En el interior del juzgado llevaron a Richard a la zona para detenidos, mientras vociferaba quejandose del trato que recibia Barbara. Era lo unico que le importaba. Camino del calabozo, vio de pasada a Barbara, que estaba sentada, confusa y asustada, en la sala del departamento de homicidios. Seguia esposada, llorando, alterada. ?Como no iba a estarlo?
– ?Quitadle las putas esposas! -exigio el-. ?Ella no sabe nada, es inocente!
Intento romper las gruesas cadenas que le sujetaban las manos inmensas a la espalda.
– ?Quitadle las putas esposas! -rugio con tanta furia que los periodistas lo oyeron desde la calle; sus palabras airadas hicieron temblar las paredes. Tuvieron que meterlo en el calabozo entre seis detectives. En circunstancias normales al detenido se le quitan las esposas en este momento, pero nadie estaba dispuesto a quitar a Richard las esposas. Saltaba a la vista que mataria a cualquiera al que pudiera poner las manos encima.
Ahora, como una fiera enloquecida a la que han sacado de pronto de su selva peligrosa, Richard se paseaba por su celda, maldiciendo a todos los policias que veia, retandolos a que le quitaran las esposas.
– ?Os matare, cabrones! ?Os matare a todos, cabrones! -rugia.
En Dumont, un ejercito de policias provistos de mandamientos judiciales inundaron la casa de los Kuklinski. Estaban seguros de que encontrarian un gran deposito de armas, la sala frigorifica donde Richard congelaba a sus victimas, pero no encontraron ni armas, ni sala frigorifica, ni nada ilegal en absoluto.
Aquella tarde, todos los telediarios de las seis de los Estados Unidos informaron de la detencion de Richard Kuklinski. Era la noticia bomba. La noticia de portada. Sobre la base de lo que habia contado la Policia a los medios de comunicacion, los presentadores contaron a su vez al pais que Richard habia matado a cinco personas, dando los nombres de George Malliband, Louis Masgay, Paul Hoffman, Gary Smith y Danny Deppner; que usaba cianuro para matar y que habia congelado a algunas de sus victimas para confundir a la Policia sobre la fecha de la muerte; de ahi su sobrenombre, el Hombre de Hielo.
La nacion, horrorizada por estos hechos, vio como lo conducian hasta la entrada posterior del juzgado, con la cara contraida en una mueca de rabia… una escena que se pasaria una y otra vez por todo el pais.
Al dia siguiente se contaba la historia con grandes titulares en las primeras planas de los tres grandes periodicos de Nueva York, el Post, el Daily News y el venerable New York Times. La Policia habia puesto a Richard el mote perfecto. El Hombre de Hielo era maligno y siniestro, y sencillo al mismo tiempo, ideal para los titulares y para abrir los reportajes. Desde la Costa Este hasta la Oeste, y en todas partes entre una y otra, los estadounidenses se enteraron de las maquinaciones diabolicas del Hombre de Hielo, un asesino a sueldo como no habia habido otro. Mataba por placer y mataba para la Mafia. Cuando los medios de comunicacion se dieron cuenta de que el Hombre de Hielo estaba casado y tenia hijos, los periodistas y las furgonetas de las cadenas invadieron la calle Sunset, de Dumont, intentando conseguir entrevistas con los vecinos consternados de los Kuklinski, con los hijos de los Kuklinski. El mayor temor de Richard se habia hecho realidad con toda su crudeza.
Barbara fue puesta en libertad bajo palabra de presentarse en el juzgado cuando fuera preciso, pero la Policia la acuso de la posesion de la pistola automatica del 25 que habian encontrado bajo el asiento del coche, que era el de ella. La Policia sabia que la pistola no era de Barbara, naturalmente, pero la acusaron pensando que aquello podria servir para presionar a Richard mas adelante, como asi fue. Cuando Barbara llego a su casa, todavia le temblaban las manos. Una turbamulta de periodistas la rodeo. Tuvo que forcejear con ellos para llegar hasta su casa.
Cuando permitieron por fin a Richard hacer la llamada telefonica a la que tiene derecho todo detenido, telefoneo a Phil Solimene.
– ?Hola, Philly! ?Como te va? -le pregunto Richard, con voz acaramelada y llena de desden.
– ?Rich? -dijo Solimene, asustado-. ?Que ha pasado? ?Donde estas?
– Acabo de salir de la Ruta 80. Voy a hacerte una visita -dijo Richard, y colgo.
Solimene salio corriendo de la tienda como alma que lleva el diablo, con la cara llena de miedo, de panico y de terror.
Pat Kane estaba en paz por fin. Habia hecho lo que se habia propuesto. Habia tardado casi seis anos, pero habia vencido. Todo su trabajo y su dedicacion habian arrojado sus frutos. Richard Kuklinski estaba en una jaula, donde debia estar. Aunque todavia habia mucho trabajo pendiente, aquella noche Pat Kane durmio como un nino, con su mujer en sus brazos.
Era bello vivir.
La vida prometia grandes cosas.
Kane habia atrapado al muskie astuto y peligroso.
55
El 18 de diciembre Richard comparecio en el Tribunal Superior de Nueva Jersey ante el juez Peter Riolina y se le acuso oficialmente de diecinueve delitos graves. Alli, Richard vio por primera vez a su bestia negra, el fiscal general adjunto Bob Carroll; y a Richard no le gusto lo que veia. Saltaba a la vista que Carroll conocia los datos y los detalles del derecho y del reves, que habia sido el quien habia planificado y orquestado la detencion de Richard, y que el llevaria la acusacion en nombre del Estado. Se acuso entonces formalmente a Richard de los asesinatos de Masgay, Malliband, Hoffman, Smith y Deppner.
Despues del breve acto judicial, volvieron a llevar a Richard a un calabozo de los juzgados. Esperaria desde alli el giro inexorable de las ruedas de la justicia, hasta que se juzgara el caso.
Cando Barbara se entero de las acusaciones que pesaban contra su marido, se quedo consternada. No las creia. A su hija Chris no le sorprendieron en absoluto. De hecho, le parecia que su padre era perfectamente capaz de hacer lo que decia la Policia que habia hecho. El hijo de Richard, Dwayne, que ya tenia dieciocho anos, tambien opinaba que su padre era muy capaz de haber hecho aquellas cosas de que lo acusaba la Policia. Dwayne habia creido desde siempre que tarde o temprano mantendria algun tipo de enfrentamiento a vida o muerte, y ahora comprendia que un enfrentamiento asi habria terminado, sin duda, con la muerte de Dwayne.
Dwayne sentia mas que nadie la marca que significaba ser hijo de Richard, ser un Kuklinski. Chris y Meirick ya habian dejado de estudiar, pero Dwayne seguia en el instituto y