como un leon. Luchaba a vida o muerte. Hoffman no era un hombre grande ni especialmente fuerte, pero la carga de adrenalina le daba una fuerza casi sobrehumana, y peleo con Richard con tal furia que estuvo a punto de imponerse, aun a pesar del tiro que tenia en el cuello y que le hacia sangrar profusamente. Richard consiguio por fin apoderarse de un desmontable de rueda con el que pego a Hoffman en la cabeza, sometiendolo por fin, destruyendolo, matandolo alli mismo, en el garaje.
Richard estaba cubierto de la sangre de Hoffman. Tenia sangre por todas partes, hasta dentro de los zapatos. Richard llevaba, como siempre, ropa de repuesto en el maletero de su coche. Despues de haberse lavado y cambiado, metio los restos de Paul Hoffman en uno de los bidones negros metalicos de doscientos litros, lo sello bien y lo metio en su furgoneta. Acto seguido, fue a la tienda de Solimene y se ofrecio a repartir el dinero con el, pero cuando Solimene se entero de lo sucedido le dijo que se quedara con todo. Richard se quedo con los veinticinco mil dolares.
Richard queria deshacerse del cadaver de Hoffman, y para ello fue en su furgoneta hasta el restaurante Harry, en la Ruta 46, en Hackensack. Se tomo un emparedado de rosbif y una pepsi light y decidio dejar el bidon donde estaba Hoffman a espaldas del restaurante Harry. Lo dejo alli como quien tira un neumatico usado que ya no sirve para nada. El bidon siguio alli muchisimo tiempo; Richard llego a almorzar varias veces alli, se comio un buen emparedado de los de Harry, apoyandose en el bidon mismo. Un dia, desaparecio sin mas, sin que nadie dijera nada de haber encontrado un cadaver. Todo aquello divertia a Richard. Hasta la fecha, no tiene la menor idea de donde fue a parar el bidon que contenia los restos de Paul Hoffman.
43
Roy DeMeo se habia metido en lios bien grandes. Su actitud de egolatra que se creia intocable habia terminado por llevarlo a mal fin, y ahora estaba hundido hasta el cuello.
En primer lugar, volvian a asediarlo las consecuencias del asesinato sin sentido de Vinnie Governara. Dominick Montiglio, sobrino de Nino Gaggi, se habia metido en lios por asuntos de drogas y habia acabado por llegar a un acuerdo con los federales, de manera que podria salir del paso a cambio de entregar a su tio Nino y a Roy DeMeo; y eso fue lo que hizo. Ademas, a DeMeo lo habian detenido por compraventa de coches robados, y fue responsable de que detuvieran a Nino Gaggi por haber matado a Jimmy Esposito y a su hijo Jimmy. Habia habido mala sangre entre DeMeo y Jimmy hijo a raiz de una operacion de trafico de cocaina en la que Jimmy hijo creia que le habian estafado varios centenares de miles de dolares. Esposito padre, siciliano de la antigua escuela al que habia «hecho» el propio Carlo Gambino, se quejo a Paul Castellano de que Nino y Roy estaban vendiendo cocaina. En otros tiempos, bajo el reinado de Carlo, esto podria haber equivalido a una sentencia de muerte para Nino y para Roy, y, en efecto, Esposito buscaba la muerte de los dos. Pero habian cambiado los tiempos. El propio Castellano habia estado recibiendo mucho dinero ganado «de manera extraoficial», y acabo por dar a Nino luz verde para acabar con Jimmy padre y Jimmy hijo.
Pero aquello no era tarea facil. Esposito padre era un siciliano astuto. No se fiaba de Gaggi, ni mucho menos de DeMeo. Por fin, Nino consiguio atraer a Jimmy padre a «una sentada amistosa» en casa de Roy. Por el camino, en un area de descanso al borde de la carretera Belt Parkway, Nino y DeMeo mataron a tiros a los dos Esposito, padre e hijo. Este fue un crimen estupido y mal preparado, pues lo presenciaron varios automovilistas que circulaban por la Belt Parkway, que avisaron a la Policia, y Nino Gaggi quedo detenido tras una breve persecucion. DeMeo habia conseguido escapar, pero en esencia el plan habia sido suyo, y ahora se encontraba hundido en la mierda: habia sido causante indirecto de que a su jefe, un capitan de la Mafia, lo detuvieran y lo acusaran de un doble homicidio. Era una posible sentencia de muerte.
Roy creia que tenia los dias contados. Los efectos de la tension saltaban a la vista. Parecia que habia perdido el control de si mismo. Tenia el aspecto de un hombre hundido, desalinado, alcoholizado, a punto de hundirse; de un hombre que muy bien podia acudir a la Policia para intentar llegar a un acuerdo para salvarse a si mismo, a su familia, para conservar su dinero, para conseguir una nueva identidad. El mundo del hampa sabia que DeMeo tenia un primo, Paul DeMeo, que era un catedratico de Derecho celebre y respetado, y empezaron a correr rumores de que DeMeo no era de fiar, de que su primo le estaba aconsejando que llegara a un acuerdo con el Gobierno. Asi, DeMeo tuvo los dias contados. Los hombres de todas las familias del crimen organizado empezaron a reunirse a hablar del peligro que representaba DeMeo, de todo lo que sabia; hablaban de quitar a DeMeo de la circulacion.
Naturalmente, Richard oyo estos tambores que sonaban con fuerza en la selva del hampa.
La investigacion del detective Pat Kane no conducia a nada. No encontraba por ninguna parte a Danny Deppner. Barbara Deppner no habia recibido ninguna noticia suya, y repetia a Kane que debia de estar muerto, que Richard Kuklinski lo habria matado, sin duda. Pero no habia ninguna prueba de esto, ningun cadaver, nada.
Pero el detective Kane seguia creyendo que Richard era un frio asesino a sueldo, un maestro del crimen capaz de cometer asesinatos impunes. Todo esto afectaba mucho al joven Kane. Aquello estaba derrumbando su fe en los conceptos del bien y de la justicia. Empezaba a beber mas de lo conveniente. Sus relaciones con su esposa, Terry, se estaban volviendo tensas. Hasta sus colegas opinaban que «daba mas importancia a aquel asunto de la que tenia en realidad».
Pero Kane no estaba dispuesto a rendirse. Siguio trabajando en el caso sin descanso, siguio estudiando la mentira descarada, insidiosa, que era, segun creia, la vida de Richard Kuklinski. Kane sabia que a Richard lo apreciaban sus vecinos, que lo consideraban un buen padre de familia. Sabia tambien que iba a misa todos los domingos, que hasta ejercia de sacristan en la iglesia. Pero estaba convencido de que Richard era un monstruo, un agente del mismo diablo, disfrazado de padre de familia. Kane era hombre religioso, creia fervorosamente en la Iglesia catolica y en todas sus ensenanzas y preceptos. Estaba seguro de que Dios le habia encomendado la mision de poner fin a la carrera sangrienta de Richard Kuklinski, una mision en la que el no podia fracasar.
Kane no podia dejar de acordarse de como habia matado Kuklinski a Gary Smith con una hamburguesa envenenada porque este habia ido a ver a su hija pequena. ?Que diablo de hombre era capaz de hacer una cosa asi? Recordaba tambien como habia roto de un punetazo los parabrisas de los coches de un adolescente y de una mujer por discusiones de trafico sin importancia.
En vista de que no podia acudir a ninguna otra parte, Kane volvio a empezar por el principio y fue a visitar a Percy House. House seguia en la carcel, seguia sin poder salir bajo fianza.
Percy House era un forajido brutal, un maton bravucon que abusaba de los que eran mas debiles que el. Solia pegar a Gary Smith y a Danny por no cumplir sus ordenes; pegaba a Barbara Deppner; hasta pegaba a los hijos de esta.
A Richard no le caia bien en absoluto Percy House. Habia visto a Gary despues de que Percy le hubiera dado una paliza, y parecia que lo habia atropellado un camion. Richard habria matado a Percy House sin dudarlo si no hubiera sido porque la hermana de este estaba casada con Phil Solimene. House llevaba ya muchos meses metido en la carcel, y se le habia amargado todavia mas el caracter, si cabe. Cuando Kane hablo con el, fue directamente al grano.
– Quiero a Kuklinski. Se quien es y a que se dedica. Si me ayudas a atraparlo, me encargare de que puedas llegar a un acuerdo de alguna manera, para que puedas salir de esta. Si tu me ayudas, yo te ayudare a ti. Te doy mi palabra de honor. Si no, ?me encargare de que te pudras en la carcel! ?De que te pudras de verdad! -anadio.
Percy House tenia miedo a Richard. Sabia lo peligroso que era Richard, sabia que para el matar era tan natural como rascarse. Pero no le gustaba nada estar en la carcel; queria salir
