dos desconocidos en un mismo cuerpo.
– Pero a ti, Merrick… A ti sera a la que mas me costara matar, ?lo entiendes?
– Si, papa -decia ella, y lo entendia y lo aceptaba de buena gana. Sabia que era su favorita, y aquello valia mucho para ella.
Aquel mes de agosto, Richard y Barbara, junto con el primo de ella, Carl, y su esposa, Nancy, alquilaron una bonita casa en la playa, en el cabo Cod, durante dos semanas. Barbara seguia estando muy unida a Carl. Richard habia llegado a aceptar a Carl, e incluso a apreciarlo, aunque, como era hombre, no toleraba que Barbara lo saludara con un beso, ni siquiera que lo abrazara. Solo podia darle un apreton de manos. Carl y Nancy tenian dos hijos, y a los chicos de ambos les encantaba jugar en la playa, hacer castillos de arena y divertirse en el agua. A Richard le gustaba jugar con los ninos. Les ayudaba a hacer sus castillos y sus presas, les cavaba hoyos hondos, se dejaba enterrar en la arena, todo ello a pesar de que tenia la piel muy blanca y siempre acababa con quemaduras. Barbara le advertia que tuviera cuidado con el sol, como si fuera un nino, recordandole lo sensible que era; pero Richard disfrutaba tanto jugando con los ninos que acababa siempre quemado, rojo como una langosta hervida.
Hacian barbacoas y asados en la playa, todos contentos, sonrientes y pasandolo bien. Al ver a Richard alli en la playa con los ninos se le habria tomado por el mejor padre del mundo. Un padre de familia maravilloso y entregado, incapaz de matar a una mosca.
Aquel verano, la familia bajo tambien a Florida para visitar al padre de Barbara. El pequeno Dwayne no podia volar, porque la presion del avion le producia problemas de oido, y por eso la familia fue en coche. Se levantaron temprano, los chicos se subieron al coche emocionados por el viaje, por la visita a Disney World, por ver a su abuelo, y pusieron rumbo al sur por la autopista de peaje de Nueva Jersey. En todo este viaje a Florida, Richard no se enfado ni una sola vez con otro conductor. Pararon a comer en un restaurante y siguieron adelante. Barbara y los ninos cantaban y jugaban al poquer con las matriculas, a ver quien encontraba mas numeros iguales en una matricula, y a buscar nubes con formas de animales. Pasaron la noche en un hotel bueno donde los chicos jugaron en la piscina, y siguieron camino al dia siguiente. Richard hasta cantaba con el resto de la familia por el camino.
Con todo lo bonito y divertido que estaba siendo el viaje, Chris y Merrick estaban recelosas y en guardia; no sabian nunca cuando podia estallar su padre, cuando podia decir Barbara algo que le molestara. Barbara tenia la lengua muy larga, y se servia de ella para herir a Richard si le apetecia. En cierto modo, era la manera que tenia de desquitarse de el por maltratarla.
En Florida se alojaron con el padre de Barbara. Este tenia ahora una casa junto al canal intercostero, y tenia una barca de pesca Chris-Craft de siete metros de eslora. Sacaba a los chicos de pesca con mucho gusto (Barbara no iba con ellos porque se mareaba) y pescaban con deleite pargos, jurel azul y peces globo que el mismo limpiaba y asaba por la noche. El padre de Hachara era un cocinero excelente, y siempre era un deleite comer cualquier cosa que hubiera preparado el. Segun observo Chris hace poco: En aquellas excursiones de pesca mi padre no se enfadaba nunca, porque mi madre no estaba delante para alterarlo.
A veces veian tiburones en el mar, algo espectacular. Una vez, un tiburon tigre pequeno se apodero de un pargo que estaba recogiendo Richard con el sedal. Los ninos se quedaron horrorizados y fascinados. Los tiburones inspiraban a Richard ideas macabras.
A Barbara le gustaba mucho ir a buenos restaurantes de Naples, con terrazas al aire libre, cerca del mar, donde tomaban comidas exquisitas. Como a la mayoria de las mujeres casadas con tres hijos, le gustaba que le sirvieran. Los ninos se comportaban maravillosamente, como tres personitas mayores, sin llamar la atencion ni quejarse para nada. Richard se empenaba siempre en encargarse de la cuenta. No consentia que Al se llevara la mano al bolsillo siquiera. Richard pagaba al contado, nunca con tarjetas de credito. Llevaba encima un fajo de billetes de cien dolares que parecia un punado de forraje. Por entonces ganaba su dinero de manera ilegal (no tenia ningun trabajo fijo normal) y no podia quedar ningun registro del dinero que gastaba con tanta alegria. Habia un restaurante de lujo, el Phillipe's, que le gustaba mas que otros a Barbara. Todos los camareros llevaban camisas blancas almidonadas, corbatas de pajarita y chalecos. Al conseguia que los ninos dejaran de comportarse bien haciendoles reir: se colgaba aros de cebolla en las orejas, les hacia cosquillas, les tiraba de los pies. Al Pedrici queria muchisimo a sus nietos y no se cansaba de su compania.
Despues de pasar unos dias en casa de Al, los Kuklinski fueron en coche a Disney World y se alojaron en el hotel Contemporary, el mejor del complejo de Disney. Era caro, pero desde alli se podia tomar el monorrail que llevaba directamente a las atracciones, donde estaba lo mas interesante. La familia madrugaba para poder disfrutar al maximo antes de que hiciera demasiado calor. Con todo lo que a Barbara le gustaba Florida (los largos banos de mar, ver a los ninos jugar en la playa), no le gustaba aquel calor y aquella humedad. La dejaba cansada e irritable, y cuando Barbara estaba irritable, Richard y ella chocaban. A pesar de todo, aquellas vacaciones en Florida fueron muy divertidas.
Fueron de los mejores momentos de mi infancia -contaba Merrick-; pero no se sabia nunca cuando podia estallar papa; de modo que era siempre… habia siempre como una tension al acecho.
32
Para Richard Kuklinski, el dinero tenia importancia. Si tenias dinero, eras un triunfador; si no lo tenias, eras un fracasado, un don nadie muerto de hambre que tenia que privarse de las cosas buenas de la vida.
Despues de matar a Paul Rothenberg, Richard estaba en buenas relaciones con DeMeo, pero, lo que era mas importante, gozaba del favor de Nino Gaggi y, por mediacion suya, de la familia Gambino. Roy invito a Richard a cenar en un restaurante italiano llamado Villa, en Bensonhurst. Estaba en la Avenida Veintiseis, en una casa de estilo antiguo con grandes columnas en la entrada principal. En aquel restaurante servian cocina napolitana casera de primera categoria, la favorita de Nino. Alli todos sabian quien era Nino, y le servian como si fuera de la familia real italiana: ponian a su disposicion inmediatamente lo mejor de lo mejor, comida, vino, servicio. Richard estaba impresionado. Habria sido dificil no estarlo. Saltaba a la vista que Nino estaba encantado de que Richard hubiera quitado de en medio a Paul Rothenberg, y habia prometido que Richard «ganaria con nosotros».
DeMeo se comportaba como si el hubiera sido el creador y el artifice de Richard… como si este fuera una especie de monstruo de Frankenstein creado para matar, dispuesto a llevara cabo cualquier contrato sin hacer preguntas y sin que ninguna tarea fuera demasiado peligrosa para el.
Gracias a DeMeo, Richard pasaria a formar parte integral del brazo asesino de la familia Gambino del crimen organizado. El hecho de que Richard no fuera italiano y no se relacionara con otros mafiosos resulto muy beneficioso para el, y gracias a ello acabaria participando en las ejecuciones de los jefes de dos familias diferentes del crimen organizado, cosa de la que nadie mas puede jactarse.
Despues de la suntuosa cena con Gaggi y DeMeo en el Villa, Richard se volvio a Dumont con su familia. De Dumont a Bensonhurst habia una diferencia como del dia a la noche. En Dumont, Richard podia envolverse en un manto de respetabilidad: era un buen vecino, era el tipo que llevaba a todas partes a los amigos de sus hijas, que hacia de sacristan fiel y sufrido en la misa de los domingos. A Richard no le interesaba nada la Iglesia ni sus ensenanzas hipocritas, pero Barbara se empenaba en que todos sus hijos asistieran a escuelas parroquiales privadas, bastante caras, y en que la familia asistiese en pleno a misa todos los domingos. En esas cuestiones, Barbara mandaba. Richard no tenia nada que decir al respecto. Asentia a todas sus exigencias e instrucciones en lo que se relacionaba con los ninos: a que escuelas iban, como vestian, que amigos tenian, como se comportaban en la mesa.