Mientras tanto, las cosas cambiaban solo para los demas. Despidieron al profesor de natacion del colegio por corromper a los chicos en el vestuario («Problemas de salud», nos dijeron a nosotros). A Holdsworth, un simpatico bestia de 5.° B, lo expulsaron por verter azucar en el deposito de gasolina del Humber Super Snipe de un profesor. Los hijos de los vecinos hacian cosas asombrosas, increibles, como empezar a trabajar para la Shell en el extranjero, poner en marcha viejos cacharros o ir a fiestas en Nochevieja. El equivalente casero de semejantes trastornos fue la primera novia de mi hermano.
Los golpes psiquicos tienen, normalmente, otro origen ?no es asi? ?Un hijo que crece hasta ser mas alto que su padre; las tetas de una hija que desbordan los inciertos limites de las de su madre o dos hermanos que se desean mutuamente? O bien la envidia de pertenencias personales, falta de granos, buenas notas. En nuestra familia habia muy poco de todo esto: nuestro padre era mas alto y fuerte que ninguno de sus hijos; Mary incitaba mas a la compasion que a la lujuria; y los tres hijos teniamos una equitativa cantidad de bienes y la misma mala suerte facial.
La verdad es que, cuando mi hermano consiguio novia, no fue envidia, exactamente, lo que senti. Fue puro miedo, avivado por un poco de odio. Nigel la trajo a casa, por primera vez, sin que Los Que Se Sientan Enfrente me advirtieran. De pronto, media hora antes de la cena, estaba esa nina alli en medio…, con un vestido mas bien llamativo, bolso, pelos, ojos, pintalabios. La verdad es que era igual que una mujer. ?Y con mi hermano! ?Tetas?, me pregunte con un panico repentino. No se podian ver con aquel vestido. Pero aun asi, ?era una chica! Los ojos se me saltaban de las orbitas. Tambien sabia que la timidez de mi reaccion no iba a pasarle inadvertida a Nigel.
– Ginny: mi padre. -(Mi madre estaba como una esclava en la cocina para preparar «tan solo una cena normalita») -. Esta es mi hermana menor, Mary. Este es el perro, esta la tele y esto la chimenea. Oh, y esta -(volviendose hacia la silla donde yo estaba sentado)- es la silla en que te vas a sentar.
Me levante, obediente y furioso, intentando esbozar una sonrisa.
– Oh, perdona chaval, no te habia visto. Este es Chris. Chris Baudelaire. Es adoptado. No se levanta cuando entra en la habitacion una chica que no conoce, pero probablemente no es mas que un ataque de esplin.
Adelante la mano e intente recuperar el terreno perdido.
– ?Como has dicho que se llama este primor que te has traido? - pregunte, pero en vez de una frase ironica o ingeniosa, me salio torpe y grosera.
– Para ti, Jeanne Duval -contesto el, a pesar de las miradas de advertencia de nuestro padre-. Y la proxima vez, Chris, no tiendas la mano hasta que te la ofrezcan, ?de acuerdo?
Me volvi a sentar en la silla, para dejar constancia de mi agresividad. Nigel «la» sento a su lado en el sofa. Entonces, les ofrecieron a ambos un jerez. Yo miraba las piernas de la chica, pero no les encontre ningun fallo. No saber que era lo que buscaba no me ayudo en absoluto. Sus medias tambien le quedaban perfectas, sin agujeros, con la costura en su sitio y, a pesar de que el sofa era muy bajo, como ella estaba inclinada hacia atras, no habia manera de ver nada (de aquello que yo anhelaba y anhelaba rechazar).
Me pase toda la velada odiando a Ginny (para empezar que nombre tan estupido). La odiaba por lo que le estaba haciendo a mi hermano (algo asi como ayudarle a crecer); la odiaba por los cambios que provocaria en mi relacion con el (como acabar con los pocos juegos de chicos a los que todavia jugabamos); y la odiaba, mas que nada, por ser ella misma. Una chica, un ser de una categoria distinta.
La velada estuvo llena de recuerdos humillantes de mi condicion de nino. No me pusieron vino para cenar (tampoco me gustaba, pero eso no tiene nada que ver) y mi vaso de naranjada se burlaba de mi de una manera dificil de soportar. Al principio trate de ignorarlo, pero note que su color se tornaba mas chillon y despectivo a medida que transcurria la cena, hasta que, cuando trajeron un flan del mismo color naranja, parecia un anuncio luminoso diciendo I-N-F-A-N-T-I-L, asi que me la bebi toda de un solo trago. Todos mis intentos de establecer lazos de adolescente con mi hermano quedaron sin respuesta. Hable de las vacaciones, de bromas compartidas y, ?Dios!, incluso de ciencia-ficcion, pero todo fue olimpicamente ignorado. El momento culminante llego cuando me volvi hacia Nigel y empece:
– ?Recuerdas cuando nosotros… -Pero no llegue a decir mas, pues me interrumpio con forzada ternura:
– Me temo que no, chaval.
Tras lo cual la chica, la Ginny esa, se rio bobamente. ?Dios, que detestable era! Apenas la mire en toda la noche y puedo asegurar que no escuche nada de lo que dijo. Hasta ese punto la aborreci. No hacia mas que reirse como una tonta con ojos bovinos, dedicar monerias y hacer la pelota a Los De Enfrente, y proferir artificiosos chillidos de placer en relacion a la comida. Ya veras cuando se
– Anoche, mi hermano trajo a casa a su nueva adquisicion -le solte a Toni como por casualidad, mientras nos bebiamos un vaso de leche en el recreo con nuestra habitual y afectada desaprobacion de
– ?Alma?
– No, carencia absoluta, creo. No mas que la mayoria, vamos. Me parecio de lo mas frivola.
– ?Cuitas?
– Bueno, consegui sonsacarle que su padre habia muerto, pero cuando le pregunte si habia sido un suicidio todos pretendieron sentirse exageradamente epatados y me hicieron callar. Le estuvo haciendo zalemas a mi madre como una perra en celo que, por supuesto, puede significar que la suya la zurraba mucho de nina.
– Si, o tan solo que queria darle jabon.
– De todas formas, ya sabra lo que es la C.
– ?Como?
– Saliendo con mi hermano.
– ?Crees que ya se la ha tirado?
– Ella se sento a su lado en el sofa.
– ?Marcas de carmin en el cuello? ?Cabellos en la americana? ?Intercambio de miradas?
– Todo negativo. No teniamos la tele puesta, por desgracia. Intente convencerlos de ver
Toni y yo habiamos ideado una infalible prueba televisiva. Nadie puede contemplar un beso -al menos un beso prolongado, untuoso y penetrante- sin demostrar, de alguna forma, lo que siente. No era una observacion que pudiera hacerse directamente, pero sentandose cerca de la tele para ver los reflejos en la pantalla, por lo general, podias descubrir reacciones bastante torpes: mi hermano cruzaba las piernas, mi madre se ponia a contar puntos de ganchillo afanosamente. Si se queria mejorar el enfoque, habia que confiar en ardides mas peligrosos, como levantarse repentinamente a buscar un zumo de naranja, o acercarse a la mesa para coger el Telesemana. Luego, volviendose subitamente, era posible descubrir la palpitante nostalgia (de mi padre), el turbador hastio (de mi madre), el interes tecnico (de Nigel), o la quejumbrosa perplejidad (de Mary). Los invitados, si los habia, eran igualmente transparentes, a pesar de la obligada formalidad de las circunstancias.
– ?Tetas?
La ultima parte de la triada. Aquella a la que dedicabamos toda nuestra mundana capacidad de percepcion.
– Ni rastro. Si acaso -y estoy siendo generoso- un par de verruguitas.
– Ah.
Toni desarrugo el ceno, satisfecho y aliviado. Despues de todo, no se