mejor dicho, las mujeres parecen haber desarrollado normas distintas, a pesar de todo; pero aun asi, un tratamiento dental urgente no le parece una gran excusa. Su misma transparencia exaspera a Arthur. Quiza Connie lo sabe; quiza constituya el reproche mas directo, como mirar a otro lado la vispera. Una de las cualidades de Connie es que finge tan mal como Arthur.

El sabe que tiene que controlarse. Lo prioritario es Jean y, despues, la unidad de la familia. Se pregunta si Connie habra hecho cambiar de opinion a Willie, o si habra sido al reves. «Estoy dispuesto a apoyar tus relaciones con cualquier mujer a primera vista y sin hacer preguntas.» Nada equivoco en esto. Pero tampoco lo hubo en la forma en que Connie parecio comprender la situacion. Arthur, de antemano, busca motivos. Quiza Connie se haya vuelto una respetable mujer casada mas rapido de lo que el habria creido posible; tal vez siempre haya estado celosa de que Lottie sea la hermana predilecta de Arthur. En cuanto a Hornung, sin duda tiene celos de la fama de su cunado; o acaso el exito de Raffles se le haya subido a la cabeza. Algo ha desatado este alarde de independencia y rebelion. Bueno, Arthur no tardara en descubrirlo.

– Connie esta arriba, descansando -dice Hornung cuando abre la puerta.

Esta clarisimo. Asi que sera de hombre a hombre, que es como Arthur prefiere.

El pequeno Willie Hornung es de la misma estatura que Arthur, un hecho que en ocasiones este olvida. Y Hornung en su propia casa es distinto del Hornung recreado por la furia de Arthur; tambien es diferente del Willie adulador, avido de agradar, que corria por la pista de tenis de West Norwood y desgranaba bons mots en la mesa para congraciarse. En la sala delantera le indica una butaca de cuero, aguarda a que Arthur se siente y el se queda de pie. Mientras habla, empieza a deambular por la habitacion. Nervios, sin duda, pero producen el efecto de un fiscal que se pavonea ante un jurado inexistente.

– Arthur, esto no va a ser facil. Connie me dijo lo que le dijiste anoche, y hemos hablado.

– Y habeis cambiado de opinion. O tu le has hecho cambiar a ella. O ella a ti. Ayer dijiste que me apoyarias sin reservas.

– Se lo que dije. Y no se trata de que yo haya hecho cambiar de opinion a Connie, o ella a mi. Hemos hablado y estamos de acuerdo.

– Te felicito.

– Arthur, permiteme que lo exprese asi. Anoche te hablamos con el corazon. Sabes cuanto te quiere Connie, lo mucho que siempre te ha querido. Sabes mi enorme admiracion por ti, lo orgulloso que estoy de decir que Arthur Conan Doyle es mi cunado. Por eso fuimos al Lord's a verte con orgullo, a apoyarte.

– Lo cual habeis decidido no hacer mas.

– Pero hoy estamos pensando y hablando con la cabeza.

– ?Y que os dice la cabeza?

Arthur reduce su ira a un mero sarcasmo. Es todo lo que puede hacer. Sentado muy recto en su butaca, observa como Willie baila y arrastra los pies mientras argumenta.

– La cabeza… nos dice lo que ven nuestros ojos y nos dicta la conciencia. Tu conducta es… comprometedora.

– ?Para quien?

– Para tu familia. Para tu mujer. Para tu… amiga. Para ti mismo.

– ?No quieres incluir tambien al Marylebone Club? ?Ya los lectores de mis libros? ?Y al personal de los almacenes Gamages?

– Arthur, si tu no lo ves, alguien tiene que decirtelo.

– Y parece que disfrutas al decirmelo. Crei que solo habia adquirido un cunado. No me di cuenta de que la familia habia adquirido una conciencia. No sabia que necesitabamos una. Deberias agenciarte una sotana de cura.

– No me hace falta una sotana para decirte que si te paseas con una sonrisa en la cara y una mujer que no es la tuya del brazo, comprometes a tu esposa y tu comportamiento se refleja en tu familia.

– Touie siempre estara resguardada del dolor y la deshonra. Es mi primer principio. Y seguira siendolo.

– ?Quien mas os vio ayer, aparte de nosotros? ?Y que conclusion habran sacado?

– ?Y cual sacasteis vosotros, tu y Constance?

– La de que eras sumamente imprudente. Que no hacias ningun bien a la mujer que llevabas del brazo. Que comprometias a la tuya. Y a tu familia.

– Para ser un recien llegado, te has vuelto de pronto un experto en mi familia.

– Quiza porque veo mas claro.

– Quiza porque tienes menos lealtad. Hornung, no pretendo decir que la situacion no sea dificil, dificilisima. No lo niego. A veces es intolerable. No necesito repetir lo que le dije ayer a Connie. Hago todo lo que puedo, los dos lo hacemos, Jean y yo. Nuestra… alianza ha sido aceptada, la han aprobado mi madre, los padres de Jean, la madre de Touie, mi hermano y hermanas.

Tu tambien, hasta ayer. ?Cuando he sido desleal a un miembro de mi familia? ?Y cuando, antes de ahora, he apelado a ellos?

– ?Y si tu mujer se enterara de tu conducta de ayer?

– No se enterara. No puede.

– Arthur. Siempre hay chismorreos. Siempre hay chismes de criadas y doncellas. Gente que escribe cartas anonimas. Periodistas que insinuan cosas en la prensa.

– En ese caso los denunciare. O, mas probablemente, tumbare al tio de un punetazo.

– Y eso seria una imprudencia aun mayor. Ademas, no puedes noquear a una carta anonima.

– Hornung, esta conversacion es infructuosa. Es evidente que te concedes un sentido del honor mas elevado del que me otorgas a mi. Si hay una vacante como cabeza de familia, tomare en cuenta tu solicitud.

– ?Quis custodiet, Arthur? ?Quien le dice al cabeza de familia que esta obrando mal?

– Hornung, por ultima vez. Te lo dire con toda claridad. Soy un hombre de honor. Mi nombre y el de mi familia lo significan todo para mi. Jean Leckie es una mujer de honor y virtud extremos. La relacion es platonica. Siempre lo ha sido. Seguire siendo el marido de Touie y la tratare con honor hasta que la tapa del ataud se cierre sobre uno de nosotros dos.

Arthur esta acostumbrado a hacer declaraciones definitivas que ponen fin a una conversacion. Cree haber hecho una de ellas, pero Hornung sigue arrastrando los pies como un bateador en la linea.

– Me parece que das demasiada importancia a que esas relaciones sean platonicas o no -contesta-. No veo que eso cambie mucho las cosas. ?Que diferencia hay?

Arthur se levanta.

– ?Que diferencia? -grita. Le da igual si su hermana esta descansando, si el pequeno Oscar esta echando una siesta, si la criada tiene el oido pegado a la puerta-. ?Toda la del mundo! La diferencia entre la inocencia y la culpa, nada menos.

– Disiento, Arthur. Una cosa es lo que tu piensas y otra lo que piensa el mundo. Lo que piensas tu y lo que piensan otros. Lo que tu sabes y lo que el mundo sabe. El honor no es solo una cuestion de buena conciencia interna, sino tambien de conducta exterior.

– No acepto lecciones sobre el tema del honor -brama Arthur-. No las

Вы читаете Arthur & George
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату