Al fin la tension se hizo insoportable.
Entonces enrollo el papel con violencia, se lo puso en el bolsillo y escapo del despacho.
19
Ninguna de las chicas reconocio el rostro del dibujo. Las noches de las agresiones, todas habian estado en locales diferentes. Ninguna tenia nada que anadir con respecto a la primera declaracion.
Los dibujos se mostraron en los bares y en los locales; uno de los duenos dijo que le parecia haber visto, en alguna parte, al tipo representado en el dibujo. Probablemente en el bar, pero no estaba seguro. Habian insistido durante horas, pero el no conseguia recordar nada mas. Le parecia haberlo visto, pero no sabia decir ni donde ni cuando. Eso era todo.
Algunos dias despues tuvo lugar la septima violacion.
Era un sabado por la noche y enviaron un coche patrulla de la brigada radiomovil a los alrededores del Politecnico. Una llamada anonima habia avisado de la presencia de una joven que lloraba, sentada en un coche, con la ropa destrozada, en evidente estado de agitacion.
El coche patrulla de los carabinieri llego pocos segundos antes que la brigada movil de la jefatura, que tambien habia recibido una llamada anonima. No se pudo saber si se trataba de la misma persona o de otra.
Los carabinieri acompanaron a la joven hasta la sala de primeros auxilios, donde llego casi al mismo tiempo Chiti en persona con uno de los suyos, escogido entre los que estaban de guardia en la oficina de detenciones.
Comprobaron pronto que el modus operandi era el mismo. Pero con mas violencia y menos control, penso Chiti. Como si ese tipo estuviera sufriendo una evolucion -una involucion- y la simple violacion ya no le bastase.
La chica habia recibido muchos golpes antes de ser violada, y despues. Por lo demas, la secuencia era igual a las precedentes. Se evidenciaba agresion por la espalda, con punetazos en la cabeza; la victima, semiinconsciente, fue luego arrastrada hacia el vestibulo de un viejo edificio, donde recibio mas golpes; sexo oral con orden de no alzar la vista, mas golpes, orden de no moverse de la porteria durante cinco minutos, cuenta de los segundos en voz alta, desaparicion.
Esta joven, como todas las demas, tampoco era una belleza. Mas bien flaca, casi huesuda, cabellos cortos, un aire masculino y fibrosa. Mientras la interrogaba en el consultorio del medico de primeros auxilios, ella respondia entrecerrando los ojos y haciendo girar entre las manos unas gruesas gafas anticuadas, que se habian roto durante la agresion.
No podia decir nada sobre el aspecto del agresor. De la voz si, como las otras. Era sibilante y metalica, y parecia provenir de otro lugar. Dijo exactamente eso: que parecia provenir de otro lugar y Chiti sintio que algo le recorria el espinazo, como un escalofrio.
La novedad era que la joven no regresaba de ningun local, ningun bar, ninguna enoteca, nada. Habia estado estudiando en casa de una amiga y volvia a la suya, sola, como ocurria muy a menudo. Siempre la misma calle, jamas ningun problema. Hasta esa noche.
– Esta bien, senorita, gracias. Por esta noche no queremos cansarla mas. Manana le telefonearemos y, si se encuentra mejor, tendria que venir a la comisaria para formalizar la denuncia. Trate de descansar, y si le viene a la mente algo que tal vez no ha dicho, anotelo, por favor. A veces un detalle puede ser muy importante para quien investiga, aunque al interesado pueda parecerle irrelevante. Buenas noches.
Tonterias, penso en silencio en el coche mientras regresaba al cuartel.
Tonterias de manual del joven investigador. Habia estudiado todo y muy bien, en la academia y despues. Habia leido libros, tomos, revistas especializadas. Pero la vida real era diferente. Huidiza y cruel como aquel hijo de perra al que trataban inutilmente de atrapar.
Habian tenido una pista -para ser precisos la habia tenido Cardinale- y parecia que aquel desgraciado lo hubiera comprendido o sabido. Y habia cambiado de metodo. No mas locales nocturnos sino agresiones en la calle, donde era practicamente inapresable, como un maldito hilo de humo. ?Por que? ?Como habia podido intuir que de alguna manera le seguian de cerca?
O tal vez solo eran tonterias, tambien. El tipo, simplemente, actuaba al azar y ellos, despues de meses de investigaciones, no habian entendido nada.
Nada de nada.
Apreto el puno con lentitud y se golpeo con los nudillos en la frente. Una, dos, tres veces, hasta hacerse dano.
El carabiniere que conducia el Alfa 33 lo miro con el rabillo del ojo, sin apartar la mirada de la calle.
20
Era agosto y los dias transcurrian iguales, envueltos en un calor denso e inquietante. Hasta de noche el aire tenia una consistencia casi fisica y nos sofocaba como su manto tibio, infecto, implacable.
Una tarde paseabamos por los lugares de n'derr a la lanz, cerca de las barcas varadas de los pescadores. Faltaba una semana o poco mas para el verano. Como de costumbre, Francesco hablaba. De vez en cuando hacia una pausa y me dejaba decir algo. Sin escuchar ni una palabra. Cuando comenzaba de nuevo, retomaba simplemente el discurso donde lo habia interrumpido, o cambiaba de tema.
Despues dijo que debiamos tomarnos unas vacaciones. Que podiamos llevarnos el coche -dijo que era mejor que fuera el mio- y partir. Tal vez hacia Espana. Sin hacer reservas en ninguna parte.
Hariamos dos o tres paradas en la carretera, o mas si lo preferiamos. Si nos venia bien podiamos detenernos en cualquier parte; en Francia, por ejemplo. En resumen, podiamos hacer lo que quisieramos.
Dije enseguida que si. Pense, con una sensacion de euforia imprevista y confusa, que podia ser una especie de epilogo heroico.
Esta bien -me dije-, he vivido este periodo loco. He hecho cosas increibles. Cosas que nunca hubiera pensado poder hacer. He caminado sobre el filo de la navaja y por fortuna no me cai. Ahora hagamos este viaje y cuando termine comienzo una nueva vida. Que por otra parte sera mi vieja vida aunque diferente. He visto como es el lado oscuro. Tuve la experiencia. Dentro de poco sera hora de volver a casa.
Pense en On the road * en aquel intercambio de frases famoso, que algunos anos antes habia aprendido de memoria.
– Debemos andar y no detenernos hasta llegar -dijo Dean.
– ?Para ir adonde, amigo? -pregunta Sal-Kerouac.
– No lo se, pero
Si, debiamos andar y despues, al final, yo volveria a casa. Significara lo que significase.
Aquellos pensamientos me hicieron sentir bien. Como si estuviese a punto de alcanzar la meta en una competicion comprometida. Ahora estaba casi terminada. Al volver le diria a Francesco que ya era suficiente. Habia sido extraordinario vivir aquella aventura junto a el pero para mi ya habia acabado. Seria su amigo para siempre pero nuestros caminos se separaban.
Estaba seguro de que, al regreso, habria encontrado las palabras y el valor para decir lo que debia decirse.
– Entonces, ?cuando partimos?
Francesco sonrio. No con la acostumbrada sonrisa controlada, plena de sobreentendidos. Aquella que yo nunca entendia exactamente que queria decir. Me parecio una sonrisa normal. Y tuve una punzada de tristeza. El era mi amigo y yo acababa de decidir abandonarlo. Me senti culpable por eso y por las dudas que cada vez mas a menudo sentia acerca de el y de nosotros dos.
– Manana. Manana por la manana. Ahora vamos a hacer el equipaje. Yo preparo un minimo de itinerario y manana por la manana temprano pasas a buscarme, asi salimos cuando todavia no hace calor. A eso de las