Era un dia sofocante de agosto de 1973, con casi 100% de humedad y unos 34 grados de temperatura. Nadie tenia prisa por ir a ninguna parte. Parecia que la gente se moviera a camara lenta. DeMeo, con un humor de perros, se dirigia a las oficinas y laboratorio cinematografico de Argrila y Rothenberg para cobrar su parte de los beneficios.
Hacia un ano que DeMeo habia ido a verlos y les habia dicho que era su nuevo socio. Rothenberg se rio. DeMeo saco una pistola y lo molio a golpes. Argrila y Rothenberg ya tenian un nuevo socio. Su negocio estaba al borde de la legalidad, y ni Argrila ni Rothenberg tuvieron huevos para recurrir a la Policia.
Aquel dia de agosto, lo unico que sabia DeMeo acerca de Richard era que era un tipo grande, que se hacia el duro y que estaba retrasado en los pagos. De Meo estaba en la oficina una vez que Richard se presento a recoger algo de material. DeMeo trato a Richard con dureza. Richard no tenia idea de quien era DeMeo y no sabia que tenia verdaderas relaciones con la Mafia, de modo que le respondio con insolencia y de modo cortante. A Richard no le gustaba que aquel italiano bocazas intentara presionarlo.
– Soy amigo de Tony, aqui presente -dijo DeMeo.
– ?Y que? -replico Richard.
– Que he venido aqui porque te has retrasado en los pagos y, segun me cuentan, tienes mala actitud.
– Ya se lo he dicho a ellos: pagare todo lo que debo cuando lo tenga.
– Si, y ?cuando sera eso? -le pregunto Roy, sulfurandose. La actitud de aquel polaco grandullon no le gustaba un pelo.
– Eso es dificil de saber -dijo Richard con una leve mueca burlona en su cara tallada a escoplo-. Ya sabes como son las cosas. El producto esta en la calle. Yo estoy esperando a que me paguen. Cuando me paguen a mi, yo les pagare a ellos… asi de facil.
– ?Te crees muy listo? -le pregunto DeMeo.
– Lo que creo es que no me gusta que vengas por aqui e intentes apretarme las tuercas -le dijo Richard; y los dos hombres peligrosos (que todavia no sabian nada el uno del otro) se miraron fijamente con ojos iracundos, homicidas, como dos tiburones blancos que se observaran mutuamente, tomandose la medida el uno al otro.
DeMeo advirtio que Kuklinski no le tenia miedo y que no dudaria en pelear. Como todos los matones, DeMeo no estaba dispuesto a enzarzarse con un tipo tan grande y tan duro como parecia serlo Richard.
– Ya lo veremos -dijo DeMeo; y se volvio y se marcho hecho una furia.
– Si, ya lo veremos -le dijo Richard cuando se alejaba.
Entonces Argrila dijo a Richard por primera vez quien era DeMeo, que era un tipo relacionado con la Mafia.
– No quiero que te hagan dano, Rich. Vete, vete antes de que vuelva.
Entonces Richard se volvio, salio al pasillo y pulso el boton del ascensor.
DeMeo estaba que echaba humo. No iba a consentir de ninguna manera que aquel polaco grandullon le tomara el pelo, que le faltara al respeto. En la calle, en el Lincoln blanco de DeMeo, estaban su primo Joe Guglielmo, Anthony Senter y Joey Testa. Guglielmo tenia el pelo gris y se parecia a Bela Lugosi. De ahi su mote de Dracula. Anthony Senter y Joey se parecian tanto entre si que los tomaban por hermanos, aunque no lo eran. Ambos tenian los ojos oscuros y eran hombres apuestos, con espesas cabelleras negras; pasaban del metro ochenta, eran musculosos y atleticos.
Seguido de sus hombres, DeMeo volvio a subir a verselas con Richard, al que encontraron en el pasillo, esperando el ascensor. Richard se encontro rodeado de pronto, encanonado de pronto por varias pistolas.
– Entonces, tipo duro -dijo DeMeo-, ?quieres morir? ?Quieres morir, joder?
Y, dicho esto, asesto a Richard un fuerte golpe en la cabeza con la culata de su pistola. Richard, que sabia que se jugaba la vida, no reacciono. Tenia en el bolsillo una derringer del 38, pero no la saco. De Meo le dio algunos golpes mas. Richard cayo. Guglielmo lo golpeo en la nuca y le dio una patada en la rodilla derecha. Despues, todos se pusieron a dar de punetazos a Richard. Aunque no le hicieron perder el sentido, le dieron una buena paliza. Richard no habia recibido una paliza asi en toda su vida. Lo invadia una rabia indescriptible, pero sabia que DeMeo lo mataria en el acto si se defendia. Solo llevaba encima una derringer de dos disparos. DeMeo encontro la derringer de Richard y se la quito.
– O vuelves con el dinero, o te puedes dar por muerto, joder, te puedes dar por muerto, cabron -dijo DeMeo; y se marcharon.
Richard se encontro solo por fin, tendido en el suelo y sangrando. Se levanto, entro en un cuarto de bano que daba al pasillo y se miro al espejo. Estaba hecho un desastre.
Soltando maldiciones en voz alta, limpiandose la sangre con toallas de papel, Richard juro que mataria a DeMeo. Las heridas que le habian producido los golpes con las pistolas eran profundas, y Richard tuvo que ir al Hospital de San Vicente, en la Septima Avenida, para que se las cosieran. Le dieron treinta y ocho puntos en tres grandes brechas que tenia en la cabeza. Richard volvio despacio a Nueva Jersey, con los ojos morados, el labio hinchado, lleno de puntos. Tenia tan mal aspecto que no queria que lo vieran ni Barbara ni sus hijas, de modo que fue a casa de su suegra. Genevieve se quedo consternada al verlo y le preparo una bolsa de hielo. El le dijo que lo habian asaltado, que cuatro tipos lo habian atracado a mano armada, lo mismo que diria a Barbara mas tarde. Paso aquella noche en casa de Genevieve, aunque apenas pudo dormir, pensando como torturaria a Roy DeMeo.
Richard no tardo mucho tiempo en enterarse de quien era, en realidad, Roy DeMeo, de que estaba asociado y tenia buenas relaciones con la familia Gambino y dirigia una banda despiadada de asesinos en serie. Richard sabia que si mataba a Roy, lo matarian a su vez a el mas adelante, y al cabo de poco tiempo. Estaba tan furioso por lo que habian hecho DeMeo y los otros que, si no hubiera sido porque estaba casado y tenia hijas, quiza hubiera ido en busca de DeMeo y lo hubiera matado, pasara lo que pasara. Pero por Barbara y por su familia tenia que controlarse… de momento. Cosa bien dificil para Richard Kuklinski.
Pero Richard sabia que ya llegaria mas adelante la ocasion de vengarse: sabria esperar. Pero juro que algun dia daria una paliza a Roy DeMeo con una pistola y lo mataria.
Lo primero que hizo Richard fue arreglar con Tony Argrila el saldo de su deuda. Una vez hecho aquello, Richard fue a Brooklyn, al Gemini Lounge, y pregunto por DeMeo. DeMeo se quedo atonito al ver a Richard en persona, solo, en el bar.
– Me he enterado de que has hecho lo que debias -le dijo DeMeo-. Tienes huevos para haber venido aqui de esta manera.
– Queria hablar contigo.
– Si; bueno, pues habla.
– En primer lugar, no sabia quien eras -dijo Richard, con diplomacia y humildad poco habitual en el-. En segundo lugar, Rothenberg y Tony se roban el uno al otro… lo he visto yo mismo. Si que me he retrasado un poco en los pagos, pero no tanto como dicen ellos. Rothenberg siempre me esta queriendo dar material sin que lo sepa Tony. Esto es verdad, Roy.
Richard se figuro, acertadamente, que habia sido Rothenberg quien le habia echado encima a Roy, y ahora le estaba devolviendo el favor.
– Te digo, hombreton, que tienes huevos; hace falta tener un par de huevos para haber venido aqui de esta manera. Creo que a lo mejor empezamos con mal pie: me enfade cuando deberia haber dialogado. He preguntado por ahi y me he enterado de que eres un tipo legal. Llevabas una pistola