las oficinas de la fiscalia general, semejantes a una fortaleza, en Fairfield. Polifrone habia grabado la conversacion entera, y llevaba una copia de la cinta en el bolsillo. Sabia que habia encontrado por fin un filon. Cuando iba por la Ruta 23 en su Lincoln negro le sono el busca. Era Kuklinski. Polifrone no queria devolverle la llamada inmediatamente; pero Kuklinski habia mordido ya el anzuelo, y Dominick no queria aflojar, darle la ocasion de escaparse, de romper el sedal. No: llamaria a Kuklinski inmediatamente. Vio una cabina de telefonos a la puerta de un restaurante, aparco y llamo a Richard.
Richard volvio a preguntarle si estaba en una cabina.
– Si, pierde cuidado -le dijo el astuto agente, y Richard le explico que tenia el material para golpes.
Richard lo habia tenido desde el principio; tenia media docena de pistolas con silenciadores, las guardaba en una maleta en casa de la madre de Barbara. Dijo a Polifrone que podria darsela por once mil dolares, pero que este era un precio especial, «de muestra». Richard volvio a proponer que se reunieran en el area de servicio Vince Lombardi. Dominick accedio. Al fin y al cabo, era un lugar despejado, seria facil instalar un equipo de vigilancia y de apoyo. Pero dio largas a la reunion: sabia que les haria falta tiempo para prepararlo todo como era debido. Richard dijo que llevaria el material para golpes. Se acordo la reunion para la semana siguiente. Dominick volvio a subirse a su Lin-
coln negro y siguio hasta el edificio de la fiscalia general, en Fairfield. Cuando llego, ya estaban reunidos Bob Carroll, Pat Kane, Ron Donahue y Pat Smith, esperando con impaciencia oir la cinta. Estaban sentados en la misma sala de reuniones, con el retrato de Richard todavia en la pared, y escucharon, atonitos, como Kuklinski se incriminaba, como se echaba la soga al cuello. Cuando termino la cinta, todos intercambiaron apretones de manos, dieron palmadas a Dominick.
– Dominick -dijo Bob Carroll-, ?eres el mejor! Suave como la seda. Lo tenemos… lo tenemos por los cojones -dijo, con una amplia sonrisa que le iluminaba el ancho rostro. Pat Kane abrazo a Dominick.
– Gran trabajo, Dom. Gran trabajo -dijo, sintiendo una euforia que no habia conocido hasta entonces.
Dominick, sonriente y orgulloso, sabia que habia hecho un trabajo estupendo. El camino habia sido largo y accidentado, pero ahora sabia que estaban a la vista de la meta. Acto seguido se pusieron a organizar una vigilancia completa de la reunion en la zona de servicio Lombardi.
Hasta las hijas de Richard, Chris y Merrick, advirtieron el cambio que habia sufrido su padre. Apenas hablaba. Andaba por la casa como si estuviera en las nubes. Ninguna de los dos lo habia visto nunca de esa manera. Si, siempre habia tenido sus altibajos de humor y de animo, pero nunca habia estado tan callado ni tan taciturno durante dias seguidos. Chris le quito importancia pensando que seria otra rareza mas de su padre; estaba lleno de ellas. Pero Merrick estaba preocupada. Percibia que su padre habia sufrido un verdadero cambio, un cambio a peor, y estaba preocupada. Merrick intento hablar con el, llevarlo a echar de comer a los patos con ella, pero a el no le apetecia. Aquello ya era, de suyo, causa de preocupacion. Merrick se habia convertido en una mujer muy atractiva, de pelo oscuro y ojos grandes, almendrados, del color de la miel caliente. Habia encontrado un buen trabajo en la compania de seguros Allstate Insurance, la habian ascendido con aumento de sueldo; tenia un novio nuevo, Mark, al que queria, y ya habian hablado de boda, aunque sin concretar nada; era feliz, salvo por el hecho de que su padre se estaba comportando de manera… «rara», como recordaba ella hace poco.
Merrick, como todos los demas habitantes de la casa, habia oido los chasquidos extranos en el telefono, pero no les habia dado mayor
importancia. Barbara, por su parte sospechaba que tenian los telefonos intervenidos, pero tampoco penso mucho en ello. Creia que si su marido estaba haciendo algo ilegal, tendria que ver con la venta de prendas de marca falsificadas. Seguia sin tener idea de con quien se habia casado. Richard le habia contado la visita de Kane y de Volkman, pero sin decirle nada de que le habian preguntado por cinco asesinatos que sospechaban que habia cometido el.
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La siguiente reunion entre Richard y el agente Polifrone tuvo lugar la semana siguiente, el 2 de octubre, en el area de servicio Vince Lomblardi. El area de servicio estaba a trece kilometros, en linea recta, del puente George Washington; habia media docena de restaurantes de comida rapida, banos, una estacion de servicio; a la izquierda habia una zona de hierba con mesas y bancos donde la gente podia consumir la comida rapida. Era un lugar de paso. Los que paraban, pasaban alli un rato y seguian adelante. Richard habia propuesto aquel lugar porque era despejado, de acceso facil, era facil detectar una trampa. El equipo le trabajo Hombre de Hielo habia tenido mucho tiempo para montar un buen sistema de vigilancia y de apoyo. Alli estaban Ron Donahue, Paul Smith y Bob Carroll, asi como otros varios equipos de hombres y mujeres, sentados en diversos coches camuflados, bien armados. Sabian que Kuklinski era peligroso en extremo, astuto e imprevisible.
El agente Polifrone llego puntual, a las dos de la tarde. Iba armado y llevaba un minusculo transmisor Kel y una pequena grabadora Nagra oculta bajo la nuca. Llevaba una chaqueta de cuero amplia para ocultar la grabadora. Era esencial que todo lo que dijera quedara grabado con precision. Los diversos equipos dispondrian de sendos receptores de radio que lcs permitirian oir y grabar lo que se decia. Todos sabian que la reunion era trascendental; si Polifrone hacia bien su trabajo, si animaba a Richard a hablar abiertamente, aprovecharian sus propias palabras para atraparlo.
De momento, casi todo lo que habia dicho, aparte de lo de la primera cinta, era intranscendente. Carroll tenia la esperanza de que aquello terminara aquel dia. De momento, Richard llegaba tarde.
Aquel dia, despues de almorzar, Richard hablo mucho por telefono, con John Spasudo y con Remi. Habian surgido mas problemas a causa
de los antiguos complices del banquero de Zurich y Remi estaba preocupado. Richard hacia todas estas «llamadas de negocios» desde cabinas de telefono de todo Dumont. Las conversaciones telefonicas obligaron a Richard a llegar tarde a su reunion con Polifrone. Aviso a Polifrone por el busca media hora despues de la hora acordada para la cita, y Dominick le devolvio la llamada inmediatamente. Richard se disculpo, dijo que iba para alla y salio de su casa con una bolsa que contenia el material para golpes. Richard tenia pensado usar la 22 con silenciador; se trataba claramente de un arma de asesino a sueldo, que serviria de cebo para animar a Polifrone a hacer un encargo mayor de pistolas de ese tipo. Pero en vez de darle las armas, pensaba darle la muerte.
Mientras Richard se dirigia en su coche al area de servicio Vince Lombardi, iba pensando en echar a Spasudo a las ratas. ? Ay, como disfrutaria con aquello! Seguia decidido a matar a Pat Kane, pero necesitaba el cianuro para hacer aquello como es debido, para que pareciera un ataque al corazon; aquello era la clave, y seguia esperando que Polifrone pudiera conseguirle el cianuro. Si la cosa parecia un asesinato, estaba seguro de que la Policia se le echaria encima como las moscas a la miel.
Richard llego al area de servicio Lombardi cuando eran casi las tres de la tarde, sin darse cuenta de que se estaba metiendo en una verdadera comisaria de Policia. Aquello era muy impropio de el. Solia llegar temprano a esas reuniones y permanecer oculto en una furgoneta hasta asegurarse de que no habia moros en la costa, usando prismaticos y su fino sexto sentido. Segun explica ahora, habia bajado la guardia porque ya tenia pensado asesinar a Polifrone: estaba subiendo los peldanos de la horca por voluntad propia. Hacia un dia gris y helado. Un viento frio barria el espacio despejado que rodeaba el area de servicio y que olia a patatas fritas. Habia un ruido constante de coches y camiones que pasaban por la carretera, salpicado del zumbido de las bocinas. Los muchos aviones que aterrizaban y despegaban del aeropuerto proximo de Newark volaban bajo, contribuyendo a la cacofonia de ruidos fugaces. Polifrone estaba preparado. Sabia lo que tenia que decir y como tenia que decirlo. Despues de intercambiar saludos, Richard volvio a disculparse por haber llegado tarde. Dijo que llevaba encima el material para golpes, abrio el maletero y se lo enseno a Polifrone.
– Esto es -le dijo-: una 22 de canon largo, militar, con canon