ventanal por el que el veia facilmente el interior. Era un dia frio de otono de 1971 y Richard pensaba en matar.

Lo que le habia hecho aquel portero era, para Richard, exactamente lo mismo que le hacia su padre: pegarle sin motivo, cuando menos se lo esperaba; y mientras Richard vigilaba el club, le pasaban ante los ojos recuerdos de la brutalidad de Stanley, en vivas imagenes en blanco y negro. A Richard solian volverle esos recuerdos de este modo, como en una pelicula muda antigua.

Un conjunto musical empezo a ensayar dentro del club. Richard oyo la musica desde la acera de enfrente. Todos los presentes en el bar miraban al escenario. Era el momento de actuar, de dar el golpe. Richard cruzo la calle estrecha, aprisa, como un gato, y abrio la puerta. El portero estaba alli mismo. Perfecto. Sin dudarlo un momento, le acerco la 22 a la cabeza y disparo; se volvio y salio tranquilamente sin mirar atras. Doblo a la derecha, tomo un taxi en la esquina e hizo que lo llevara a la terminal de autobuses de la Autoridad Portuaria, en la calle Cuarenta y Uno. Alli volvio a ponerse la ropa de antes, tiro la que llevaba, y se volvio a pie a su trabajo. Habia ya coches de Policia y ambulancias ante la Peppermint Lounge, con luces giratorias rojas. Se habia reunido una gran multitud. Richard se detuvo y estuvo mirando unos momentos, como un curioso mas, y despues siguio hasta el edificio donde trabajaba el, sintiendose bien e integro, en paz consigo mismo por fin.

No sospecharon de el ni por lo mas remoto; nunca lo interrogaron en relacion con el asesinato, nunca lo asociaron con el.

Richard habia sufrido un cierto cambio: aquellas muertes recientes le recordaban su pasado, y ansiaba gozar del poder sobre la vida, decidir quien vivia y quien moria, cuando, donde y como.

Sabia que el asesinato era una de las pocas cosas de la vida en las que el brillaba de verdad. Le parecia que tenia un don para su practica, y empezo a pensar en serio en ofrecerse de nuevo como asesino a sueldo, haciendo de ello su profesion, su trabajo, su especialidad, comprometiendose a matar a quien le encargaran.

Pero se recordaba a si mismo que ahora tenia esposa y dos ninas encantadoras. No podia hacer nada que las pusiera en peligro. Pero creia que si un asesinato se planificaba con cuidado, con meticulosidad, era relativamente facil llevarlo acabo sin comprometerse, siempre que no existiera ninguna vinculacion tangible entre el asesino y la victima. El sabia que este era el motivo por el que resultaba tan dificil atrapar a los asesinos en serie: por el caracter aleatorio de los crimenes, a la Policia le resultaba casi imposible vincular al asesino con sus victimas. Richard explotaria una y otra vez este factor.

Con estas reflexiones sobre la vida y la muerte en la cabeza, Richard regreso a Jersey City y a Hoboken e hizo saber que estaba disponible para realizar «trabajos especiales». Tambien fue a ver a Toni Argrila, el distribuidor de pornografia. Se reunio con Argrila en el despacho de este, en el centro de Manhattan. Argrila era un cuarenton que se estaba quedando calvo, bajo y grueso, con un fuerte acento de Brooklyn. Paul Rothenberg y el eran responsables de casi toda la pornografia que se producia en Nueva York. Tenian otro socio capitalista que se llamaba Roy DeMeo.

– Tengo que ganar dinero en serio -le dijo Richard-. Tengo que volver a vivir la vida. Yo…

– Escuchame -le interrumpio Argrila-. Si quieres ganar dinero de verdad, dedicate al porno; se puede ganar dinero a espuertas. Nosotros te prestaremos todo lo que te haga falta. Sin problemas.

Richard no veia gran futuro en la produccion de peliculas pornograficas. Aquello le parecia sucio y no queria complicarse tanto en el negocio. Una cosa era piratearlas y otra cosa era rodarlas el mismo. El asesinato… el asesinato no importaba, no tenia nada de malo. Pero producir peliculas porno era una cochinada… era indigno de el, por asi decirlo.

– Te digo que hay montones de dinero en este puto negocio -le repitio Argrila.

– ?De verdad?

– Claro que si, joder. No hay problemas ni lios, y es completamente legal. Nosotros te daremos todo el material que te haga falta. Se que eres un buen tipo, un tio legal. Tu nos pagas en funcion de lo que cobres, cuando te paguen a ti, y ya esta en marcha el negocio.

– Me lo pensare -dijo Richard, empezando a animarse con la idea; porque aquello, en efecto, era perfectamente legal. Cuanto mas lo pensaba, mas interesante le parecia la idea, y decidio hacer una prueba, maldita sea. Pero sabia que si se metia en aquello, en efecto, mas le valia que saliera adelante, pues el dinero que se invertia en el negocio era dinero de la Mafia y el tenia que devolverlo a su debido tiempo. No le gustaba deber nada a gente de la Mafia, pero sabia que para aquel tipo de empresa no podia acudir a ninguna otra parte: no podia ir a un banco y decirles: Mire, tengo tres chicas desnudas y dos tipos con la polla tiesa, y quiero hacer peliculas, segun explico hace poco.

Asi pues, Richard empezo a tomar en deposito grandes cargamentos de pornografia de Argrila y Rothenberg y a distribuirla al por mayor por toda la costa Este. El dinero empezaba a llegar a raudales. Richard se sorprendio de ver cuanta demanda habia de pornografia, y tanto mas cuanto mas fuerte y aberrante fuera. Como estaba vendiendo a cuenta casi todo el producto que recibia de Argrila, pronto llego a deber a este setenta y cinco mil dolares, ya que Richard se estaba gastando dinero que deberia haber estado entregando a Argrila.

Richard ni siquiera sabia con seguridad si Argrila y su socio eran de verdad de la Mafia. Muchos tipos solian echarselas de estar relacionados con la Mafia, y Richard seguia tomando productos y retrasandose en el pago. Tambien se le metio en la cabeza hacer sus propias peliculas, tener su linea propia, y decidio utilizar el dinero que debia a Argrila para poner en marcha su propio negocio. No tardaria en descubrir que esto habia sido un error casi mortal.

Richard dejo el trabajo en el laboratorio cinematografico y se dedico por entero al negocio de la pornografia. Argrila y Rothemberg seguian pidiendole dinero, y Richard seguia dandoles largas. Por su trabajo en los laboratorios cinematograficos a lo largo de los anos, Richard conocia a bastantes personas que hacian peliculas pornograficas: productores, camaras, incluso directores. Empezo a hablar con algunos de ellos y pronto se dio cuenta de que, en efecto, podria hacer sus propias peliculas pornograficas desde cero. Y eso mismo fue lo que hizo: empezo a producir peliculas porno; contrato a directores que conocia, llegaba a un trato con ellos y les dejaba encargarse de todo. A el solo le interesaba el resultado final: ganar dinero.

La salud de Merrick, la hija de Richard, no mejoraba. Solia sufrir dolores, y tenia fiebres altisimas, a veces de hasta 41 grados. Su enfermedad y sus padecimientos amargaban todavia mas a Richard. Su sufrimiento, el sufrimiento de cualquier nino, era tan injusto, que el pensaba que Dios no podia existir, de ninguna manera. ?Como podia haber un Dios que consintiera que sufriera un nino? Richard sentia una gran compasion hacia los ninos, aunque no tenia absolutamente ninguna con los adultos. Barbara y el hacian todo lo que podian por Merrick, pero nada daba resultado. Al menos, el ya estaba ganando dinero y tenia los fondos necesarios para cuidar de Merrick.

Richard pensaba dedicarse solo algun tiempo a la pornografia, unos cuantos anos como mucho, ganar un buen dinero y dejar aquel negocio con viento fresco. Quiza pudieran trasladarse a la Costa Oeste, comprarse una casa en la playa y descansar. Aquel era el sueno de Richard: tener una casa blanca de primera categoria en una playa y gozar de las vistas, de las puestas de sol maravillosas, ver jugar a las ninas en la orilla del mar.

Richard no decia a Barbara nada de lo que hacia ni de los planes que tenia para el futuro. Sabia que a ella no le gustaria. A pesar de todo lo que tiranizaba y maltrataba a Barbara, le tenia un gran respeto, valoraba su opinion, valoraba su juicio. Ella solia explicarle cosas que el leia en los periodicos y no entendia. Barbara era muy aficionada a la lectura y le contaba los libros que le habian gustado. Ella siempre estaba leyendo un libro, tanto novelas populares como obras clasicas. Richard seguia siendo dislexico, claro esta, y tenia problemas de comprension de la palabra escrita. Lo unico que le habia gustado leer en su vida habian sido las revistas policiacas; por algun motivo, nunca le habia costado trabajo entenderlas.

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