Cuando Richard salia a hacer «un trabajo» solia llevarse su furgoneta de vidrios oscurecidos. Se llevaba una provision de gaseosa y un recipiente de plastico que le servia de orinal.
Para ser un asesino a sueldo eficaz lo fundamental era la planificacion y la paciencia, ser capaz de sentarse a vigilar y a esperar el momento oportuno para dar el golpe. Aquella era la parte del trabajo que a Richard mas le gustaba, la que dominaba a la perfeccion: la planificacion y el acecho.
El domingo 29 de julio hacia un dia caluroso y humedo. Richard aparco discretamente su furgoneta a una manzana de la casa de Rothenberg y se sento alli a esperar. Roy habia dicho a Richard que Rothenberg estaba casado y que solia llevar a su mujer de compras. Ademas, Rothenberg tenia una amante negra. Richard la habia visto varias veces. Aquel dia, Richard llevaba una 38 con silenciador. Con calma y paciencia se puso a esperar a Rothenberg alli sentado, aguantando el calor de julio, oyendo musica country.
Cuando Rolhenberg salio por Fin de la casa, saco un trapo del maletero y se puso a limpiar los cristales del coche. Roy habia pedido a Richard que le llamara cuando viera a Rothenberg, y Richard asi lo hizo desde una cabina de telefonos que habia en la esquina. Marco el numero por el «busca». Roy le devolvio la llamada inmediatamente.
– ?Que hay? -le pregunto Roy.
– Lo estoy viendo ahora mismo. Esta delante de su casa, limpiando los cristales de su coche -dijo Richard-. Parece que va a alguna parte.
– Llamame y dime donde ha ido. Quiero ver yo mismo como acaba esto, si es posible.
– Roy, eso lo complicaria todo…
– Tu llamame, Rich -insistio Roy, siempre en su papel de jefe, de mandamas.
Richard colgo el telefono. No le gustaba la idea de que Roy supiera cuando se iba a producir el golpe; pero haria lo que le habia dicho Roy.
La mujer de Rothenberg salio de la casa al poco rato. Los dos subieron al coche y se pusieron en marcha seguidos por Richard. Richard no conocia bien la zona, pero consiguio seguir a Rothenberg hasta que llegaron a un centro comercial. Como era fin de semana, habia mucha gente de compras. Rothenberg aparco, y su mujer salio del coche y entro en una tienda. Rothenberg se puso a leer la seccion de deportes del Daily News. Richard llamo a Roy y le dijo donde estaba, que pensaba acabar con el alli mismo. Gracias al silenciador, podria hacer el trabajo si se presentaba el momento adecuado.
– Voy para alla -dijo Roy-. ?Esperame! -anadio.
– ?Estas loco? -replico Richard; pero Roy colgo. Enfadado, Richard se volvio a su furgoneta. Se quedo alli sentado, sacudiendo la cabeza con desagrado, mientras veia a Rothenberg leer el periodico. Sabia que cuando volviera a salir de la tienda la mujer de Rothenberg, habria pasado el momento. El no pensaba matarlo delante de su mujer. Rothenberg estaba aparcado hacia el extremo izquierdo del gran aparcamiento, cerca de un callejon entre dos edificios de bloques de cemento donde se descargaban mercancias de los camiones.
En efecto, Richard vio que el Lincoln blanco de DeMeo entraba en el aparcamiento a toda velocidad, con chirrido de neumaticas. Richard levanto los ojos al cielo en gesto de consternacion. En el coche venian tres tipos, Freddie, Dracula y Chris. Richard vio que Freddie se fijaba en su furgoneta y la senalaba con el dedo. Se dirigieron hacia donde estaba Richard. Roy se bajo del coche y se acerco a la furgoneta.
– ?Donde esta? -pregunto Roy.
– Alli; pero, no entiendo… ?a que viene todo esto? ?Para que te has traido a tu ejercito?
Antes de que Roy hubiera tenido tiempo de responder, Richard vio que Rothenberg se bajaba de su coche y se dirigia al callejon, moviendose aprisa, mirando atras, con cara de susto.
– Os ha visto -dijo Richard, fastidiado. Se metio el 38 en los pantalones, se bajo de la furgoneta y siguio a Rothenberg, que echo a correr por el callejon. Cuando Richard llego al callejon, saco la 38, apunto con cuidado, disparo dos veces y abatio a Rothenberg. Oculto la pistola y se volvio hacia la furgoneta.
Roy se acerco a el.
– Un tiro estupendo, Rich -dijo, sonriendo.
– Ya -dijo Richard, subiendo a su furgoneta, conteniendo la ira.
– ?Estas enfadado, Rich?
– Venga, Roy; acabo de cargarme a un tipo, quiero largarme de aqui echando leches -dijo Richard; y se puso en marcha.
Richard se perdio, pero pudo llegar al rato a la carretera Belt Parkway y se dirigio a su casa, pensando que Roy DeMeo estaba majareta, que habia visto demasiadas peliculas de gansteres. Y tampoco le gustaba que otros tres tipos hubieran visto el golpe: era una cosa mas que tenia en contra de Roy DeMeo. La lista se alargaba.
Cuando Richard volvia para reunirse con su familia, un hombre que llevaba un Mustang rojo le corto el paso. Richard se puso junto al Mustang rojo y empezo a insultar al tipo, le amenazo con el puno. El conductor del Mustang hizo a Richard la sena de levantar el dedo medio. Richard, irritado, lo siguio hasta que salio de la carretera y lo alcanzo en un semaforo. Estaban los dos solos. El tipo salto de su coche. Richard lo mato de un tiro, cambio de sentido y lo dejo ahi tirado, junto a su coche, un nuevo asesinato sin resolver cuyo autor era Richard. Sin testigos y sin motivos apreciables, la Policia no podia hacer nada. Al poco rato, Richard tiro la 38 en un arroyo, pero conservo el silenciador. Habia utilizado aquella pistola para matar a dos personas en un plazo de cuarenta minutos.
Richard llego a su casa, se comio un emparedado de pavo con pan de centeno, se sento en el cuarto de estar y se puso a ver la television con Barbara. Los ninos estaban dormidos.
Unos detectives muy serios y enfadados fueron inmediatamente a buscar a Roy DeMeo y lo interrogaron sobre el asesinato de Paul Rothenberg. El no quiso decirles nada mas que su nombre y su direccion. Anthony Argrila, para suerte suya, estaba de excursion en barca cuando Richard habia asesinado a su socio. Juro que no sabia nada de Roy DeMeo, nada de nada, dijo que su socio tenia «muchos tratos con gente de la que yo no se nada».
– La verdad -dijo a los detectives incredulos- es que tenia tratos con gente que yo ni conocia. La verdad es que creo… no creo, estoy seguro de que me estaba robando, ?saben? - dijo.
Pero la Policia vigilo a Tony Argrila, y lo vieron reunirse varias veces con DeMeo, con lo que demostraron que mentia como un bellaco; pero tampoco podian hacer gran cosa al respecto de momento.
Roy DeMeo deseaba, mas que nada en el mundo, ingresar en la Mafia como «hombre hecho», y tenia la esperanza de que aquel asesinato le sirviera para ello. Con una gran sonrisa en su cara regordeta, de ojos oscuros, Roy fue a visitar a Nino Gaggi en casa de este, en la avenida Cropsy, en Bensonhurst, y conto orgullosamente a su jefe (que esperaba que fuese su patrocinador, que lo hiciera ingresar en la familia Gambino) que Rothenberg habia muerto y que el lo habia visto caer. Gaggi quiso conocer todos los detalles, y Roy se los refirio con mucho gusto.
– ?Buen trabajo, muy buen trabajo! -dijo Nino a Roy, orgulloso de el y de como se habia quitado de encima aquel problema que podia haber sido grave. Abrazo y beso a Roy, segun la costumbre. Poco se figuraba Nino Gaggi que Roy DeMeo no tardaria en hacer que el mundo se le viniera encima de la cabeza calva.
Richard no pidio ni recibio pago alguno por este golpe. Era un favor. Pero Roy le dijo mas tarde: «Tu y yo estamos en paz», perdonando a Richard cincuenta mil dolares que le debia por entregas de pornografia. Parecia que todo estaba arreglado, limpio y en orden.