– Si, ya lo creo que sufrio -dijo Richard; y Genovese le pago alli mismo diez mil dolares al contado, por «un trabajo bien hecho».

Richard salio de casa de Genovese con un bulto agradable de dinero en el bolsillo, y sabiendo que se habia terminado de labrar una reputacion como asesino a sueldo eficiente.

11

El esbirro

Richard solia pensar frecuentemente en matar a su padre, Stanley.

Se ponia a pensar en el, recordaba la brutalidad y la insensibilidad que habia sufrido, se ponia furioso por dentro y le daban ganas de matarlo a golpes. En varias ocasiones llego a ir a un bar que frecuentaba Stanley, cerca de la urbanizacion, con idea de meterle una bala en la cabeza; pero Stanley no estaba.

Era como una idea repentina, explicaba Richard. El tenia suerte, porque cuando iba a buscarlo no estaba. Hasta ahora mismo, quiero decir aqui sentado, hablando de el, lamento mucho no haber acabado con el… ?el muy cabron!, ?el muy cabron sadico!

Stanley no llego nunca a saber lo cerca que habia estado de que lo matara su hijo segundo. Joseph, el hermano menor de Richard, era extremadamente violento. Tenia dificultades frecuentes en la escuela, se metia constantemente en lios, robaba, bebia mas de la cuenta. Richard queria tenderle una mano, darle consejos, pasarle algo de dinero, pero por entonces aborrecia tanto a su madre que ni siquiera queria acercarse mas a su apartamento.

Tras recibir la cabeza del vendedor de coches usados, Carmine Genovese cobro aprecio a Richard. Carmine tenia mucho dinero en la calle, y desde entonces se sirvio de Richard como cobrador y esbirro principal. Si Richard hubiera sido italiano, Genovese lo habria recomendado, sin duda, para que entrara en la familia, pero como era polaco no podia ser. A pesar de todo, Carmine le daba mucho trabajo. Richard cobraba dinero en su nombre a gente de toda la Costa Este. Era de fiar, honrado, y muy violento cuando hacia falta, demasiado violento a veces. Richard siempre estaba llamando a la puerta de Carmine llevando en la mano bolsas de papel de estraza llenas de dinero. Jamas robo a Carmine ni diez centavos; ni siquiera se le ocurrio nunca, por lo que Carmine llego a apreciarlo mucho mas. Casi todo el mundo que pedia prestado dinero a Carmine Genovese conocia bien las reglas y pagaba rapidamente, segun lo acordado. Todos sabian tambien que no pagar podria ser mortal.

A Richard le gustaba trabajar para Genovese, en general. Ganaba dinero, aunque lo derrochaba casi todo; la gente lo respetaba y lo trataba con deferencia, y su reputacion de «tipo relacionado con la Mafia» corrio por todo Jersey. Nadie se metia con el. Hasta otros tipos de la Mafia evitaban enfrentarse con Richard Kuklinski. Empezaron a llamarlo el polaco. Este seria su mote en la calle.

Richard se acostumbro a llevar dos pistolas y un cuchillo siempre que salia. Se sentia desnudo si no iba armado hasta los dientes. Le gustaban las derringer del 38 de dos canones. Eran tan pequenas que cabian facilmente en la palma de la mano, y a corta distancia eran mortales. A Richard le gustaba matar de cerca, de manera personal, y para matar a alguien con una derringer tenias que estar encima de el. Por eso tambien le gustaba matar con cuchillo, dice.

Es una cosa intima. Sientes entrar la hoja, romperse los huesos; ves el susto en la cara del tipo, ves como se le apaga la mirada.

Cuando se le pregunto si creia en Dios, si creia que matar a un ser humano era pecado, dijo:

El unico Dios en el que creo es una pistola cargada, con gatillo sensible. Tiene gracia: muchos tipos, antes de matarlos, me llamaban Dios. «?Ay, Dios, no! ?Ay, Dios, no!», dice, sonriente, divertido por sus recuerdos.

La esposa de Richard, Linda, dio a luz un nino al que llamaron Richard. Richard no sentia amor ni apego emocional hacia su hijo. El nino era la consecuencia natural de un acto sexual, nada mas. Richard ni siquiera fue al hospital a ver a Linda cuando esta dio a luz, ni tampoco la ayudo a volver a casa. Se portaba como si fuera el hijo de otro, no el suyo; pero Linda no tardo mucho tiempo en volver a quedarse embarazada.

Linda veia todas las armas de Richard pero no le preguntaba nunca para que las tenia. Sabia lo violento y psicotico que podia ser Richard, y se hacia la ciega. Tambien sabia que si lo interrogaba, si le pedia informacion, si le preguntaba cosas, el bien podia estallar y pegarle. En este sentido, Richard era una fotocopia de su padre, del hombre al que el mas odiaba en el mundo; pero no pego nunca a su hijo, ni pegaria jamas a ninguno de los cinco hijos que acabo teniendo.

En general, Richard apreciaba a los ninos, veia en ellos a seres inocentes maltratados, y se enfurecia cuando veia a un adulto que pegaba a un nino. En una ocasion dio una paliza a un hombre al que vio pegar a sus hijos en un aparcamiento. Anos mas tarde, mataria a un amigo suyo porque este le pidio que asesinara a su esposa y a su hijo de ocho anos.

No mato a mujeres, y no mato a ninos. Y el que haga tal cosa, no merece vivir, explico Richard. Con todo lo frio y absolutamente indiferente que era Richard hacia el sufrimiento de los hombres, no soportaba ver que hacian dano a un nino. Tambien odiaba a los violadores (a los que se tiran del arbol, como los llama el), y siempre estaba acechando la presencia de predadores sexuales. Los consideraba sabandijas que se debian eliminar inmediatamente.

Richard seguia haciendo excursiones al West Side de Manhattan, donde mataba a cualquiera que lo estorbara, que fuera grosero o desconsiderado con el. Le gustaba mucho matar a los mendigos agresivos, con tal rapidez que ni siquiera se daban cuenta de lo que les habia pasado hasta que caian al suelo.

Una noche Richard encontro a dos hombres gruesos, vestidos con ropa de cuero, que estaban violando a un nino detras de un trailer que estaba estacionado cerca del rio Hudson. Iba paseandose, admirando los reflejos de las luces sobre el rio en el lado de Jersey, que formaban como teclas de piano gigantes, cuando oyo un lamento quejumbroso, unos suspiros, unos golpes carnosos. Paso despacio tras el camion, y presencio alli la violacion: un hombre obligaba al chico a hacerle una felacion, mientras el otro lo sodomizaba. Se reian. Estaban borrachos. Y ahora se habian metido en un buen lio. Richard saco una derringer del 38 y, sin decir palabra, mato a los dos violadores de sendos tiros.

– ?Gracias, senor, gracias! -exclamo el chico, subiendose los pantalones, limpiandose la sangre de la nariz.

– Largate de aqui echando leches -dijo Richard; y con su cuchillo abrio el vientre a los dos hombres de la ropa de cuero, maldiciondolos para sus adentros, y los arrojo al rio. Richard sabia que con el vientre abierto no se les podrian acumular los gases, y asi los cadaveres se hundirian y se quedarian en el fondo.

Le gusto matar a esos dos violadores.

Richard se habia hecho adicto a matar gente. Despues de haber cometido un asesinato se sentia relajado, integro y bien, en paz consigo mismo y con el mundo. Richard se parecia mucho a un drogadicto que necesita su dosis para aliviar las punzadas de la adiccion. Para Richard Kuklinski, el asesinato paso a ser como una inyeccion de heroina pura, el mejor colocon posible. Y el Departamento de Policia de Nueva York no sospecho nunca que un hombre enorme de origen polaco, procedente de Jersey City, fuera quien estaba matando a todos aquellos hombres que encontraban. No habia testigos ni pistas; nadie sabia nada.

Ken Roe, capitan de detectives jubilado del Departamento de Policia de Nueva York, recordaba hace poco: «Por entonces no habia registros centralizados de homicidios de toda la ciudad

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