seduccion daba sus frutos. Ahora le dejaba besarla; de hecho, ella le devolvia los besos… con pasion. Pero nada mas. Se negaba a acostarse con el. Su madre le habia advertido muchas veces a lo largo de los anos que no tuviera relaciones sexuales nunca, nunca, antes de casarse. Aquello se lo habian inculcado a Barbara desde que era nina.
Pero cuanto mas se resistia a las suplicas apasionadas de Richard, mas la deseaba el. Tenia que poseerla. Empezo a burlarse de Barbara sobre el tema de la virginidad, le decia que si no queria acostarse con el era porque en realidad no era virgen, porque queria «ocultar la verdad». Al principio lo decia en broma, jugando con ella; pero cuanto mas lo negaba ella, mas se burlaba el, y mas la retaba a ensenarselo. A demostrarlo.
Barbara, que era una joven de caracter fuerte e independiente por naturaleza, cedio por fin a los ruegos de Richard, mas para hacerlo callar y demostrarle que era virgen que por cualquier otra cosa. La primera vez que tuvieron relaciones intimas fue en un motel de Jersey City, y la experiencia no resulto especialmente agradable para Barbara. De hecho, le hizo dano. Pero Richard habia llegado a la cima del Everest, y Barbara le habia demostrado alli, en el motel, que era virgen, en efecto, pues alli estaba su sangre para demostrarlo. Por esto, Richard la deseo todavia mas. Barbara era la unica virgen que habia conocido, y estaba empenado en hacerla suya.
Estaba empenado en casarse con ella.
17
Sadie, la tia de Barbara, era mas una madre para ella de lo que lo habia sido nunca Genevieve. Genevieve, fria y distante, no era persona de trato facil. No parecia que apreciara a nadie. Iba a trabajar, volvia a su casa, comia, veia un poco la television y se iba a acostar: aquella era su vida, aquello era la vida para ella.
La tia Sadie, por su parte, era abierta, calida y amistosa; le encantaban las peliculas; le encantaba la opera; le gustaba salir; tenia ese caracter generoso y efusivo que es propio del sur de Italia. Tambien era una mujer astuta y ladina, como tambien suelen serlo los italianos del sur, los napolitanos. Si Barbara, que sin duda era para ella mas que una sobrina, una hija, queria tratarse con aquel hombreton polaco, a ella no le importaba. Pero la tia Sadie queria saber algo mas de el… quien era, de donde salia, cual era su familia. Siempre que salia a relucir su familia, Richard cambiaba de tema. Sadie se pregunto por que, y tomo la resolucion de enterarse. Su hermano Armond era policia a tiempo parcial en North Bergen y, por mediacion suya, Sadie localizo a un investigador privado que, cobrando los honorarios correspondientes, fue a Jersey City y a Hoboken y empezo a husmear y a hacer preguntas sobre Richard Kuklinski.
No tardo mucho tiempo en enterarse de que Richard era jugador, de que hacia dano a mucha gente, de que asaltaba camiones, de que tenia un genio terrible, de que tenia problemas con el alcohol y con el juego, y de que estaba relacionado con el crimen organizado. ?Hasta le llegaron rumores de que Richard habia matado a gente en rinas repentinas en los bares, o por dinero! Mamma mia! Richard no tenia antecedentes policiales, pero tenia fama de tipo peligroso: era un pendenciero, un malhechor que llevaba encima pistola y cuchillo. Armond resumio todo esto a Sadie. Esta, consternada, mando inmediatamente a Armond a hablar con Richard, decidida a poner fin a aquella relacion antes de que llegara mas lejos. Armond encontro a Richard en un bar de Jersey City y le dijo que tenia que hablar con el.
– Claro -dijo Richard, desconfiando al ver que Armond habia venido de pronto a Jersey City a hablar con el-. ?Que querias decirme?
– Barbara es una buena chica… -empezo a decir Armond.
– Si; ya lo se. Por eso me gusta -dijo Richard.
– Mira, me he enterado de todo lo tuyo, Richard. Se quien eres. Y yo… la familia y yo queremos que no te acerques a Barbara.
– No me digas -dijo Richard, contrayendo los labios, entrecerrando los ojos.
– Exacto -le dijo Armond, haciendose el duro.
– ?Y si no, que pasa? -le pregunto Richard.
– No sera bueno para ti -dijo Armond.
– ?Me estas amenazando? ?Me estas amenazando, Armond?
– Te estoy diciendo que dejes en paz a Barbara. Es una buena chica.
– Mis intenciones hacia ella son completamente honradas.
– Estas casado y tienes dos hijos. ?Como van a ser honradas?
– Me voy a divorciar.
– Ella no es para ti.
– ?Quien lo dice?
– Yo. Lo digo yo. La familia quiere que no te acerques a Barbara. ?Te enteras?
– Si, bueno, pues no pienso hacerlo, ?vale?
– Eso no seria… bueno para ti.
– Me estas amenazando. Mira, Armond: si quieres que llevemos esto por las malas, a mi no me importa, pero te digo ahora mismo, aqui mismo, como amigo, que solo quedara uno de nosotros, y que ese, escuchame bien, que ese no seras tu. Toma buena nota.
Richard espero a que el otro asimilara sus palabras. Armond no era un tipo especialmente duro. Era alto y delgado, no fuerte. Pero habia luchado en la Segunda Guerra Mundial, habia ganado muchas medallas y habia matado a muchos soldados japoneses; y solia ir armado. En ese momento iba armado, llevaba su revolver militar, un 38 con canon de cuatro pulgadas. Richard llevaba encima dos pistolas. Se miraron fijamente el uno al otro.
– ?Mi sobrina es una muchacha buena! -repitio Armond con firmeza-. ?Es que no te das cuenta?
Si Armond no hubiera sido tio de Barbara, Richard quiza lo habria sacado a la calle y le habria pegado un tiro alli mismo, y se habria deshecho despues de su cadaver. En vez de ello, le dijo:
– Como ya te he dicho, mis intenciones para con Barbara son completamente honradas. Dile eso a la familia; diles que me voy a divorciar; diles que quiero a Barbara y que no le hare dano nunca. Diselo… ?vale?
– Vale… se lo dire -dijo Armond, viendo claramente la determinacion escrita en el rostro de Richard; y volvio a casa de su hermana Sadie y le conto lo que le habia dicho Richard.
– Hablare con Barbara -dijo Sadie; e hizo sentarse a Barbara y le conto todo de lo que habia enterado. Nada de aquello parecio inquietar a Barbara demasiado. Dijo que lo que hubiera hecho era todo cosa del pasado.
– Conmigo es agradable, amable y bueno de verdad -dijo, intentando defender lo indefendible.
– Esta casado y tiene hijos -dijo Sadie-. Es un ganster.
– Se va a divorciar -dijo Barbara-. No es ningun ganster. Cuando lo conoci, estaba trabajando. Trabajaba mucho. Lo despidieron por hablar conmigo, ?no es increible? Solo por hablar conmigo.
– Ha hecho dano a mucha gente -dijo Sadie.
– Estoy seguro de que se lo tenian merecido -dijo Barbara, que no tema ni idea de lo grave que era el dano que habia hecho Richard a mucha gente, de que era un asesino en serie con todas las de la ley.