A Harry le dijeron que aguardara instrucciones mientras Arthur y su secretario volvian a Birmingham para pasar la noche. Les habian ofrecido un alojamiento mas apropiado en Cannock; pero a Arthur le gustaba contar con una copa decente de Borgona al final de una dura jornada de trabajo. Mientras cenaban en el hotel Imperial Family, recordo de improviso una frase de una de las cartas. Deposito el cuchillo y el tenedor con estrepito.

– Cuando el destripador se jactaba de que nadie podria atraparle. Escribio: «Soy todo lo agudo que se puede ser».

– «Todo lo agudo que se puede ser» -repitio Wood [23].

– Exacto.

– Pero ?quien era el chico malhablado?

– No lo se. -A Arthur le abatio un poco que esta intuicion especial no se viera confirmada-. Quiza el hijo de un vecino. O quiza se lo invento uno de los Sharp.

– ?Que hacemos ahora?

– Continuamos.

– Pero crei que lo habiamos…, que usted lo habia resuelto. Royden Sharp es el destripador. Royden Sharp y su hermano Wallie escribieron juntos las cartas.

– De acuerdo, Woodie. Ahora digame por que fue Royden Sharp.

Wood respondio, contando con los dedos al hacerlo.

– Porque enseno la lanceta de caballos a la senora Greatorex. Porque las heridas que sufrieron los animales, al cortarles la piel y el musculo, pero no penetrar en las entranas, solo podrian haberlas infligido un instrumento tan insolito. Porque ha trabajado de carnicero y tambien en un barco de ganado y, por consiguiente, sabia tratar con animales y el modo de hacerles cortes. Porque podria haber robado la lanceta del barco. Porque las fechas de las cartas y las mutilaciones coinciden con sus presencias y sus ausencias de Wyrley. Porque en sus cartas hay insinuaciones claras sobre sus movimientos y actividades. Porque tiene un historial de diabluras. Porque le afecta la luna nueva.

– Excelente, Woodie, excelente. Un caso completo, bien expuesto, y que depende de deducciones y pruebas circunstanciales.

– Oh -dijo el secretario, decepcionado-. ?Me he olvidado de algo?

– No, de nada. Royden Sharp es nuestro hombre, en mi mente no hay la mas minima duda al respecto. Pero necesitamos pruebas mas concretas. En particular, necesitamos la lanceta. Tenemos que conseguirla. Sharp sabe que andamos en la comarca y si tiene un poco de juicio ya la habra arrojado al lago mas profundo que conozca.

– ?Y si no la ha tirado?

– Si no la ha tirado, usted y Harry Charlesworth van a dar con ella y confiscarla.

– ?Dar con ella?

– Exacto.

– ?Y confiscarla?

– En efecto.

– ?Tiene alguna sugerencia sobre nuestro modus operandi?

– Francamente, creo que seria mejor que yo no supiera demasiado. Pero me figuro que sigue siendo la usanza en estos parajes campestres que la gente no cierre con llave la puerta de su casa. Y si resulta que hay que negociar, le sugeriria que la suma abonada constase en la contabilidad de Undershaw, en la columna en que usted estime oportuno apuntarla.

A Wood le irrito un tanto aquella altaneria.

– Es bastante improbable que Sharp nos la entregue si llamamos a su puerta y le decimos: «Disculpe, ?podriamos comprarle la lanceta con la que destripo a los animales, para ensenarsela a la policia?».

– No, de acuerdo -dijo Arthur, riendose-. Eso no resultaria. Tendran que ser mas imaginativos. Tener un poco mas de sutileza. O, puestos a ello, ir un poco mas al grano. Uno de los dos podria distraerle, quiza en una taberna, mientras el otro… La mujer menciono un aparador en la cocina, ?no? Pero en realidad se lo dejo a ustedes.

– ?Pagara mi fianza, llegado el caso?

– Hasta le buscare un testigo que le ponga por las nubes.

Wood nego con la cabeza despacio.

– Todavia no acierto a creerlo. Anoche a esta hora no sabiamos casi nada. O, mejor dicho, teniamos sospechas. Ahora lo sabemos todo. En un solo dia. Wynn, los Greatorex… y ya esta. Quiza no podamos probarlo, pero lo sabemos. Y en un solo dia.

– Se supone que no sucede asi -dijo Arthur-. Yo deberia saberlo. Lo he escrito bastantes veces. Se supone que hay que dar unos cuantos pasos simples. Tiene que ser totalmente insoluble hasta el mismo final. Y luego desenredas la madeja con una magnifica cadena de deducciones, algo que sea enteramente logico pero asombroso, y entonces experimentas una gran sensacion de triunfo.

– ?Que usted no siente?

– ?Ahora? No, me siento casi desilusionado. La verdad es que lo estoy.

– Bueno -dijo Wood-, permita que un alma mas sencilla tenga una sensacion de triunfo.

– Con mucho gusto.

Mas tarde, cuando Arthur se hubo acostado, despues de fumar su ultima pipa, reflexiono sobre esto en la cama. Se habia impuesto un desafio y hoy lo habia cumplido; sin embargo, no sentia euforia. Orgullo, tal vez, y ese bienestar que uno experimenta cuando se toma un descanso en el trabajo, pero no felicidad, y mucho menos triunfo.

Recordo el dia en que se caso con Touie. La habia amado, por supuesto, y en aquella etapa temprana la adoraba y no veia el momento de consumar el matrimonio. Pero cuando se casaron en Thornton-in-Lonsdale, con el amigo Waller al lado de Arthur, habia tenido una sensacion de…, ?como expresarlo sin faltar al respeto debido a su recuerdo? Era feliz en la medida en que ella lo era. Esa era la verdad. Por supuesto, mas adelante, solo un dia o dos despues, empezo a sentir la dicha que habia esperado. Pero en el momento mismo fue mucho menos feliz de lo que habia previsto.

Quiza por eso, en cada etapa de su vida, siempre habia buscado un reto nuevo. Una nueva causa, una nueva campana, porque el exito de la anterior solo le causaba un breve jubilo. En instantes asi envidiaba la simplicidad de Woodie. Envidiaba a quienes eran capaces de descansar en sus laureles. Pero el nunca habia sido asi.

Y bien, ?que quedaba por hacer? Habia que apoderarse de la lanceta. Habia que obtener una muestra de la escritura de Royden Sharp: quiza a traves de los Greatorex. Habia que comprobar si Walker y Gladwin tenian mas importancia de la que parecia. Quedaba la cuestion de la mujer y la nina que habian sido agredidas. Habia que investigar el expediente academico de Royden en la escuela de Walsall. Habia que procurar emparejar de un modo mas concreto los movimientos de Wallie Sharp con lugares desde donde se habian enviado cartas. Habia que ensenar la lanceta, una vez conseguida, a los veterinarios que hubiesen atendido a los animales mutilados y solicitarles su dictamen profesional. Habia que preguntar a George que recordaba de los Sharp, si recordaba algo.

Tenia que escribir a su madre. Tenia que escribir a Jean.

Ahora que tenia la cabeza llena de tareas pendientes, se sumio en un sueno tranquilo.

Ya en Undershaw, Arthur se sintio como se sentia cuando se acercaba al final de un libro: casi todo estaba en su sitio, la emocion principal de la creacion habia pasado, ahora solo era cuestion de trabajo, de eliminar todas las fisuras posibles. Los dias siguientes empezaron a llegar los resultados de sus instrucciones, pesquisas y presiones. El primero llego en forma de un paquete de papel de estraza

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