que seguia tendido en el sitio, aunque ya no era mas que una forma clara espectral a la luz amarilla melancolica de una farola.

Richard sabia que aquel asesinato no lo relacionarian con el, que la Policia de Nueva York no se pondria en contacto con la de Jersey de ninguna manera.

A lo largo de las semanas y de los meses siguientes volvio a Manhattan en muchas ocasiones y mataba a gente, siempre a hombres, nunca a una mujer, dice el, siempre a personas que tenian algun roce con el, que lo ofendian de alguna manera, verdadera o imaginaria. Mataba a hombres a tiros, a punaladas y a garrotazos. A algunos los dejaba en el sitio. A otros los arrojaba al cercano rio Hudson.

Para Richard, el asesinato se convirtio en un deporte.

La Policia de Nueva York llego a creer que los vagabundos habian empezado a atacarse y a matarse entre si, sin sospechar que un verdadero asesino en serie venia de Jersey City al West Side de Manhattan con el fin de matar gente, para practicar y perfeccionarse en el arte del asesinato.

Richard hizo del West Side de Manhattan una especie de laboratorio del asesinato, una escuela, como dice el. Aprendio los puntos mas delicados y sutiles; donde aplicar el cuchillo para conseguir el maximo efecto: en la nuca, hacia arriba, clavandolo en el cerebro; un tajo invertido a la garganta, cortando a la vez la traquea y la arteria carotida. Tambien era muy efectivo clavarlo directamente en el corazon.

Pero descubrio que la manera mas rapida, y mucho menos sangrienta, era clavarlo en la nuca hasta llegar al cerebro. El asunto de la sangre era una preocupacion constante, pues Richard no queria mancharse de sangre el mismo ni su ropa. En lo que respecta al arma de luego, un tiro en la cabeza, por encima de la oreja, por debajo de la mandibula, resultaba ser lo mas eficaz. Una vez ahorco a un hombre: le echo al cuello una soga de canamo, levanto al hombre en vilo tirando de la soga, que se echo al hombro. Hice de arbol, explico. Tambien usaba un pico para hielo, que resulto ser un buen instrumento para malar, facil de ocultar, si se aplicaba en el punto adecuado: era mortal si se clavaba directamente en el oido o en el ojo.

Ya en aquellos tiempos, las adoquinadas calles oscuras de la zona mas apartada del West Side de Manhattan eran lugar de reunion de gais. Habia muchos bares oscuros que acogian discretamente a una clientela homosexual. Uno de aquellos era el Scottish Annie, santuario de hombres a los que les gustaba ponerse faldas y vestirse de mujer. Esos bares oscuros de aquellas oscuras y apartadas calles eran el lugar ideal para los hombres que hacian lo que era en muchos casos una doble vida secreta.

Richard no tenia nada en contra de los homosexuales, segun dice, y no los perseguia, aunque con su aspecto de James Stewart con ojos acerados atraia invariablemente a los gais; y si se ponian demasiado pesados, les hacia dano y hasta los mataba. Dice que esos asesinatos no tenian nada que ver con el sexo, que solo tenian que ver con que alguien se habia puesto demasiado pesado.

Una noche, Richard estaba bebiendo en un bar proximo a la calle Grove y un hombre se le insinuaba una y otra vez.

– Mire, a mi eso no me va, ?vale? -le dijo Richard por fin-. Busquese otro, ?de acuerdo?

Pero el tipo, un caballero alto con flequillo de corte militar, no estaba dispuesto a aceptar una negativa. Le insistia tanto que Richard tuvo que marcharse del bar. El tipo salio detras de el y le hizo proposiciones, diciendole:

– Se que quieres. Vamos, vamos, grandullon.

Por fin, despues de aguantar aquello a lo largo de dos manzanas, Richard vio un adoquin suelto, lo recogio y dio al tipo un golpe en la cabeza con tanta fuerza que parte del cerebro le salpico en un escaparate.

– Te dije que me dejases en paz, joder -dijo Richard al muerto, y siguio caminando.

Richard llego a darse cuenta de que cuando bebia se volvia francamente malo, y en casi todas aquellas salidas homicidas a Manhattan bebia, no hasta emborracharse, desde luego, pero si hasta estar francamente achispado. Se dijo a si mismo que debia beber menos, y beber cerveza en vez de guisqui. Richard tambien viajaba a otros lugares para matar a gente: a Newark, a Rhode Island, y tambien a Hoboken. Pero eran zonas menos pobladas, la gente parecia mas atenta, mas fisgona, por lo que Richard siguio volviendo a Manhattan, gozando del bullicio de su propio coto privado de caza.

Como Richard asesinaba casi siempre a «gente sin valor», vagabundos y mendigos, ademas de a algun que otro gay, la Policia de Nueva York hacia poco o nada por resolver aquella oleada repentina de asesinatos al azar.

A nadie le importo.

– Que se maten entre ellos -dijo un capitan de Policia a sus detectives en la comisaria del Distrito Diez. No se organizo ninguna vigilancia especial, ni salio ningun detective a hacer preguntas, cuaderno en mano, y Richard lo advirtio enseguida, pues no vio por ninguna parte mayor presencia de policias.

Tampoco mataba a alguien todas las veces que iba a Nueva York. En algunas ocasiones se limitaba a pasearse, bebia algo, daba vueltas en la cabeza a diversos planes suyos. Ahora que los Rosas Nacientes eran cosa del pasado, y que Carmine Genovese estaba en la carcel por asuntos de juego ilegal, Richard ganaba mucho menos y se habia visto obligado a trabajar descargando camiones, cosa que no le gustaba; pero siempre estaba atento por si podia robar algo que pudiera vender. Tenia en el Sindicato del Transporte un amigo llamado Tony Pro, gracias al cual Richard podia trabajar siempre que queria. Tambien seguia jugando mucho al billar. Lo malo era que casi todo el mundo sabia ya que era un buen jugador, por lo que le resultaba muy dificil encontrar a alguien dispuesto a jugar con el apostando dinero.

Entonces, Linda se quedo embarazada. La noticia no produjo ninguna impresion a Richard. No amaba a Linda, no pensaba que fuera una buena ama de casa. No era mas que un cuerpo caliente en la cama en las noches mas frias de Jersey City, una manera comoda de desahogarse. Le dijo que abortara. Ella no queria. No era partidaria del aborto. La amenazo. Ella seguia sin querer abortar. Richard no tenia reparo en pegar a Linda. El se habia criado en una casa donde pegar a las mujeres era la norma, y golpeaba a Linda sin pensarselo dos veces cuando ella lo molestaba, cosa que cada vez hacia con mas y mas frecuencia: ella queria que se casaran, el no; ella queria que se buscara un trabajo honrado y lo conservara, el no; ella queria que se quedara en casa por las noches, el queria salir. La mayoria de sus discrepancias se resolvian mando Richard le daba una bofetada, diciendole «?callate!» por un lado de la boca de labios estrechos. Hasta intento hacerle perder el nino dandole punetazos en el vientre; pero no dio resultado. El vientre le necia mas cada semana que pasaba.

Con todo lo cruel que solia ser Richard con Linda, tambien podia ser dulce y delicado, atento hasta la exageracion. Le compraba munecos de peluche, flores frescas, dulces de lujo y ropa. Pero la verdad era que Linda no sabia que le esperaba cuando Richard entraba por la puerta, un regalo o una bofetada. Al final, Richard acabo casandose con Linda en el ayuntamiento. No dijo a nadie que se casaba. Segun dijo, lo hacia «por el bien del nino».

Richard se habia convertido en un joven de humor muy variable; tenia subidas y bajadas de animo radicales. Cuando estaba de mal humor (como casi siempre), su presencia era francamente peligrosa para cualquier hombre o animal. Por entonces, casi todo el mundo de Jersey City y de Hoboken conocia a Richard Kuklinski, sabian lo peligroso que era, y lo evitaban de buena gana; pero el seguia teniendo altercados con hombres, altercados en los que Richard casi siempre terminaba matando al otro.

Para Richard, el asesinato se habia convertido en parte integral de la vida cotidiana… en un proceso tan natural como el ciclo de las noches y los dias, o el de las mareas en el proximo rio Hudson. Al parecer, Richard tenia la disposicion perfecta para matar a la gente sin reservas ni remordimientos; de hecho, sin volver a pensar en ello. Richard era cuidadoso siempre: si se le metia en la cabeza matar a alguien, o «hacerle dano», como dice el, procuraba elegir el momento y el lugar adecuados. Lo extrano era que Richard era mas peligroso cuando estaba callado.

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