Acto seguido, tomo el cuchillo. Asio el pene de la victima.
Esta fue la causa de todos tus problemas. Ya no te hara falta -le dijo, y se lo amputo con facilidad. Se lo enseno al violador, mientras manaba la sangre del munon carnoso que Richard habia creado en un instante. Volvio a la furgoneta y guardo el miembro amputado en una bolsa de plastico de cierre hermetico que habia traido con ese fin.
Volvio con la victima, le arranco toda la ropa y empezo a cortarle poco a poco filetes de carne, como las tiras de un kebab, ensenandole las tiras que le iba quitando metodicamente, sin dejar de sonreir mientras trabajaba.
Al cabo de un rato, la victima tenia un aspecto monstruoso, era un espectaculo terrible a la luz palida y plateada de la luna de Miami. Richard volvio de nuevo a la camioneta. Se habia traido un recipiente grande con sal gruesa, y procedio a cubrir de sal toda la carne que estaba al descubierto. Richard sabia que la sal produciria una nueva sinfonia de dolor. Espero un rato a que la sal hiciera su efecto.
Despues, Richard clavo la hoja del cuchillo en el bajo vientre de la victima y tiro de ella despacio hacia arriba con su fuerza sobrehumana. A la victima se le salieron las tripas, que quedaron colgando como un racimo nervioso de serpientes rojas azuladas.
Richard le corto las ataduras, le puso un chaleco salvavidas, lo asio del tobillo y lo arrastro hasta el borde del agua, diciendole por el camino:
– Amigo, se que ahora va a bajar la marea, lo he consultado, y tu te vas a ir con ella. Te he puesto el chaleco salvavidas porque no quiero que te ahogues. Me apostaria hasta mi ultimo dolar a que los tiburones te van a encontrar en menos de nada. He oido decir que por aqui hay unos tiburones tigre muy grandes y muy malos.
Y, dicho esto, Richard lo levanto, lo hizo girar y lo arrojo al agua, y se quedo mirando como se lo llevaba la marea. Despues se volvio hacia la furgoneta, recogio todo lo que habia cortado a la victima, lo tiro al agua y se volvio a su hotel, donde se comio un buen emparedado (su favorito, de pan de centeno con pavo y mayonesa) y durmio como un nino de pecho. Richard siempre dormia especialmente bien despues de haber hecho un buen trabajo.
Por la manana, despues de desayunar tranquilamente y de darse un buen paseo, emprendio el camino de vuelta a su casa, tranquilo, relajado, oyendo musica country por el camino. Habia disfrutado con aquel encargo, y se pregunto cuanto tiempo habian tardado en encontrar los tiburones al violador. Sabia que rondaban por la orilla de noche, y estaba seguro de que no habian tardado mucho.
Cuando Richard atravesaba Carolina del Sur, se puso a su altura una furgoneta que llevaba en la ventanilla la bandera de los confederados. Iban en ella tres tipos. Empezaron a provocar a Richard, a llamarle «amiguito de los negros», a hacerle la sena de levantar el dedo medio. Con toda la gente del mundo que tenian para elegir, habian ido a meterse con el menos oportuno. Richard los mando a la mierda, les dijo que se largaran. Volvieron a hacerle la sena de levantar el dedo medio, muy serios todos, como si tuvieran malas intenciones, como si quisieran hacerle dano. El se adelanto, vio un area de descanso cerca de la carretera y se detuvo alli. Los otros tambien se detuvieron y se bajaron de su furgoneta. Uno llevaba una porra o algo parecido. Richard se bajo de su furgoneta y, sin mediar palabra, los mato a tiros a los tres, volvio a subirse a la furgoneta y se marcho. En menos de diez horas habia matado a cuatro personas sin pensar mas en ello, aparte de sus dudas sobre cuanto habrian tardado los tiburones en encontrar al violador. Estaba satisfecho de su trabajo, de su ingenio e imaginacion, de su labor justiciera. Cuando la Policia encontro a los tres hombres muertos en el area de descanso, no pudieron hacer gran cosa, al no contar con ninguna relacion tangible (testigos, pistas, huellas de neumaticos) entre los cadaveres y la persona responsable de los tres homicidios.
De vuelta en Brooklyn, Richard fue a ver a DeMeo. Se reunio con el en el Gemini Lounge, le conto lo que habia hecho y le entrego el miembro amputado.
Roy sonrio. Aquello le gustaba.
– ?Bien, estupendo! -exclamo-. Se lo ensenare a nuestro amigo. Se quedara encantado. Un trabajo excelente. Precioso, joder. Eres el mejor… ?has comido ya, grandullon?
– No, ?y tu?
– Vamos a tomar un bocado -dijo Roy, y fueron a comer a gusto a un restaurante de Coney Island que a Roy le gustaba, llamado Carolina. Ante una fuente grande y vistosa de antipasti, Richard le dio mas detalles del fin que habia tenido el violador. A Roy le encantaba; sonreia, se reia, y el respeto que sentia hacia Richard iba en aumento.
– ?Eres uno entre un millon, joder! -exclamo alegremente.
Richard sonreia con Roy, comia con deleite, pero no habia olvidado la paliza que le habia dado Roy ni como le habia apuntado este con una metralleta Uzi cargada. Richard sabia que su venganza llegaria tarde o temprano. De momento se esperaria, aguardaria el momento, sonreiria, se llevaria bien con Roy y ganaria dinero con el. Le sacaria un beneficio. De hecho, Richard era un gran actor; no le costaba el menor trabajo sentarse a comer, a beber y a reir con un hombre al que sabia que iba a matar. Pero no se sentiria integro del todo mientras no hubiera matado a DeMeo. Asi lo veia el, y asi eran las cosas.
Gracias a DeMeo, la noticia del talento de Richard para los homicidios se difundio rapidamente en los circulos que frecuentaban todos los hombres de la Mafia. Los «hombres hechos» constituyen una sociedad cerrada y unida, y hablan constantemente unos con otros; son unos chismosos incorregibles, como lavanderas viejas.
Richard empezo a tomar nota de las ideas que se le iban ocurriendo sobre las maneras de torturar y matar a la gente; las apuntaba en un pequeno bloc de espiral. Sentado en su casa, viendo la television, veia algo y tomaba nota. La idea de echar sal al violador la habia tomado de una pelicula de piratas; la de utilizar tiras mojadas de piel sin curtir y la de echar agua caliente por la nariz tambien procedia de una pelicula. Richard tambien se inspiraba en los dibujos animados, sobre todo los del Coyote y el Correcaminos: el empleo de grandes pesos, de fuegos, de trampas, el tirar a la gente por las ventanas, todo ello procedia de los dibujos animados del Correcaminos. Tambien encontraba inspiracion en las escenas de caos y violencia de los dibujos animados de Popeye.
Mientras tanto, el negocio de la pornografia de Richard florecia. Dejaba en deposito casi todo lo que producia o lo que le pasaba Roy al dia o dos de recibirlo. Ahora que ya no estaba Paul Rothenberg, Richard y Roy estaban llenando el vacio que habia dejado su fallecimiento repentino. Lo unico que lamentaba Richard era no haber matado antes a Rothenberg.
El trabajo siguiente que hizo Richard para los Gambino fue en Los Angeles. Viajo en primera clase, como de costumbre. Lo animaba mucho el hecho de ser un asesino profesional, alli sentado como todos los demas hombres y mujeres de negocios, con la unica diferencia de que
su negocio consistia en quitar la vida, deprisa o despacio, como quisiera el cliente.
Por medio de contactos de la familia Gambino en Los Angeles, Ricard consiguio una 22 con silenciador, alquilo una furgoneta y fue a llevar a cabo el contrato. Tenia una foto del tipo y su direccion, y sabia que este hablaba todos los dias a la misma hora desde una misma cabina telefonica. La victima era un «hombre hecho», y el golpe estaba aprobado. Estaba pasando informacion a los federales, y tenia que desaparecer.
La victima, que era un italiano grueso, barrigudo, salio de su apartamento, puntual como un reloj, fue a la cabina y empezo a hablar animadamente, gesticulando con la mano libre como si estuviera diririgiendo una orquesta. Richard tenia instrucciones de llamar a Roy cuando viera al tipo, y asi lo hizo. Como de costumbre, Richard busco una cabina telefonica, envio a Roy el numero por el «busca», y Roy lo llamo.
– ?Lo has encontrado? -pregunto Roy.
– Lo estoy viendo ahora mismo. Esta al telefono. Le encanta hablar.
– Esta hablando con un tipo que esta conmigo ahora mismo.
– ?Quieres que actue?
– Espera. Antes tenemos que enterarnos de una cosa -le dijo