humeante; testigos, huellas dactilares, pruebas reales que tuvieran validez ante un tribunal. Pat Kane salia a echar largas carreras, daba punetazos a su saco pesado, mientras pensaba unicamente en aquel caso, en como sacar de la calle a Kuklinski. Solia tener fantasias en las que mantenia un tiroteo con Kuklinski y lo mataba. Kane tenia una punteria excelente, y le habria gustado verselas cara a cara con Kuklinski. Estaba convencido de que si en el mundo habia que matar a alguien, ese alguien era sin duda Richard Kuklinski. Pero sabia que aquello no era posible. El habia ido siempre, durante toda su vida, por el camino recto, respetando las reglas y los reglamentos de la sociedad, y no estaba dispuesto a cambiar ahora, a convertirse en un homicida, por causa de Kuklinski. Sin embargo, si que le habria gustado que Kuklinski le hubiera dado motivos para matarlo como a lo que era sin duda, como a un perro rabioso.

Un domingo que habia ido a pescar lucios de los Grandes Lagos, su pasatiempo favorito, a Kane se le ocurrio por primera vez una idea que le parecio que podria hacer avanzar la investigacion, incluso llevarla a su fin con exito. El lucio de los Grandes Lagos (Esox masquinongy) es un pez de agua dulce, predador, algunos dicen que verdaderamente astuto, de la familia de los lucios. Estos peces, a los que se conoce en Estados Unidos con el nombre de muskellunges, o vulgarmente musties, viven en lugares apartados de los lagos de agua dulce. Son muy dificiles de pescar; no se los engana facilmente con cebos ni senuelos. Pueden alcanzar un metro ochenta de largo, son veloces y violentos y tienen dientes afilados como hojas de afeitar. Son tan agresivos que no solo se alimentan de otros peces, sino que llegan a atacar y a devorar a las ratas de agua, a los patos y a otros vertebrados de sangre caliente. Si en las aguas dulces del norte de Nueva Jersey hay un asesino en serie despiadado, se trata sin duda del mustie. Aquel domingo, mientras Kane intentaba pescar al mustie escurridizo con cebos vivos, se le ocurrio la idea de utilizar un cebo vivo para atrapar a Kuklinski.

Kane penso que Kuklinski se parecia mucho a un mustie: atacaba donde queria, era astuto, era un asesino dificil de cazar.

Si: lo que necesitaba Kane para atrapar a Kuklinski era un cebo vivo, un senuelo seductor capaz de enganarlo y de hacerlo salir al descubierto. Pat Kane empezo a buscar a un hombre capaz de acercarse a

Kuklinski, un buen policia de paisano que dominara el arte de infiltrarse y que fuera capaz de hacer que se descubriera.

Tambien John Spasudo tenia las manos en muchos negocios. Le habian retirado el pasaporte porque estaba en libertad bajo fianza por un asunto de falsificacion, y por eso habia pedido a Richard que fuera al extranjero para llevara cabo aquella operacion de intercambio de divisas. Unos funcionarios corruptos de Nigeria habian robado mucho dinero en billetes y habian conseguido sacarlo del pais y llevarlo a Zurich. El problema era que el dinero no se podia convertir a ninguna otra divisa porque nadie queria la divisa nigeriana. Sin embargo, habia otro funcionario de Nigeria que volveria a permitir la entrada del dinero en el pais a cambio de una comision de diez centavos por dolar. El funcionario daria al dinero la calificacion de legitimo y haria emitir un cheque contra una segunda empresa que abriria Richard, cheque que se abonaria en dolares.

A Richard le gustaba Zurich. Era una ciudad limpia y ordenada, y la gente era agradable y complaciente. Tomo una habitacion en un hotel del centro, el Hotel Zurich; se reunio con el hombre que tenia acceso a todo aquel dinero nigeriano, un belga llamado Remi, que era un individuo bajo y corpulento, de gruesas cejas. Richard desconfiaba, pero Remi se lo llevo a unas oficinas en las afueras de la ciudad y le enseno alli el dinero nigeriano, en gruesos paquetes embalados en plastico: setenta kilos en total. Richard tendria que llevarse el dinero a Nigeria. No le hacia mucha gracia la idea de ir a Africa, pero estaba dispuesto a ir donde hiciera falta para ganar dinero. Ya estaba todo dispuesto para que el dinero se transportara de nuevo a Nigeria. Richard volaria en el mismo avion, que partiria al dia siguiente. Richard siempre habia tenido deseos de ver mundo y tenia curiosidad por ver Nigeria, uno de los paises mas pobres y mas violentos del mundo, donde todavia se vendia y compraba a personas, donde todavia se practicaban los sacrificios humanos. Tal como se habia acordado, Richard se reunio con el funcionario, un hombre alto, cadaverico, de piel oscura, y se aprobo sin problemas la importacion del dinero en el pais. Richard tuvo que quedarse hasta el dia siguiente para tomar el vuelo de vuelta a Zurich. No le gusto nada de lo que vio en Nigeria, su desorden, su pobreza abrumadora, sus carreteras polvorientas, las palmeras marchitas, los perros callejeros atribulados que parecian temer que alguien se los comiera en cualquier momento. Decir que Richard Kuklinski, con su tez clara de mezcla de polaco e irlandesa, llamaba la atencion, era decir poco. Se alegro de marcharse al dia siguiente, y espero no tener que volver por alli.

Zurich era todo lo contrario, una ciudad ordenada, limpia y prospera. Richard, como tenia por costumbre, daba largos paseos observando con curiosidad a los suizos escrupulosos que hacian sus vidas ordenadas y escrupulosas. Lo que mas llamo la atencion a Richard, lo que todavia recuerda con claridad despues de tantos anos, era lo limpio que estaba todo, ni un papel en el suelo. Richard encontro un parque que estaba abierto toda la noche y por donde la gente paseaba tranquilamente, sin miedo a sufrir atracos ni violencia. Mientras esperaba la llegada del cheque de Nigeria, Richard hacia unas comidas estupendas, principalmente a solas, pero a veces con su nuevo amigo Remi.

Remi hablo a Richard de un segundo plan que habia estado elaborando. Un hombre que trabajaba en un banco suizo le proporcionaria los numeros de cuentas suizas numeradas, hasta cheques bancarios contra esas cuentas.

– Te estoy hablando de cuentas inmensas de grandes empresas y de personas que tienen mucho dinero que esconder, de personas que no podrian acudir jamas a la Policia, ?entiendes? -dijo Remi, hablando sin apenas mover los labios, como si fuera un ventrilocuo.

– Entiendo.

– Necesitamos una cuenta en los Estados Unidos donde poder cobrar los cheques. ?Te interesaria a ti participar en la empresa?

– ?Que ganamos nosotros?

– La mitad debe ser para el banquero. Nosotros nos repartiremos la otra mitad.

– ?Y dices que lo unico que tengo que hacer es abrir una cuenta y depositar esos cheques?

– Exactamente.

– ?De cuanto dinero estamos hablando?

– De no mas de setecientos cincuenta mil dolares. Si se supera esa cantidad, la transaccion pasa automaticamente a controlarse mas.

– Estas de broma.

– Yo no hago bromas con el dinero.

– Me apunto, claro -dijo Richard, y accedio a abrir otra cuenta de empresa en los Estados Unidos para facilitar esta operacion. Todo parecia demasiado facil para ser verdad, pero Richard habia oido contar cosas mas raras todavia, y conocia bien el negro instinto de rapacidad que se escondia en los corazones de los hombres; por ello, acepto de buena gana el trato que le habia propuesto Remi.

El cheque de Nigeria no tardo en llegar. Era de 455.000 dolares. A Richard le correspondia un 25%. Richard lo tomo y se volvio a los Estados Unidos en un asiento de primera clase de un vuelo de la Pan Am, con intencion de volver pronto a Zurich.

Pat Kane entro en el despacho del teniente Leck y dijo:

– La unica manera en que podremos atrapar a Kuklinski es poniendo cerca de el a alguno de los nuestros. Vamos a tener que infiltrar a alguien verdaderamente bueno. A alguien capaz de enganarlo, de hacerlo salir al descubierto.

– ?Habias pensado en alguien? -le pregunto Leck.

– He estado hablando con el jefe de homicidios del condado de Bergen, Ed Denning. Dice que conoce a un infiltrado de primera, es del ATF [8].

– Claro, prueba a ver. ?Por que no? -dijo Leck, sabiendo que Kane

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