– Una sorpresa -dijo Richard, caminando hacia la puerta de la tienda.
– ?Que sorpresa?
– Esta -dijo, y arrojo la granada de mano detras del mostrador, junto al tipo. Richard salio de la tienda. La granada estallo e hizo pedazos a aquel bravucon.
Este incidente, como tantos otros en los que participo Richard, no estuvo motivado principalmente por el dinero, sino por una cuestion de principios. Si consientes que un tipo de la calle te tome el pelo, al cabo de poco tiempo todos estarian haciendo lo mismo. Richard perdio diez mil dolares al matar a aquel hombre, pero tenia en cuenta que ganaria mucho mas a la larga, porque la gente le pagaria lo que le debia. Tal como habia aprendido Richard hacia muchos anos en Jersey City, la ley que imperaba en la calle era la ley del mas fuerte.
A mi me importaba un pito el dinero -explico Richard-. Pero lo que no estaba dispuesto a consentir era que aquel pajaro me hiciera quedar por tonto, y lo elimine para dejar las cosas claras. Y bien claras que las deje, desde luego.
La Policia tampoco relaciono a Richard con este homicidio con granada de mano, como lo cuenta Richard.
Richard se aficiono a Los Angeles, con su clima agradable, su forma de vida relajada, sus palmeras. La pornografia era muy popular en el sur de California, y Richard ganaba alli mas dinero con su distribucion que en la Costa Este. Le gustaba ir a las «convenciones del porno»; le parecian divertidas, segun cuenta. Tenia alli mucho negocio, y le gustaba pasar temporadas en Los Angeles. Le gustaba tanto la ciudad que acabo por alquilar un apartamento en Hollywood Oeste, cerca del Sunset Boulevard. Le gustaba sentarse en las terrazas de los cafes, con el buen tiempo, y ver pasar a la gente, ese circo abigarrado que es siempre Los Angeles, los coches de lujo, las mujeres de lujo, la ropa de lujo. Barbara no conocia la existencia de ese apartamento. Ni siquiera sabia donde estaba Richard cuando iba a «viajes de negocios». La unica preocupacion de Barbara, lo que llenaba toda su vida, eran sus hijos, sobre todo Dwayne. Concentraba en ellos toda su energia. Cuando Richard no estaba, la casa estaba en paz, en calma… normal. Solo Merrick echaba de menos a Richard cuando este estaba de viaje, aunque se veia forzada a callarse esos sentimientos.
Cuando Richard volvio de Los Angeles, recibio de la familia Gigante un contrato que tenia que llevarse a cabo en un hotel de la cadena Howard Johnson, al pie de la ruta 46. Sin problemas. La victima iba a acudir a la hora de desayunar a una reunion en ese Hotel Howard Johnson; era una trampa. Richard eligio el rifle Roger del 22, recortado hasta dejarlo en solo cuarenta centimetros y dotado de un silenciador pavonado. Estaba en el aparcamiento a primera hora de la manana cuando llego la victima para reunirse con un teniente de la familia Gigante. Richard observo a los dos mientras desayunaban juntos, comian tortitas, se daban la mano y se despedian como amigos en el aparcamiento. Richard levanto el arma y disparo a la victima una rafaga de nueve tiros en tres segundos. El hombre se desplomo muerto al suelo. Richard se puso en marcha tranquilamente en su coche. Podia parecer a primera vista que la victima habia sufrido un ataque al corazon, hasta que se veia la sangre que le manaba de los orificios que le habian salido repentinamente. Otro trabajo bien hecho. Otro asesinato que la Policia no relaciono nunca con Richard.
Richard no tardo en recibir muchos contratos mas de la gente de la familia Gigante, que el llevaba a cabo con mucho gusto. Aceptaba cualquier contrato, salvo los que consistieran en matar a una mujer o a un nino. Aquello era tabu para Richard; era una linea que no estaba dispuesto a atravesar.
Existian, no obstante, asesinas a sueldo femeninas, mujeres fatales mortales, que se aproximaban a la victima, le ofrecian calidos abrazos, sexo ardiente, una felacion bien hecha, pero le servian la muerte repentina. Richard tenia la impresion de que esas mujeres eran presa legitima, y el estaba dispuesto a matar a alguna de ellas como si de un hombre se tratara. Pero aquello no le habia pasado nunca, de momento.
Cuando Carlo Gambino murio de causas naturales en otono de 1976, todo cambio de pronto y empezo a desencadenarse el terremoto que sacudiria los cimientos mismos del reino de la Mafia.
34
Como Carlo Gambino creia fervientemente en los vinculos familiares, en la fidelidad y en la lealtad, designo a su cunado Paul Castellano como sucesor suyo al frente de la familia, que ya era la mas grande y de mayor exito de toda la historia del crimen organizado. El tiempo haria ver que esta decision fue un error de juicio monumental.
Paul Castellano no tenia condiciones para el cargo. Carecia del instinto innato, de la astucia y de la mundologia necesarias para dominar los negocios heterogeneos de que tuvo que hacerse cargo de pronto. Castellano era un buen hombre de negocios, si; pero como jefe de una familia del crimen organizado no servia.
Cometio una serie de errores graves. El primero fue exigir que los veinte capitanes de la familia Gambino acudieran a verlo una vez por semana en un club social llamado Club de Veteranos y Amigos que abrio en la calle Ochenta y seis, cerca de la Avenida Quince. Este sistema permitio al FBI obtener una amplia documentacion de fotos y videos de los que iban y venian; y, de este modo, el Gobierno supo de pronto quienes eran todos los capos de los Gambino, lo que resulto ser el principio del fin. Aquello equivalio a desvelar, de manera completamente innecesaria, la identidad de los miembros principales de la familia, del circulo intimo, de los motores que impulsaban a la familia.
El segundo error fatal que cometio Castellano fue el de no detectar los equipos de escucha que instalo el FBI en su casa de Staten Island, que era como una fortaleza. Gracias a estos microfonos, el FBI tuvo por primera vez una vision general del funcionamiento interno de un jefe mafioso, de quien hacia que, y de cuando, donde, e incluso como lo hacia.
El tercer error fatal que cometio Castellano fue tener relaciones car nales con el ama de llaves dominicana a la que habia contratado su esposa, la hermana de Carlo, incluso mientras su esposa estaba en la casa; una acto nefando que seguramente hizo que Carlo Gambino se revolviera en su tumba. Para un siciliano, aquello era el colmo de la infamia, una falta imperdonable, una blasfemia.
Y gracias a los excelentes aparatos de escucha que habian instalado en la cocina de los Castellano, el FBI oyo todas las conversaciones, de un acaramelamiento ridiculo, que mantuvo Castellano con su amante estando su esposa en la casa. Estas conversaciones llegarian a hacerse publicas, aparecerian publicadas en un libro del que se reprodujeron pasajes en la revista New York, con lo que Paul Castellano se convirtio en el hazmerreir de todos los miembros hechos de todas las familias del crimen organizado en todas partes, hasta en Sicilia. Esto termino de sellar el destino final de Castellano. Lo interesante para nosotros es que Richard Kuklinski desempenaria un papel importante en dicho destino.
El unico capo que estaba satisfecho con el nombramiento de Castellano era Nino Gaggi. Gaggi era amigo intimo y confidente de Castellano desde hacia treinta anos, y con la ascension de este, Gaggi se encontro en una situacion excelente; y, por medio de Gaggi, tambien Roy DeMeo.
DeMeo seguia deseando mas que nada en el mundo llegar a ser «hombre hecho», ingresar en la familia, y ahora que esta tenia por jefe a Castellano, la posibilidad parecia muy real y proxima.
Al igual que Gaggi, Castellano era un hombre notablemente codicioso: nunca le bastaba con lo que tenia. DeMeo era una maquina de ganar dinero, y Castellano estaba impresionado por la cantidad de dinero que recibia de DeMeo a traves de Gaggi. Gaggi pedia una y otra vez a Castellano que «hiciera» a DeMeo, pero Castellano dudaba: DeMeo le parecia demasiado escandaloso, demasiado temerario; era