amenazaba a House con Richard a base de indirectas.

Percy House acabo contando a otros miembros de la banda lo que habia oido, y estos, a su vez, se lo contaron a otras personas, a sus esposas, a sus amigos… y al cabo de poco tiempo ya habia docenas de personas que sabian lo relativo a los asesinatos de Malliband y de Masgay.

Asi, por primera vez, empezaba a descubrirse el pastel, como suele decirse.

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La banda que no sabia disparar

Pat Kane, el joven que se habia licenciado de las Fuerzas Aereas y que se habia hecho agente de la Policia estatal convencido por su hermano Ed, ya era detective, el mas joven del cuartelillo de Newton, Nueva Jersey, donde estaba destinado.

Pat era un hombre religioso que iba a la iglesia todos los domingos v que disfrutaba con su trabajo. Se consideraba el tipo mas afortunado del mundo, pues le pagaban por hacer lo que mas le gustaba en la vida: meter a los malos donde tenian que estar, a la sombra. Solia trabajar al aire libre, y tenia la posibilidad de mejorar el mundo. ?Que mas podia pedir? Para Pat, ser policia no era un simple trabajo, era una vocacion, era su pasion en la vida. Estaba cumpliendo una mision, literalmente, una mision que consistia en proteger a las mujeres y a los ninos de los depredadores de largos colmillos que se movian con tanta facilidad en una sociedad libre. Pat se cenia siempre a los reglamentos. Era un hombre verdaderamente honrado; no aceptaba jamas de nadie una invitacion a comer ni a tomar una copa, ni siquiera a un cafe. Habia llegado a la conclusion de que la Policia era el ultimo frente de defensa que tenia la sociedad contra la anarquia. Aunque Pat Kane era muy religioso, si se veia en la necesidad de matar a un tipo tampoco se lo pensaba dos veces. El detective Kane era un investigador diligente y dolado de iniciativa, un hombre de los que no sueltan su presa cuando la tienen entre los dientes. Era terco y tenaz como un bulldog.

El jefe de Pat Kane era el teniente John Leck, hombre alto, grueso y calvo que se parecia a Telly Savalas. A finales de 1981, Leck llamo a su despacho al detective Kane. Se habia producido un numero fuera de lo comun de robos en casas por el norte de Nueva Jersey, y el teniente Leck estaba preocupado. Le explico que una banda de ladrones profesionales entraban en las casas con una impunidad arrogante y robaban todo lo que se pudiera trasladar. Solian elegir casas buenas en zonas apartadas, y las asaltaban y las robaban a voluntad, como si tuvieran licencia divina para robar lo que les diera la gana. El propietario de una casa habia atrapado en su domicilio a un hombre que decia ser miembro de la banda, y este hombre estaba ahora en el despacho del teniente Leck, intentando cerrar un trato. De momento, el teniente no sabia si el hombre hablaba de verdad o si les queria meter un cuento. Sobre la mesa del teniente habia un mapa con docenas de puntos marcados con rotulador rojo donde se habian producido robos en casas sin resolver, segun explico el teniente Leck. El teniente dijo a Kane que se llevara a ese ladron y viera si el, Kane, podia hacer concordar lo que decia el ladron con los robos reales. Kane comprendio que el teniente Leck no sabia con certeza si aquel tipo de cara de roedor decia la verdad o si estaba tirandose un farol, como tantas ratas acorraladas que intentaban salir de un apuro por cualquier medio. Vaya novedad, penso.

En la calle, cuando se dirigian al coche de Policia camuflado de Kane, el roedor dijo:

– Voy a ayudarle a usted y a todos, ?sabe?, voy a ensenarle todos los golpes; pero si ellos se enteran de lo que estoy haciendo aqui, soy hombre muerto. Son mala gente, ?me entiende usted?

– Si, entendido -dijo Kane, pensando que aquel tipo se estaba poniendo melodramatico, sin duda. Poco se figuraba Kane lo peligrosa que era aquella banda en realidad. El propio Kane acabaria estando en su punto de mira, lo seguirian, lo acecharian y planearian el modo de matarlo.

Kane siguio las indicaciones del informador, y fueron recorriendo poco a poco tres condados rurales del norte de Nueva Jersey, recorriendo en un sentido y en otro carreteras secundarias llenas de baches, levantando polvo, botando en los baches, mientras el informador iba senalando las casas donde habia robado la banda. Kane anotaba las direcciones. Algunas casas estaban tan apartadas que ni siquiera tenian direccion. Tendria que comprobar una por una con el mapa de Leck para ver si en las casas indicadas se habian cometido robos, en efecto. Parecia que el informador conocia, en efecto, el interior de aquellas casas, que incluso sabia lo que se habia robado en cada una.

El informador senalo cuarenta y tres casas a lo largo de dos dias. Al joven detective se le presentaba una tarea monumental. Ahora, trabajando en solitario, tendria que verificar todos aquellos robos para contrastarlos con lo que habia dicho el informador. Por otra parte, el informador dijo tambien los nombres de sus complices: Danny Deppner, Gary Smith, Percy House, y el jefe de la banda, un tipo al que conocian unicamente por el nombre de Richard, el Grandullon.

Kane se pregunto quien seria aquel Richard, el Grandullon.

Kane se puso manos a la obra y empezo a investigar cuidadosamente cada uno de los robos. Acabo por tardar varios meses en verificar todos aquellos robos, para presentar sus conclusiones a un fiscal de Nueva Jersey, quien, a su vez, presento el caso a un gran jurado. En octubre del 1982, el detective Kane habia conseguido preparar, el solo, una orden de detencion por 153 delitos contra los miembros de la banda. Consiguio encontrar y detener a Percy House, pero los demas no estaban localizables. Era como si se hubieran desvanecido en el aire. Decidido a localizar al resto de la banda, Kane los busco por todas partes. Vigilo los apartamentos de Cary Smith y de Danny Deppner. Nada. Llegaron las fiestas de Navidad. Terry Kane queria que Pat volviera a casa con su familia, con sus dos hijos. Sabia que aquel caso nuevo tenia obsesionado a su marido, y aquello no le gustaba. El le aseguro que pasaria las fiestas en casa: el teniente Leck le habia prometido que le daria tiempo libre. Pero las cosas no salieron asi. Pat paso la Nochebuena y la Navidad de guardia, vigilando, buscando a Deppner y a Smith. Si, habian metido en la carcel al capataz de la banda, Percy House; pero este se negaba a soltar una palabra sobre nada en absoluto. Ni siquiera queria dar su nombre. Odiaba a los policias y no le daba reparo manifestar sus sentimientos al respecto.

Kane, preguntandose donde diablos se habrian metido Deppner y Smith, siguio buscandolos, pues tenia la sensacion de que detras de aquello habia algo mas grande. Una de las grandes preguntas que le salian al paso era donde habian ido a parar todos los articulos robados: televisores, videos, contestadores de telefono, joyas de todas clases, armas de fuego, coches y equipos de alta fidelidad. Cuando Kane interrogaba al informador sobre este punto, este le decia que lo unico que sabia era que Richard el Grandullon se ocupaba de aquel asunto, que Richard el Grandullon se pasaba a veces por una tienda de Paterson a la que llamaban «la tienda».

– ?Que tienda? ?Como se llama? -pregunto Kane.

– No lo se -dijo el informador de cara de roedor-. «La tienda», nada mas.

En los meses en que Pat Kane intentaba descubrir como funcionaba aquella banda de ladrones de casas, Richard estaba especialmente ocupado matando a gente. Solo en aquellos meses llevo a cabo quince encargos de asesinato, todos ellos ejecuciones aprobadas por la Mafia. Richard se llevaba a todas las victimas a su garaje-almacen de North Bergen. Era un barrio completamente desierto de noche, ideal para las necesidades de Richard, y este mato a los quince hombres a golpes. Podria haberlos matado de un tiro o haberlos degollado, pero preferia matarlos con sus manos, golpearlos con una palanca, con un destornillador largo, con martillos y con canerias. Tambien utilizaba el destornillador, muy grueso y de cuarenta centimetros de largo, para clavarselo a sus victimas y destrozarles la espina dorsal, dejandolas paralizadas pero vivas, y las seguia pegando cuando no podian moverse.

Estaba rabioso, explico hace poco. Los mataba a golpes y disfrutaba con ello. Asi era mas… mas personal, ?sabe?, mas intimo, y a mi… a mi me venia bien aquel ejercicio. Tambien lo

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