sarcastica mientras mirabamos una hilera de nabos-. Asi que esto es todo lo que hay.
Crei oportuno desviar la cuestion hasta que me pareciese mas clara. Le respondi con otra pregunta.
– Estas mucho mas… politizado que antes, ?no?
– Soy mas de izquierdas, si te refieres a eso. El hombre siempre es politico.
– Vamos. Durante la adolescencia eramos totalmente pasivos. Totalmente cinicos y desinteresados, ?no te acuerdas? Era el arte lo que nos importaba, ?no? Nosotros somos el motor y la agitacion, ?no te acuerdas de ese enfasis en «nosotros»?
– Recuerdo que eramos totalmente conservadores.
– No creo que eso sea cierto en absoluto. Odiabamos a los peces gordos. Y al
– Sentiamos apatia y aversion, de acuerdo, pero esos son los principios fundamentales de la plataforma conservadora. Joder, ?no te acuerdas de Cuba? ?Que hicimos entonces? Estabamos tan encantados con Kennedy como si fuera Robert Ryan en
– Pero la poesia no hace que sucedan cosas -dije con la cadencia de un hombre razonable.
– Esa es la jodida verdad. Asi que si quieres que pase algo no escribas poesias. Yo no se por que lo hago. Supongo que para dejar de hacerme pajas un rato. El otro dia ojeaba un libro de poemas en una libreria y no pude pasar del prefacio. Decia: «Este libro fue escrito para cambiar el mundo.» No hay palabras para decir lo jodidamente ironico que suena.
– ?Por que te acaloras tanto?
– Porque la
– ?Quien se lo impide? ?Que peces gordos? Venga, concreta.
– Unos imprecisos peces gordos hijos de puta. Peces gordos escurridizos. Porque la poesia la presentan como un programa de television a altas horas de la madrugada para una minoritaria aficion desconocida… como la del esqui acuatico, la que folla con cabras o cosas por el estilo. ?Quien lee poesia? ?A quien le han dicho que sirve para algo?
– Publican mucha en la prensa.
– Ja, cuanta mas, menos. Eso no son sino parches. Llaman a cualquier gilipollas domesticado y le dicen: «Oh, Jonathan, ?podrias mandarnos un poema de tantos versos para esta semana?», o: «Me temo que nuestro critico de ballet se ha torcido la muneca escribiendo mayusculas, ?podrias escribir algo largo en versos cortos? Con rima, por favor, ya sabes que a nuestros lectores les gustan las rimas.»
– Me parece que eso no es muy justo. -(Francamente, pense que era paranoia, el enconado despecho de un escritor sin exito.)
– Por supuesto que no es
– Y todos sabemos lo que es la historia -apunte yo nostalgicamente (mas valia cambiar de tema, pense).
– Las trampas de los vencedores. Exacto. Pero ?por que ya nadie se toma los libros en serio? Quiero decir, aparte de los academicos, y ?que cono hacen? No son mas que criticos que dan a luz sus ejemplares con cien anos de atraso. ?Por que todo el mundo se burla de un escritor cuando hace un comentario politico? ?Por que todo lo que es de izquierdas se pone de moda antes de que se lea, y para entonces es ya una fuerza del conservadurismo? ?Y por que cono -(por fin parecio tomar aliento)-, por que cono no compra la gente mis libros de mierda?
– ?Demasiado sucios? -sugeri. Se rio, comenzo a calmarse, y se puso a elogiar otra vez el jardin.
– ?Y por que no has hecho tu nada, pez gordo en ciernes?
No le dije nada sobre mi proyectada historia del transporte en Londres.
– Oh, yo, caramba, me has cogido, yo estoy metido en la vida.
Se rio otra vez, aunque bastante compasivamente. O eso me parecio.
(Pero ?acaso no es verdad que estoy -no mas metido en la vida, no lo diria asi -, que soy mas serio? En el colegio me hubiese calificado de serio a mi mismo, cuando en realidad tan solo era un exagerado. En Paris me considere serio -imaginaba, de verdad, que me encaminaba a una sintesis grandiosa entre la vida y el arte-, pero probablemente no hacia mas que atribuirle una importancia desmesurada y legitimadora a un placer irreflexivo. Hoy, soy serio respecto a diferentes cosas. Y no temo que mi seriedad se desmorone bajo mis pies.)
– Quieres decir que ya no vives en una habitacion alquilada -fue el comentario de Toni cuando hube parafraseado todo esto.
Ahora estabamos al fondo del jardin. Mirando a traves del enramado que formaban los tronquitos de las judias, uno podia intuir la buhardilla en lo alto de la casa: un dia seria el cuarto de Amy, o quiza de su hermana.
– Bueno, hasta cierto punto. Es una satisfaccion saber que no se tienen goteras en el tejado.
– Cavernicola -murmuro Toni, imitando una de las voces que poniamos en el colegio.
– Y que tienes a tu familia a tu alrededor bajo tu proteccion.
– Machista.
– Y tener un nino. -(Normalmente no lo hubiese mencionado, porque la mujer de Toni habia tenido hacia poco lo que el llamaba un trabajo de aspiradora; pero me sentia injustamente atacado.)
– Pues yo creia que habia sido un desliz.
– Bueno, no es que fueramos a buscarla. Pero eso da lo mismo.
– La verdad, creo que es una formula bastante extrana: si conseguimos que las fabricas de gomas de Londres den un alfilerazo en la punta de cada condon, la poblacion sera mas madura: seria, consciente, hipotecada hasta los huevos. Hasta empezaria a comprar mis libros de mierda.
Seguimos andando y nos detuvimos ante los guisantes enanos.
– A proposito -dijo, moviendo el codo de arriba abajo con un gesto licencioso del pasado-, ?has tenido ya alguna aventurilla?
Mi primera reaccion fue decirle que no se metiera mas que en sus cochinos asuntos. La segunda fue ignorar la pregunta. La tercera (?por que tarde tanto?) fue decir simplemente:
– No.
– Eso es interesante.
– ?Por que «No» es interesante? -(?Con que derecho me hablaba con tanta superioridad) -. ?Quieres decir que te sorprende muchisimo que haya sido fiel durante seis anos? ?Que tu no habrias tardado mas de una semana en ser infiel?
– No, lo que es interesante es la pausa antes del No. ?Significa acaso: