prestar atencion a su tarea. En esta ocasion, la victima volvio al poco rato, con unos paquetes. Cuando vio la rueda pinchada, torcio el gesto y abrio el maletero de su coche. Era el momento ideal. Richard reacciono rapidamente, salio de su coche en silencio.
– ?Tiene un pinchazo? -pregunto Richard a la victima, deteniendose y haciendo ver que aquello le importaba, como si fuera un buen samaritano dispuesto a ayudar.
– Si -dijo la victima; y cuando quiso darse cuenta, Richard ya le habia apoyado una pistola en la cabeza y le habia obligado a meterse en el maletero del Cadillac, tumbado sobre el vientre. Acto seguido, lo esposo, lo amordazo con cinta adhesiva y le advirtio que estuviera callado. Cerro el maletero, puso el coche en marcha y salio del aparcamiento. Llevaba una pistola bajo el asiento y otra en el bolsillo. Si un policia le hacia parar, lo mataria… asi de sencillo.
Richard tomo el camino de los pozos de mina sin fondo de Pensilvania, escuchando musica country. Cuando llego alli, a una zona desierta que el conocia bien, saco al hombre del coche, lo obligo a caminar hasta un pozo de mina, le pego un tiro en la cabeza y lo dejo caer por la honda sima, que parecio tragarse al desventurado. Richard lo habia tirado con toda tranquilidad, como quien tira una bolsa de basura. Se volvio a su coche y regreso a su casa, con su mujer y sus hijos… como cualquier hombre que volvia a su casa despues de un dia de trabajo.
La gente del crimen organizado no tardo mucho tiempo en enterarse de que Richard estaba disponible para hacer trabajos, de que funcionaba bien y era de fiar. El hecho de que no era italiano y, por lo tanto, no podia ingresar en la Mafia como «hombre hecho», era un punto mas a su favor que le permitia trabajar para cualquiera de las siete familias del crimen organizado de la Costa Este: los Ponti y los de Cavalcante de Nueva Jersey y los Gambino, Lucchese, Colombo, Genovese y Bonanno de Nueva York, sin conflictos, sin problemas y sin tener que dar explicaciones a nadie. No tenia que pedir permiso a nadie para llevar a cabo un contrato. Trabajaba por libre, y no tardo en recibir contratos de los «capitanes» afiliados a diversas familias.
Richard llevaba a cabo cada golpe con gran cuidado, con paciencia y astucia, sin prisas. No decia a nadie lo que hacia, ni cuando, ni donde ni como; aquello era asunto suyo, y no hablaba de sus asuntos. No andaba con gente de la Mafia, y siempre se volvia a su casa, con su famlia.
Barbara no tenia idea de donde iba Richard cuando salia de casa. Habia aprendido a no hacer preguntas a su marido, con su humor tan variable. Barbara habia aprendido a vivir con Richard, a aceptarlo como era, a sobrellevar estoicamente sus cambios de humor, su mal genio, hasta sus malos tratos. En realidad, no le quedaba otra opcion. Aceptaba los malos tratos, con tal de que no pegara a sus hijos. A Barbara ya le saltaba a la vista que Richard estaba resentido contra Dwayne; no era tan afectuoso con el, ni mucho menos, como lo habia sido con Merrick y Chris cuando eran pequenas, y esto preocupaba mucho a Barbara. Sabia que Richard era muy capaz de hacer dano a Dwayne en uno de sus ataques de rabia… partirle el cuello accidentalmente.
Para Richard, el asesinato de encargo se convirtio en una especie de juego del gato y el raton a vida y muerte, en una partida de ajedrez mortal que el estaba decidido a ganar. Sabia que si lo atrapaban y lo descubrian perderia a su familia, la unica cosa del mundo que le importaba. Pero Richard seguia aceptando encargos y cumpliendolos. Estba dispuesto a ir a hablar con quien fuera, como cuenta el. Pensaba que si trabajaba con cuidado y con meticulosidad y no bebia podria ganar lo suficiente para retirarse, para comprarse una casa suntuosa en alguna parte, en la playa, y vivir bien, ofrecer a su familia todo lo que necesitara. No les faltaria de nada.
Naturalmente, las cosas no salieron asi.
Por medio de su nuevo amigo, socio y complice Roy DeMeo, Richard conseguia todo tipo de armas de fuego cortas, escopetas y rifles Magnum semiautomaticos del 22, que Richard recortaba (tanto el canon como la culata) para producir un arma perfecta para matar seres humanos a corta distancia. Roy tenia existencias inagotables de armamentos, que procedian de los robos regulares en el aeropuerto Kennedy, situado a solo diez minutos del Gemini Lounge.
DeMeo tenia El Matadero lleno de armas. Solia tomarlas en las manos, manosearlas y acariciarlas como si fueran los pechos de una mujer, como si fueran ositos de peluche calidos y tiernos, y no instrumentos para matar violentamente. En manos de DeMeo, un arma de fuego era un medio para conseguir un fin: muertos.
Un dia que Richard fue al Gemini Lounge para dejar un dinero de Roy, su parte de los beneficios con la pornografia, este lo recibio con grandes sonrisas, abrazos y muestras de alegria por verlo. Estaba reunido el grupo habitual de asesinos en serie: Anthony y Joey, Chris y Freddie DiNome, y el primo de Roy, Dracula. Sentados alrededor de la gran mesa redonda, comian bistecs con patatas y bebian vino tinto hecho en casa. En un rincon, a la izquierda, habia unas pesas y una bolsa pesada.
A Richard no le caia bien ninguno de aquellos tipos, pero se sento con ellos como uno mas, a comer entre bromas y risas. Roy comia sin modales, hablaba con la boca llena, era un verdadero gavone (un grosero).
Al final de la comida, a Roy le cambio de pronto el humor (lo tenia mas variable todavia que el propio Richard) y tomo una metralleta Uzi que llevaba montado un silenciador largo de aspecto temible. Era un arma capaz de disparar quince balas del calibre nueve parabellum en un segundo
– Una buena pieza, joder -dijo, apuntando de pronto con el arma a Richard y montandola con un ruido metalico espeluznante: clic-clic.
Todos los que estaban sentados a la mesa retrocedieron repentinamente, como obedeciendo a una senal. Ya nadie sonreia ni reia ni estaba alegre. Richard sabia que podia encontrarse en un abrir y cerrar de ojos con el pecho lleno de grandes orificios de bala. Miro a Roy con curiosidad.
– ?Por que me amenazas de este modo, Roy? ?Que cono pasa? -le dijo.
– Me han contado que andas diciendo porquerias de mi le dijo Roy.
– Eso es mentira. Si tengo que decir algo de ti, te lo digo a la cara. Que me pongan delante al cabron que ha dicho eso: quiero oirselo decir yo mismo. ?Es mentira! -dijo Richard, acalorandose. Roy lo miro fijamente con sus ojos negros de tiburon blanco, sin dejar de apuntarle al pecho con la Uzi. Richard parecia duro y desafiante exteriormente, pero estaba muy tenso por dentro. Sabia bien que Roy era un asesino psicotico; que la Uzi podia destrozarlo, literalmente, en cuestion de segundos. Veia que Roy tenia el dedo en el gatillo. El silencio en la sala (en El Matadero) se hizo denso y pesado. A Richard le vinieron a la cabeza imagenes vividas del cadaver que habia visto puesto a desangrar sobre la banera.
– Si, serias capaz -dijo Roy por fin, bajando la Uzi-. Tienes huevos, grandullon. Se que tienes huevos -anadio, y se rio con esa risa suya desagradable de hiena; y todos volvieron a acercarse a la mesa. El momento habia pasado tan aprisa como habia llegado. Roy dejo la Uzi como si no hubiera pasado nada. Al poco rato, Roy y Richard salieron juntos. Roy se disculpo, a su manera. Richard le aseguro su amistad. Los dos se dieron un abrazo. Al rato, Richard salio de vuelta a Nueva Jersey. Por el camino iba maldiciendo a DeMeo entre dientes. DeMeo le habia amenazado dos veces con un arma de fuego; lo habia querido intimidar… lo habia puesto en evidencia. Richard paso todo el camino de vuelta a Dumond jurando que mataria a aquel desgraciado.
Cuando Richard llego a su casa, Barbara advirtio inmediatamente que estaba de mal humor, y tanto ella como las chicas procuraron quitarse de en medio. Barbara se encargo de que Dwayne no saliera de su cuarto. Richard encendio el televisor y vio una pelicula del Oeste (sus favoritas) mientras bufaba de rabia pensando en Roy DeMeo. Si: mataria a Roy. Pero esperaria, tendria paciencia; lo haria cuando llegara el momento oportuno. Hasta entonces, se aprovecharia de el.
Tal como habia temido Richard, Barbara se ocupaba constantemente del hijo de ambos. No se cansaba de prestarle atencion, y Richard, en efecto, daba muestras externas de su resentimiento contra el pequeno Dwayne. Jamas habia sentido aquello con sus hijas, pero si que lo sentia con Dwayne. Barbara intento quitar importancia a los celos de Richard, pero por dentro temia que Richard llegara a hacer dano a Dwayne; temia que Richard estallara por cualquier tonteria y que descargara su ira sobre el pequeno Dwayne.