otros. «?Como demonios iban a serlo - Arthur grune para su coleto-, en nombre de todos los poderes terrenales y sobrenaturales, si al hombre a quien mas culpaban era el propio George?» «Creemos muy probable que sean las cartas de un hombre inocente, pero obcecado y malevolo, que se permite la picardia de simular que sabe lo que en realidad ignora para confundir a la policia y aumentar los obstaculos de una investigacion muy dificultosa.»
– ?Patranas! -grita Arthur-. Pa-tra-nas.
– Arthur.
– Patranas, patranas -repite el-. No he conocido en toda mi vida a una persona mas sobria y sin recovecos que George Edalji. «Picardia…», ?no leyeron esos insensatos todos los testimonios sobre el caracter de George reunidos por Yelverton? «Obcecado y malevolo.» ?Esta este… esta… novela corta -la golpea contra la repisa de la chimenea- protegida por inmunidad parlamentaria? Si no, voy a querellarme por difamacion. Voy a ajustarles las cuentas. Lo pagare de mi bolsillo.
George cree que esta alucinando. Que el mundo se ha vuelto loco. Esta de nuevo en Portland, sometido a un bano seco. Le han ordenado que se desvista hasta la camisa, le han hecho levantar las piernas y abrir la boca. Le han levantado la lengua y… ?que es esto, D462? ?Que tienes escondido debajo de la lengua? Creo que es una palanca. ?No cree, oficial, que es una palanca lo que tiene escondido debajo de la lengua? Mas vale que informemos al director. Te has metido en un buen lio, D462, mas vale que te avise. Y con todo lo que hablabas de que eras el ultimo preso que intentaria fugarse de la carcel. Tu, con tus aires de santurron y tus libros de la biblioteca. Tenemos tu numero, George Edalji, y es el D462.
Vuelve a detenerse. Arthur continua. El segundo defecto de la acusacion radicaba en el supuesto de que Edalji habia o no habia actuado solo; cambiaban de opinion segun les convenia. Bueno, a los majaderos del comite al menos no se les habia escapado esto. La cuestion clave de la vision ocular. «Mucho hincapie» se habia hecho sobre este punto «en algunas de las comunicaciones presentadas al Ministerio del Interior». Si, en efecto: el hincapie que habian hecho destacados oculistas de Harley Street y Manchester Square. «Hemos estudiado con atencion el informe de los expertos eminentes que examinaron a Edalji en prision y el dictamen que nos han presentado algunos oftalmologos; y los materiales reunidos hasta ahora nos parecen absolutamente insuficientes para establecer la imposibilidad alegada.»
– ?Imbeciles! «Absolutamente insuficientes.» ?Majaderos e imbeciles!
Jean mantiene la cabeza gacha. Se acuerda de que la campana de Arthur habia arrancado de este punto de partida: era la razon de que no solo pensara que George Edalji era