malevolo. Sin embargo, sospecha que el hombre quiza este algo ebrio.

– Es un poco de lio, si quiere que le diga. Y luego estan los gastos.

Wood hace un gesto con la copa hacia la orquesta, las flores, los camareros. Uno de ellos toma su gesto por una orden y le llena la copa.

George empieza a preguntarse adonde ira a parar esta charla cuando, por encima del hombro de Wood, ve que lady Conan Doyle se dirige hacia ellos.

– Woodie -dice, y a George le parece que su interlocutor pone una cara extrana.

Pero antes de poder asegurarlo, el secretario se ha esfumado.

– Senor Edalji -lady Conan Doyle pronuncia el nombre con el acento exacto, y pone una mano enguantada en su antebrazo-, me alegra muchisimo que haya venido.

George se queda pasmado: para acudir, no se ha visto obligado a cancelar muchos otros compromisos.

– Les deseo que sean muy felices -responde.

Mira el vestido de novia. Nunca ha visto nada igual. Ninguna de las lugarenas a las que su padre ha casado llevaba un vestido remotamente parecido. Piensa que deberia alabarlo, pero no sabe como. Pero no importa, porque ella vuelve a hablarle.

– Senor Edalji, me gustaria agradecerselo.

El se queda otra vez asombrado. ?Ya han abierto los regalos de boda? No, sin duda. Pero ?a que otra cosa podria referirse ella?

– Bueno, no sabia muy bien lo que necesitaban…

– No -dice ella-. No me refiero a eso…

Le sonrie. El piensa que sus ojos son de un verde grisaceo, y el pelo rubio. ?Tiene los ojos clavados en ella?

– Me refiero a que este dia ha llegado cuando ha llegado y como ha llegado gracias en parte a usted.

Ahora George se queda boquiabierto. Ademas, la mira fijamente, sabe que la esta mirando asi.

– Supongo que nos interrumpiran en cualquier momento, y de todos modos mi intencion no era explicarlo. Quiza usted nunca sepa por que se lo digo. Pero no se imagina lo agradecida que le estoy. Y por eso es tan normal que este usted aqui.

George sigue meditando estas palabras cuando un remolino de ruido se lleva a la nueva lady Doyle. «No se imagina lo agradecida que le estoy.» Unos instantes despues, sir Arthur le estrecha la mano, le dice que ha dicho en serio cada palabra de su discurso, le da una palmada en la espalda y se dirige hacia el siguiente invitado. La novia desaparece y reaparece vestida de un modo distinto. Se hace un ultimo brindis, se apuran las copas, suenan ovaciones y la pareja parte. A George no le queda nada mas que despedirse de sus ocasionales amigos.

A la manana siguiente compro The Times y el Daily Telegraph. Uno de estos periodicos mencionaba su nombre entre los de Frank Bullen y Willie Hornung; el otro, le colocaba entre Bullen y Hunter. Descubrio que las flores blancas que no habia sabido identificar se llamaban lilium Harrisii. Tambien, que sir Arthur y lady Conan Doyle emprendieron despues viaje a Paris, de paso hacia Dresde y Venecia. «La novia -leyo- viajaba con un vestido blanco marfil, ribeteado de galones de trencilla blancos, corpino y mangas de encaje y sobremangas de tela. Por detras, la chaqueta entallada lucia botones bordados de oro. Por delante, pliegues de tela le caian suavemente a ambos lados de una camisola de encaje. Los vestidos procedian de Maison Dupree, Lee.»

No entendio casi una sola palabra. Eran tan misteriosas para el como las que habia pronunciado la vispera la portadora del vestido.

Se pregunto si llegaria a casarse. En el pasado, cuando ociosamente se imaginaba la posibilidad, la escena siempre tenia lugar en St. Mark, oficiaba su padre y su madre le miraba con orgullo. Nunca conseguia imaginar la cara de la novia, cosa que nunca le habia molestado. Sin embargo, despues de su calvario, el lugar de la boda ya no le parecia verosimil y era como si redujese la probabilidad de celebrarse. Se pregunto si Maud se casaria alguna vez. ?Y Horace? Sabia poco de la vida actual de su hermano. Horace se habia negado a asistir al juicio y nunca le habia visitado en la carcel. De vez en cuando mandaba una postal inoportuna. Hacia varios anos que Horace se habia marchado de casa. Quiza ya estuviera casado.

George se pregunto si volveria a ver a sir Arthur y a la nueva lady Conan Doyle. El pasaria los meses y los anos siguientes intentando recuperar en Londres el estilo de vida que habia llevado antano en Birmingham; ellos, por el contrario, llevarian la vida que disfrutaban los autores mundialmente famosos y sus jovenes esposas. No sabia muy bien que relaciones tendria con la pareja ahora que no les unia una causa comun. Quiza fuese ultrasensible por su parte, o excesivamente timido. Pero trato de imaginar que los visitaba en Sussex o almorzaba con sir Arthur en su club de Londres, o que les recibia en el modesto alojamiento que quiza pudiera costearse. No, tambien esto era una escena inverosimil de una vida que no seria la suya. Con toda probabilidad no volverian a verse. Con todo, durante las tres cuartas partes de un ano sus caminos se habian cruzado, y quiza a George no le importase tanto que el dia anterior hubiese marcado el final del cruce. En realidad, en parte lo preferia asi.

IV Finales

George

El martes, Maud deslizo en silencio el Daily Herald a traves de la mesa del desayuno. Sir Arthur habia muerto a las 9.15 de la manana del dia anterior en Windlesham, su residencia en Sussex. MUERE ALABANDO A SU MUJER anunciaba el titular; y a continuacion: «?ERES MARAVILLOSA!», DICE EL CREADOR DE SHERLOCK HOLMES, seguido de NO HABRA LUTO. George lee que no habia «tristeza» en la casa de Crowborough; las persianas no habian sido bajadas; y solo Mary, la hija del primer matrimonio de sir Arthur, «mostraba congoja».

Denis Conan Doyle hablo libremente con el corresponsal especial del Herald, «no en voz baja, sino normal, alegre y orgulloso de hablar de su padre». «Era el marido y padre mas maravilloso que ha existido -decia-, y uno de los mas grandes hombres. Era mas grande de lo que la gente creia, porque era muy modesto.» Seguian dos parrafos de panegirico filial. Pero el parrafo siguiente avergonzo a George; casi estuvo a punto de ocultar el periodico a Maud. ?Estaba bien que un hijo hablara asi de sus padres, sobre todo a un periodico? «El y mi madre fueron amantes hasta el final. Cuando ella le oia llegar, se levantaba de un salto como una nina pequena, se arreglaba el pelo con la mano y corria a su encuentro. No ha habido amantes mas grandes que ellos.» Aparte de la incorreccion, George desaprobaba la jactancia, tanto mas porque seguia de muy cerca a la afirmacion de la modestia de sir Arthur. Sir Arthur, desde luego, no hubiera dicho estas cosas de si mismo. El hijo continuaba: «Si no fuera porque sabemos que no le hemos perdido, estoy seguro de que mi madre habria muerto una hora despues».

Adrian, el hermano menor de Denis, corroboraba la presencia constante del padre en sus vidas. «Se perfectamente que voy a tener conversaciones con el. Mi padre creia a pies juntillas que cuando muriese seguiria en contacto con nosotros. Toda mi familia lo cree tambien. Es indudable que mi padre hablara con nosotros a menudo, igual que hacia antes de su transito.» Aunque no todo seria sencillo: «Siempre sabremos cuando esta hablando el, pero hay que tener cuidado, porque en el otro lado tambien hay graciosos que gastan bromas pesadas. Es muy posible que alguien intente suplantarlo. Pero hay pruebas que mi madre conoce; por ejemplo, maneras de hablar que no se pueden imitar».

Вы читаете Arthur & George
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ОБРАНЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату