su casa, los bares que frecuentaba, pero sin dar con el. Pero Richard estaba empenado en cumplir el contrato pronto y bien, y siguio buscando a West como un tiburon que sigue el rastro de la sangre. Llevaba bajo el asiento delantero de su coche un rifle Magnum recortado del 22 con silenciador y cargador de treinta disparos. Era un arma pequena y temible, una herramienta de asesino a sueldo, facil de llevar, facil de ocultar. Richard tenia una fuente comoda e inagotable de armas. Conocia a un tipo llamado Robert, al que llamaban La Motora porque las orejas le asomaban demasiado, que vendia todo tipo de armas desde el maletero de su coche, armas de fuego nuevas, todavia en sus cajas de origen. Richard no mataba nunca a dos personas con una misma arma. En cuanto utilizaba una para un asesinato, se libraba de ella. Esta costumbre le daria muy buen resultado en los anos venideros, pues asi la Policia no llego a detectar nunca sus actividades. Tambien solia matar a la gente a tiros con dos armas de distinto calibre, a proposito, para que pareciera que los asesinos eran dos. La Motora, el vendedor de armas de fuego, tenia un Lincoln Continental grande y viejo lleno de pistolas, revolveres, rifles y silenciadores. Era un tipo alto y delgado con gafas gruesas de color rosado. Tambien era mecanico y fabricaba silenciadores para casi todas las armas de fuego que vendia. Cuando a Richard le hacia falta algo, le bastaba con llamar a La Motora, y este aparecia con su amplio Lincoln. Richard compro hasta granadas de mano a este vendedor. El rifle recortado del 22 que iba usar con George West se lo habia comprado a La Motora.

Richard paso nueve dias sin encontrar a West por mucho que lo buscaba; pero sabia que West estaba en la ciudad porque la gente lo veia. Era a finales de abril de 1958 y llovia casi todos los dias.

Una vez que Richard volvia en coche de un bar de Bayonne donde habia cobrado un dinero de Carmine Genovese, paso por delante de una casa de comidas de estilo antiguo, de las de color plateado y distribuidas como un vagon de ferrocarril, y alli estaba bien visible George West, comiendose un emparedado. Richard, sin creer en su buena suerte, se quedo mirando a West con tal intensidad que estuvo a punto de chocar con el coche que tenia delante. Volvio atras y entro en un aparcamiento junto a la casa de comidas, localizo el coche de West y aparco el suyo de manera que lo tuviera bien a tiro. A Richard le gustaba matar con lluvia. Habia menos gente. Todo el mundo iba con prisas y no atendia mas que a su camino.

West salio de la casa de comidas al poco rato y se dirigio a su coche mientras se limpiaba los dientes con un mondadientes. Richard lo puso tranquilamente en el punto de mira, apreto el gatillo del rifle semiautomatico del 22 y disparo varios tiros a West en un par de segundos. Gracias al silenciador, el arma producia solo una leve detonacion, como la de un petardo de los pequenos, segun explico Richard. Para asegurarse de que West habia muerto, Richard se bajo tranquilamente del coche y se acerco a el. Nadie se fijo en Richard. A nadie le importaba. West seguia vivo. Le manaba la sangre de un orificio de bala que tenia en el cuello. Richard se cercioro de que no lo miraba nadie y metio dos balas de revolver en la cabeza de West, se volvio a su coche y regreso a Jersey City. Le habria gustado torturar un poco a West, era lo que le habian encargado, pero las circunstancias no habian permitido esos lujos. Habia tardado nueve dias en encontrar a West, y no habia querido darle ocasion de escapar. Richard no conto a Marable el golpe ni como habia sido; sabia que ya se enteraria el bien pronto; de hecho, estaba mal visto hablar de un asesinato despues de que se encargara y se cumpuera.

A Marable le gusto el trabajo de Richard y le dio varios contratos mas a lo largo del ano siguiente. Uno fue el de un hombre que debia a Marable mas de cincuenta mil dolares por deudas de juego pero se negaba a pagarle y se jactaba por toda Jersey, que no pensaba pagar, que no le daba miedo Marable: «?Que lo jodan!». Richard pincho un neumatico del coche del tipo y, cuando estaba cambiando la rueda, se acerco sigilosamente y le dio en la cabeza con un desmontable de neumatico en forma de L, con tal fuerza que le abrio el craneo y el cerebro de la victima se esparcio sobre el coche y en los pantalones de Richard. Vaya lata.

Richard empezo a llevar siempre ropa de repuesto, pues habia llegado a descubrir que asesinar a gente podia ser un asunto sucio. El encargo siguiente para Philip Marable fue el de un hombre que tenia un yate en Edgewater. Richard no sabia por que tenia que morir aquel tipo; no le importaba; no era asunto suyo. Pero ya conocia a la victima desde hacia anos y no le caia nada bien, le parecia un fanfarron bocazas. Richard fue a verlo a mediados de julio, una noche de calor humedo. El barco estaba amarrado en un puerto deportivo tranquilo, y Richard aparco en el aparcamiento de tierra del puerto y encontro el barco al final de un embarcadero. Era un barco de motor pequeno, azul y blanco, con camarote. Eran las once de la noche. Richard se pudo asomar por los ventanucos del barco y vio a la victima, que estaba haciendo el amor con una joven que, segun sabia Richard, no era su esposa. Podria haberlos sorprendido facilmente, pero no queria hacer dano a la chica, de modo que se volvio a su coche y espero a que la victima terminara. Paso tres horas esperando, pensando: Mas te vale pasarlo bien, porque va a ser la ultima vez que toques carne.

A las dos de la madrugada, Richard empezaba a creer que la chica se quedaba a dormir alli, pero a las dos y media se bajo del barco, se subio a un monovolumen rojo y se marcho. Richard bajo inmediatamente de su coche y se dirigio al barco, llevando en el bolsillo una 38 con silenciador que habia comprado a La Motora. En silencio, con movimientos felinos, tan mortal como una bocanada de gas cianhidrico, subio al barco, llego a la cabina y entro, empunando la pistola. Cuando la victima lo vio, tan grande, tan malo y tan serio, se quedo tan aturdido que estuvo a punto de caerse.

– ?Que cono pasa? -pregunto.

– Te has ganado enemigos -le dijo Richard-. ?Como lo quieres: rapido, o lento? -pregunto a su victima, atormentandolo sutilmente.

– Por favor, hombre, tengo hijos, mujer…

– ?Esa que se acaba de ir es tu mujer? -le pregunto Richard.

– No, es la querida. Por favor, Rich… tengo dinero, te lo dare todo, por favor, Richie, por favor… tu me conoces, yo…

– Amigo mio -le dijo Richard con calma-, cuando me ves a mi, se acabo. Soy la parca, amigo mio -anadio, con una sonrisa sardonica en la cara fria como la piedra.

– Por favor, no, por favor -suplico la victima, poniendose de rodillas, retorciendo las manos como si rezara con fervor.

– Te voy a hacer un favor -dijo Richard.

– ?Cual?

– Te matare deprisa.

Y, dicho esto, le pego un tiro en la frente, por encima de la nariz. Un dedo de sangre broto del agujero repentino. Richard espero a que la sangre dejara de manar, a que el corazon se le detuviera. Entonces, arrastro a la victima hasta la cubierta, procurando no pisar la sangre, y arrojo el cadaver al agua, maldiciendolo en silencio. Despues se volvio a su coche.

A lo lejos, en alta mar, se desencadeno una tormenta electrica, y Richard paso un rato sentado en su coche, contemplando la loca danza de los relampagos sobre un cielo negro de terciopelo, amenazador, mientras deseaba que los peces y los cangrejos se comieran a la victima pedazo a pedazo.

Tuvo suerte de que no lo torturara… Supongo que… me pillo de buen humor.

14

Un tipo dispuesto a todo

Corria el ano 1959. Richard tenia veinticuatro y habia empezado a tener graves problemas con la bebida. Solia emborracharse, y entonces se volvia desagradable y pendenciero (igual que su padre) y se enzarzaba inevitablemente en peleas que terminaban en muchos casos en un asesinato improvisado.

Estaba en un bar llamado Pelican Lounge, en Union City, bebiendo submarinos (guisqui puro seguido de un vaso de cerveza). Rino con otro hombre que estaba en la barra, y el tipo asesto un punetazo a Richard. Pero antes de que este hubiera tenido tiempo de hacer nada, el barman, al que

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